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Vallejo

Desde la mitad del mundo, de uno de los patrimonios de la humanidad que se mezcla entre el arte del primer mundo y una cultura particular, Álvaro Vallejo egresado de Ingeniería Forestal, magíster en Manejo y Conservación de Bosques y Biodiversidad del Centro Tropical de Investigación y Enseñanza de Costa Rica, experimenta hace un año, una tierra rica en arte, calidez humana, clima frio e historia.

Quito-Ecuador es el centro de sus actividades, pues como él lo dice, el proyecto que actualmente acompaña está en Latinoamérica, pero nada como la transición que vive justo en su casa, pues en climas húmedos, desde la ventana de la cocina puede ver edificios entre la neblina, pero al otro extremo, puede ver el sol radiante que ilumina las calles de la ciudad.

“Está difícil” esa fue su respuesta durante la entrevista, cuando se le pidió describirse, pues sin pretensiones más que de ser él, respondió “, tal vez apasionado, a mí me gusta comprometerme a fondo con los temas que me atraen, diría también, ayudar en las medidas de mis posibilidades que de alguna manera  son limitadas, especialmente en temas de naturaleza y de respeto por los animales, por la vida en general”, tal vez lo olvidó o fue por falta de presunción, que no mencionó la pasión por los idiomas, esa que lo ha guiado a aprender inglés, portugués, leer en francés, alemán e italiano, sin mencionar griego moderno, lengua que le acompaña desde el celular en los momentos libres, “eso lo hago como hobby, y lo interesante es que yo vivo un ritmo de vida súper intenso, y aun así, si uno se ordena tiene tiempo para todo. Aprovecho el tiempo entre reuniones para aprender idiomas, escribir cuentos, leer libros (…) son tiempos muertos que si uno los sabe aprovechar son una gran mina”, así lo manifestó.

Su numerosa familia, principalmente uno de sus hermanos mayores influyó para que se apasionara por la Ingeniería Forestal, aunque inició algo cegado con la visión de la carrera, se enamoró más de su profesión de acuerdo al tiempo que pasaba, “por lo que decía mi hermano me incliné por la Ingeniería Forestal, tenía una visión totalmente ingenua, yo me imaginaba que era como un guarda bosques, y cuando empecé a ver la carrera me di cuenta que era muchísimo más que eso, con una mirada muy bella sobre la naturaleza”, así lo exclamó.

Ahora es experto en temas de carbono forestal, manejo de plantaciones forestales y desarrollo de software, autor de varios softwares relacionados con manejo forestal, y trabaja como director de la oficina regional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para Suramérica, como él lo afirma, “es la red ambiental más grande del mundo, no es muy conocida por el público en general y tiene que ver mucho por su manera de acción, busca impactar más a los gobiernos y a los tomadores de decisiones que al público en general, esa red está cumpliendo 70 años ahora, era muy visionaria en ese entonces, el mundo estaba saliendo de la segunda gran guerra y que hubiera gente que estaba pensando en el ambiente, era sumamente visionario”.

Él siente que es una ínfima parte del mundo, pero maravillosa, y tal vez ha entendido lo que pocos, su lugar en el mundo, “ya con los años, después de haber salido de la universidad uno entiende la red de la vida, me siento contento de saber que soy una pieza ínfima, pero a la vez maravillosa de la vida y eso y en buena medida fue por haber llegado a la ingeniería forestal”.