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¿Cuál es el mundo qué sueña un estudiante?, ¿cuál es el mundo que todos deseamos y que nadie debería dejar de anhelar? Esas fueron las preguntas que el maestro Félix Ángel, egresado de la Facultad de Arquitectura, se planteó en el proceso de construcción del mural que realizó exclusivamente para enriquecer el acervo artístico del campus universitario.

“Aprender a dialogar, mirarnos a la cara y decirnos cosas sin agredirnos, hablar con humor porque sin humor estamos liquidados, la paz como un estado mental”, entre otras ideas empezaron a consolidar ese inventario de cosas que le respondían al artista sus preguntas iniciales.

Con tres metros de altura por 10,50 de longitud, “El mundo que anhelamos” hoy adorna uno de los muros externos de El Ágora, el edificio de Bienestar Universitario que además propicia el encuentro de la comunidad de la Sede y promueve el espíritu crítico inherente a la Universidad.

En el mural de Félix Ángel convergen la interacción sin agresión, el amor con responsabilidad, el conocimiento sustentado en la experiencia y la paz con armonía, estos temas se enganchan y crean una narrativa que fluye y complementa la realidad del espacio.

Con una considerable diversidad de colores, 16 exactamente, la obra “estéticamente  empieza a darle color y forma al edificio, convirtiéndolo en un elemento que convoca en masa a la comunidad”, opina Édgar Arroyo Castro, decano de la Facultad  de Arquitectura.

Así mismo, el decano se refirió al deseo que tienen las directivas de la Sede de que otros artistas reconocidos, también egresados, intervengan adecuadamente los espacios del campus universitario, pues estaes la primera obra elaborada para la institución por un creador diferente al maestro Pedro Nel Gómez y abre la puerta para que las obras de otros artistas enriquezcan el patrimonio artístico del campus.

La técnica del mural, baldosa pintada a mano y horneada, es un proceso que toma mucho tiempo pues se deben pintar una a una las piezas, garantizando que tengan continuidad en línea y color. A propósito del trabajo técnico, el artista señala que él hace el boceto original en planchas de linóleo y la impresión definitiva pasa a manos del también artista Raúl Álvarez, con quien trabaja hace unos 15 años y que es el responsable de hacer tangible su obra.

Al carácter visual del mural, lo asiste también un componente narrativo, que según el maestro era inevitable pues él pretendía más allá de entregar una obra hacer un aporte valioso a la sociedad. “Era casi una obligación moral dejar una lección porque soy graduado de esta Universidad”, dice Félix Ángel.

Finalmente, la idea del maestro surgió del deseo, que él califica como quimérico, de contribuir desde el arte a trasformar la sociedad y de su intención de hacer explícito, de forma elocuente, cuál es el mundo que anhelamos.