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“¡Estamos cambiando las leyes de la física!” decían con inocencia Emiliano y Nicolás entre risas y asombro, formando una algarabía poco común en un salón universitario. Esto ocurría mientras aprendían sobre robótica programando las instrucciones de los carros de juguete de grandes llantas dispuestos en sus escritorios. Y aunque no estaban precisamente alterando las leyes de la física, sin saberlo, estos pequeños modificaban su forma de ver, entender e interactuar con el mundo.

 

  • Experiencia de los pequeños científicos y la Química de las cosas, Sede Medellín. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

    Experiencia de los pequeños científicos y la Química de las cosas, Sede Medellín. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

  • Curso de Electrónica con adolescentes, Amazonas, Leticia. 2023. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

    Curso de Electrónica con adolescentes, Amazonas, Leticia. 2023. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

  • A través de la experimentación, los menores exploran roles de distintas profesiones. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

    A través de la experimentación, los menores exploran roles de distintas profesiones. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

  • Nicolás y Emiliano, disfrutando del taller Robótica, Medellín. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

    Nicolás y Emiliano, disfrutando del taller Robótica, Medellín. Foto cortesía Programa Niñas y niños científicos de la UNAL.

     

    El programa “Niñas y niños científicos de la UNAL” permite a menores entre los siete y quince años dar sus primeros pasos en el mundo de las ciencias y las artes, promoviendo en ellos la cultura de la investigación y el pensamiento crítico y analítico sin esperar a terminar el bachillerato o a ser adultos, para explorar opciones para sus proyectos de vida.

    “Vine aquí porque tenía ganas de estar en la Universidad y aprender más rápido lo que quiero estudiar. Después, voy a estar en otro curso, porque cuando sea grande quiero ser ingeniero mecatrónico. No me habían enseñado antes en otras partes sobre robótica, pero siempre que puedo veo videos en Internet de cómo hacerlo”, cuenta con emoción Santiago Rojas Hoyos, niño de diez años habitante del barrio Castilla.

    Emiliano, Nicolás, Santiago, al igual que María José y otros 49 niños, niñas y adolescentes, pasaron su semana de vacaciones de octubre del 2023 en las aulas, laboratorios y otros espacios de la Universidad Nacional Sede Medellín, usando su tiempo libre para aprender haciendo.

    “Quiero demostrarles a muchos que me dijeron que no podía o que no tenía la inteligencia para hacerlo, que puedo programar algo. Una amiga me enseñó un poco, de hecho, en la Feria de Ciencias del colegio hicimos un robot con el software Arduino. Decidí venir porque al quedarse en la casa en vacaciones uno no aprende nada y se aburre fácil”, comenta entusiasmada María José, la adolescente de 14 años que vive en Campo Valdés.

    La iniciativa surgió en 2016 con el nombre “Los niños científicos de la UNAL”, bajo la Dirección de Investigación y Extensión de la Universidad Nacional Sede Medellín, y está compuesta por talleres prácticos basados en la metodología aprender haciendo, el modelo pedagógico STEAM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y artes) y un enfoque constructivista (corriente pedagógica que ofrece herramientas a los estudiantes para que a través de las experiencias construyan sus propios conocimientos y los vinculen con su contexto).

     

    Quienes asisten pueden aprender sobre electrónica, realidad aumentada, óptica, robótica, Internet de las cosas, química, impresión 3D, el mundo de los pequeños rumiantes, el aprovechamiento de residuos sólidos, huertas, dibujo, acuarela, cerámica y panadería (en el laboratorio de farinología dedicado al estudio de las harinas). Las actividades propuestas están relacionadas con la capacidad instalada de la Universidad.

     

    “El programa se desarrolla en cuatro ejes: observar, cuestionar, sensibilizar y conocer. Esto permite evaluar desde lo conceptual, lo procedimental y lo actitudinal. Además, están viviendo un contexto de educación superior desde experiencias con nuestras distintas facultades”, explica Gloria Cecilia Arroyave Ochoa, líder del programa, quien también es la “mamá” de la iniciativa.

    El juego ejercita la imaginación y ayuda a comprender los significados del mundo que rodea a quienes participan, permitiéndoles familiarizarse y construir conceptos propios, afirma la profesora. Existen varias clases bajo la metodología de juego libre o dirigido con una intencionalidad pedagógica.

    “Está comprobado que las nuevas generaciones no aprenden con lápiz y papel, al escribir, borrar y repetir, aunque los ejercicios de memoria son importantes y están relacionados con la disciplina. Sin duda alguna, para un niño será más enriquecedor, interesante y divertido aprender diseñando su propio juguete, modelarlo con figuras geométricas y luego imprimirlo en un taller de impresión 3D”, comenta Gloria Arroyave.

     

    1738 niños, niñas y adolescentes, en su mayoría de estratos socioeconómicos 1, 2, y 3, se han formado en ciencia, tecnología e innovación, zootecnia, agricultura y/o artes, según cifras desde el 2016 a octubre de 2023. En sus siete años de existencia ha llegado a distintos lugares de Antioquia, Amazonas, Arauca, Chocó, La Guajira, San Andrés Islas y Valle del Cauca. El equipo de Medellín capacitó a voluntarios de las sedes de la Universidad en estas regiones para dar continuidad al programa allí.

     

    Habitualmente los grupos están conformados por entre 15 y 20 inscritos, acompañados hasta por dos talleristas. La enseñanza individual permite a docentes y alumnos explorar múltiples formas de aprendizaje. “En total son nueve las inteligencias múltiples, como las visuales, auditivas, kinésicas y motrices; otros aprenden a través de las relaciones interpersonales. Somos seres sensoriales, el conocimiento entra por todos los poros del cuerpo, aprendemos de distintas maneras, hasta caminando aprendemos”, agrega la licenciada en Educación Básica y Pedagoga Infantil.

    Los participantes se distribuyen en tres grupos según su edad: de los 7 a los 9 años, de los 10 a los 12 y de los 13 a los 15 años. Lo anterior permite definir los dispositivos básicos de aprendizaje idóneos de acuerdo a cada etapa. “A medida que crecemos aumenta el nivel académico y el vocabulario, por eso los dividimos en grupos de edades a los que llamamos pares; esto teniendo en cuenta el tiempo de atención y concentración, la habilidad para preguntar y otros factores”, enfatiza la líder Gloria Arroyave.

    Laboratorio vocacional

    Las oportunidades para acceder a nuevas experiencias no son solo para los pequeños. Los talleristas voluntarios, quienes los acompañan en sus aventuras por el mundo del conocimiento, son estudiantes de pregrado, posgrado y egresados de la UNAL. En su taller de electrónica, el estudiante de séptimo semestre de Ingeniería Física, Thomas Hernández Maya, lleva la teoría a un lenguaje más sencillo. “Simplificar las ideas las convierte en universales, la naturaleza funciona de una manera muy sencilla y bonita, y ellos tienen la capacidad de ver así las cosas, son rápidos e inteligentes para asociar. Más que saber un concepto, deben entender cómo funcionan las cosas”.

    Además de permitir una exploración vocacional enfocada en la docencia, la experiencia hace que los talleristas, más que profesores, sean compañeros de aprendizaje de los pequeños. Damon Correa Diez, tallerista de Impresión 3D, ve a sus aprendices como compañeros de clase y los trata como tal. “Simplificar la teoría para ellos me ha dado una habilidad que ahora aplico para mis estudios. Tienen maneras muy creativas de entender. Antes explicaba rigurosamente la boquilla o nozzle (la parte de la impresora por donde sale el material fundido) y un día un niño me dijo: ‘puedo verlo como un lápiz que está dibujando’, y esa es la analogía que uso ahora para explicarlo”, cuenta el estudiante de séptimo semestre de Ingeniería Física.

    El programa “Niñas y niños científicos de la UNAL” trabaja bajo los ejes de Extensión y Extensión Solidaria. Esta última, da prioridad a instituciones educativas en comunidades necesitadas y con alto grado de vulnerabilidad a donde llega la unidad móvil y el equipo de trabajo con todo lo necesario para el desarrollo de las actividades. Estos mismos cursos también se ofertan, a través de Educación Continua de la Universidad, a niños, niñas y adolescentes cuyas familias tienen el poder adquisitivo para acceder a ellos.

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    (FIN/Unimedios Medellín)

    *Este artículo fue publicado en noviembre de 2023, en la segunda edición de la Revista Misión Ciencia.