El reciente Simposio Interfacultades Cannabis sativa L., una especie multifuncional, de la prohibición al conocimiento, abordó el uso del cannabis desde diferentes frentes, aclarando algunos de los mitos que se tienen en torno a este. Académicos destacaron su valor medicinal, su trayectoria histórica y su potencial para impulsar soluciones sostenibles en la arquitectura y la agricultura. Investigadores, médicos y especialistas coincidieron en que el reto actual es pasar del estigma al conocimiento científico y al aprovechamiento en otras áreas como el desarrollo de vivienda.
“Si algo queremos, es pasar de la creencia y de los miedos, al conocimiento y a la ciencia”, dijo José Fernando Jiménez Mejía, decano de la Facultad de Ciencias de la Vida, al dar inicio al evento académico, pues “si bien asociamos al cannabis sativa con usos sicotrópicos, realmente es una planta muy poderosa en muchos sentidos”.
Durante varias décadas se han emitido normas prohibicionistas y estigmatizantes del cannabis, mencionó Jhon Wilson Mejía Montoya, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias y moderador del Seminario, quien expuso que, antes de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ordenara el impuesto a la marihuana, en 1937, se comercializaban más de 20 preparados farmacéuticos a base de la planta.
Además, en 1961, una convención de las Naciones Unidas estableció normas contra la manufactura y el tráfico ilícito de 120 drogas estupefacientes, incluido el cannabis y, en 1971, el mismo organismo ratificó el Convenio de Sustancias Psicotrópicas sometidas a fiscalización por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
El uso del cannabis con propósitos medicinales se ha registrado en la farmacopea china, probablemente desde el año 3727 a. C. El docente añadió que los egipcios documentaron el uso de la planta en el Papiro Ebers, 1500 a. C. hasta el siglo III, cuando se indicó que el cannabis secaba las membranas mucosas y se recetó como antiflemático. De hecho, la medicina ayurvédica tradicional de la India, que integra cuerpo, mente y espíritu, la utiliza como analgésico para la migraña y antiespasmódico.
Más recientemente, el Comité para el Estudio de Cannabis de la Academia Nacional de la Ciencia, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos publicó, en 2017, el estado de la evidencia medicinal del uso de la planta y entregó 100 recomendaciones.
La prohibición del cannabis sativa L. se remonta a 1517, cuando Khair Beg, gobernador de Egipto (que, para entonces, hacía parte del Imperio Otomano) tomó la decisión con el argumento de que la planta abría el entendimiento a las personas y, probablemente, irían en su contra como gobernante. Más tarde, en 1524, el Sultán turco Selim I eliminó la restricción por sentir que su autoridad estaba siendo vulnerada.
Posteriormente, la Iglesia Católica la consideró como “la amarga invención de Satanás” y volvió a ser prohibida. Hubo tanta consternación que intervino el papa Clemente VIII, quien, mediante una encíclica, levantó el veto por considerar que no era “pecaminosa” ni que iba a reemplazar el vino de consagrar.
La historia la cuenta Juan Rafael López Sánchez, médico cirujano, magíster en cuidado paliativo, especialista en medicina cannabinoide y asesor del Fondo Nacional de Estupefacientes. Él ha investigado el uso del cannabis en el manejo del dolor y explica que los seres humanos tenemos un sistema opioide dado por receptores, ubicados en la bicapa lipídica de la pared celular y tiene siete dominios que permiten que los medicamentos se anclen para calmar el dolor. Adicionalmente, el gen de dolor, el OPMR1, codifica más de 100 receptores diferentes para opioides, “por eso hay respuesta a los medicamentos”.
La evidencia científica de la efectividad del uso del cannabis en la medicina y en el tratamiento del dolor ha sido demostrada y publicada, entre otras, por las instituciones de educación superior Universidad de Cambridge, Universidad de Oxford, Universidad Complutense de Madrid, entidades como Mayo Clinic, el Hospital General de San francisco o revistas científicas como The New England Journal of Medicine o editoriales científicas como Elsevier.
En Colombia, la Ley 1787 de 2016 regula el acceso seguro e informado al uso médico y científico del cannabis y sus derivados en Colombia. La norma permite la elaboración y comercialización de productos con fines medicinales bajo la supervisión del Ministerio de Salud y Protección Social.
Sin embargo, dice López Sánchez, “esto debe hacerse bien, de forma adecuada. No es como vender las gotas de cannabis con coca, que son fórmulas artesanales”. Hizo alusión, además, a la relación entre paciente y médico, y de este último llama la atención, “debe estar entrenado para formular, saber qué quimiotipo (medicamentos hechos a base de cannabis) dar y para cuál patología tratar, porque no todos los pacientes aplican para cannabis, y cómo hacer el seguimiento”.
La versatilidad del cannabis
El uso del cannabis puede ir más allá de los propósitos medicinales y atravesar en la innovación y la sostenibilidad. Algunos ejemplos son las ventajas que representan en la fitoextracción de metales pesados o potenciar la actividad de suelos con cáñamo, una variedad de cannabis sativa.
Monika Brünner, arquitecta alemana, master en Patrimonio Arquitectónico, doctora en Historia y Artes e inventora de Cannabric, un bloque de cáñamo con los que desarrolló proyectos arquitectónicos regenerativos, especialmente en Marruecos, expuso sobre su innovación que se posiciona como pionera en el fortalecimiento del potencial ecológico y cultural mediante un modelo de vivienda que se basa en este material.
Según la investigadora, antes de la legalización del cannabis en ese país, la actividad económica se basaba solo en el 1,31% del recurso, todo lo demás se quemaba. Es por esto que dice que es una oportunidad para aprovechar material que se desecha en construcción. Adicionalmente, gracias a las propiedades regenerativas, los materiales de origen vegetal son soluciones constructivas para la arquitectura contemporánea y para dar valor al patrimonio cultural local.
En el Seminario también hubo espacio para conocer sobre la farmacología de sistemas, el potencial efecto neuroprotector de un aceite full spectrum rico en CBD, el reto agronómico de producir flor de cannabis para la industria farmacéutica y el tratamiento normativo y marco jurídico vigente del cannabis en Colombia, entre otros temas.
Para el profesor Jiménez Mejía, son las instituciones de educación superior las llamadas a este tipo de debates y de reflexiones por ser los lugares donde hay mejor cabida “para la apertura de pensamiento, del cual hacemos gala, y por el respeto que tratamos de mantener, pues las universidades hacen un tránsito de las pasiones enconadas a una visión más amplia y razonada”.
El Simposio Interfacultades Cannabis sativa L., una especie multifuncional, de la prohibición al conocimiento fue organizado y realizado por la Facultad de Ciencias de la Vida, la Facultad de Ciencias Agrarias y el Semillero de Investigación UN-tricoma.
La jornada de la tarde del Seminario puede ser consultada aquí
(FIN/KGG)
20 de noviembre de 2025



