La música suena, la tierra tiembla y sus voces se alzan en armonía en un canto a la Madre Tierra. Los pueblos indígenas de todo el planeta celebran sus raíces, su identidad y su conexión con la naturaleza, demostrando que, a pesar de los desafíos que enfrentan, como la pérdida de territorios, usos y costumbres, su cultura sigue viva y floreciente. A través de una juntanza académico-pedagógica, en la UNAL Medellín conversamos con estudiantes y jóvenes de algunas comunidades indígenas andinas como los pueblos Nasa, Inga, Quichua y Totoró, sobre sus celebraciones y alimentos tradicionales, a propósito de la reciente celebración Inti Raymi.
No importa en qué lugar habiten, todos tienen algo en común: su vínculo con la naturaleza. El Pauca Raymi y el Inti Raymi son dos festividades de algunos pueblos indígenas hermanados por la cordillera de los Andes, que conmemoran el ciclo de vida de los cultivos y el nuevo ciclo solar con la llegada del solsticio de verano, respectivamente, y que dan cuenta de esa conexión entre el suelo, el cielo y cuerpo. Rituales y costumbres que, según jóvenes de estas comunidades del Sur, se han resignificado con el paso de los años y las generaciones.
“Estas celebraciones se congregan dentro de la conmemoración del nuevo año indígena o el nuevo año andino para los pueblos originarios. Esto lo articulamos, de cierta forma, con los procesos y y los espacios que hay para las comunidades indígenas en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín. Estas iniciativas se gestan a través de las diferentes diversidades que existe en el campus universitario; por ello, nos pensamos este encuentro pedagógico-académico que responda a esa diversidad”, expresó Daniel Garcés Guegia, indígena nasa, gobernador del Cabildo Indígena Universitario de Medellín y estudiante universitario, al inicio del conversatorio Fiestas tradicionales de diferentes pueblos indígenas.
Al respecto, la moderadora de la conversación, Gladys Puersambud, del pueblo Inga (Putumayo, Colombia) y estudiante de ciencias políticas de la UNAL Medellín, señaló: “Creemos firmemente que esas tradiciones, ese fortalecimiento y esa revitalización hacen que los pueblos indígenas perduren no solamente con el pensamiento, sino también con la vida, con el compartir de la palabra y, sobre todo, con la resignificación de muchos de los saberes que creemos que con el tiempo se van perdiendo”.
¿Como preservar estas tradiciones, especialmente, aquellas que se enfrentan a las grandes ciudades? Aunque se han perdido un poco algunas debido “al modernismo por el que nos dejamos atraer, nuestras bases siempre han sido las mismas: la música, la danza y el respeto a la familia; son los pilares fundamentales dentro de nuestra comunidad kichwua. Esta última con los principios: no robarás, no mentiras y no serás perezoso, esto nos lo inculcan desde pequeños y tratamos de conservarlo por la protección de nuestras costumbres al venir a una ciudad metropolitana e integrarnos en esa transición”, comentó uno de los invitados, Javier Cañamar Males, indígena del pueblo Kichwua Otavalo de Ecuador.
Relación con la Tierra y el Sol
Para el pueblo Kichwua Otavalo, al igual que otras comunidades del Sur, la principal cosmovisión del Inti Raymi es la renovación de la Tierra gracias a la energía del Sol que la alimenta y la regenera constantemente.
“El Inti Raymi conmemora la llegada del solsticio de verano, que se da entre el 21 y el 22 de julio. Esa también es la fecha en que normalmente hacemos La noche del baño ritual. La concepción principal de nosotros como pueblo, es agradecer por los frutos que recibimos a través del Sol y que alimenta los nutrientes de la Tierra, golpeamos el suelo como símbolo para remover la tierra, para que, cuando el solsticio de verano esté en su punto máximo, pueda alimentar y renovar a través del agua y del movimiento de la tierra esos nutrientes y minerales, y obtener nuevamente la energía que necesita la Madre Tierra para volver a regalarnos los frutos que cosechamos justamente en esta fecha”. Como dato curioso de esta celebración, “de acuerdo con el sistema de Registro Civil del Ecuador, las dos fechas donde más se casan los Kichwua Otavalo coinciden con las fiestas del Inti Raymi y el Pauca Raimy”, explicó Javier Cañamar.
Sin embargo, para él, los más jóvenes de este pueblo ya no lo celebran de una manera tan profunda, sino automática “sí saben por qué lo celebramos, pero no le dan ese significado de renovación de la tierra, de la alimentación y el agradecimiento al Sol. Acá en Medellín, en este sentido, el Inti Raymi tiene un poco más de profundidad y hay un poco más de conocimiento con respecto al tema. Me he sentido muy contento de ver que acá se está recuperando lo que en mi pueblo se está perdiendo, ustedes se están centrando más en los principios básicos de la identidad”.
Sin embargo, existen unas leves diferencias entre esta celebración de los pueblos indígenas ecuatorianos con los colombianos, por ejemplo, que estos últimos acompañan las pisadas con ritmos e instrumentos musicales.
Otra costumbre ancestral indígena es el ritual de armonización, que consiste saludar a la tierra, el agua, el viento y las semillas desde los cuatros puntos cardinales: norte, sur, oriente y occidente, comentó Gladys Puersambud, del pueblo Inga del Putumayo.
Perdón y agradecimiento
“Si bien el Inti Raymi hace parte de una tradición que viene de los pueblos originarios del territorio Quichua, nosotros como pueblo Inga empezamos a tener una reconfiguración de este y es el ritual del Día del Perdón y la Reconciliación. Precisamente, se realiza un día antes del miércoles de ceniza y es una conmemoración muy bonita, donde vestimos nuestros mejores trajes y salimos a bailar con el arte que usamos en la cabeza, cuando nos encontramos con alguien pedimos perdón por los daños o por las ofensas durante el año, la otra persona también con su arte en la cabeza pide perdón por las faltas cometidas”, señaló Gladys, estudiante de Ciencia Política de la UNAL Medellín.
Para el caso del pueblo Quichua, este acto se realiza en la misma fecha y se llama Tumarina, “damos flores con agua como un acto de reciprocidad para pedir perdón o rectificar. Es un nuevo ciclo en agradecimiento y luego la otra persona, con agua del río y con flores, también me dice lo mismo: perdón o gracias, es la disculpa y la reciprocidad al mismo tiempo”, relató Javier Cañamar Males, indígena kichwua otavalo de Ecuador.
Alimentación: carne y granos
Durante estas celebraciones especiales, los alimentos cobran un sentido muy importante, al igual que las flores y el tejido que hacen parte de ofrendas y otros presentes.
El ritual del perdón, realizado por la comunidad Inga, está enmarcado por el compartir de la comida. Para este pueblo, la carne, el caldo y el huevo son componentes importantes de la ceremonia. “Es un compartir para todos. El primer llamado, por decirlo así, es para la comunidad indígena, los adultos mayores, los niños, los jóvenes, pero también para la comunidad no indígena. No somos excluyentes al momento de hacer un compartir, porque lo hacemos para todos, en este caso en nuestro municipio en el Putumayo”.
Para los quichuas también la comida gira en torno a sus ceremonias. “En nuestras dos principales celebraciones, el alimento es muy importante. En febrero, en el Pauca Raymi, que es la fiesta de las flores y los frutos, todos los frutos están tiernos: el maíz, la alverja, entonces la alimentación durante este mes es de puros frutos y granos, además de la gallina y el cuy que son dos proteínas muy importantes dentro de nuestra cultura. Mientras que, para el Inti Raymi, ya en junio o julio, cosechamos los demás granos, pero todos los granos ya están secos, así que usamos otras maneras de cocción y ahí sale el mote blanco”, señaló Cañamar Males.
El hornado también es un platillo tradicional de estas culturas, consiste en la preparación y cocción del cerdo (entero) durante 6 o 7 horas aproximadamente, esto le da una textura particular a la piel del animal que queda crocante, mientras que la carne en su interior es tan suave que se “deshace” al probarla.
Todas estas festividades están acompañadas, además, por los Castillos. Construcciones con flores, frutas y, en ocasiones, madera. “Cuando presenciamos la celebración del Inti Raymi, vemos los castillos, ¿por qué son tan coloridos?, ¿por qué usan frutas y flores?, y ¿por qué la tradición? Si una familia regala un castillo a otra, el próximo año la familia que lo recibió regresa dos a la otra”, preguntó Gladys a Javier.
El Castillo surgió cuando cada pueblo, en fechas importantes, llevaba un presente como señal de agradecimiento y de conexión a otro pueblo, este consistía en frutas, alimentos y todo lo que producía cada comunidad.
“El principio fundamental de los castillos es un presente que daba un pueblo a otro. Nosotros, a pesar de que somos quichuas, tenemos varios pueblos y no todos siembran y cosechan lo mismo. A un poco más en altura se siembra la papa, la yuca, la oca; los que estamos un poquito más abajo, sembramos maíz y alverja. Esto se amarra en diferentes formas, más tradicional es el castillo triangular con palitos al costado y de allí se cuelga todo lo que produce el pueblo”.
Pese a las diferencias culturales presentes en cada comunidad y pueblo indígena del país y el sur del continente americano, hay costumbres que los unen y enmarcan la esencia de su conexión con el Sol, el planeta y los recursos naturales.
“No somos de este territorio como el pueblo quichua, pero somos indígenas. Hay algo que debemos reconocer y es que tenemos pensamientos totalmente distintos, pero partimos de algo especial: nuestra fuerza valida lo que somos como indígenas y no quereos perder lo que somos dentro de la ciudad. Sabemos que tenemos muchas brechas por ser indígenas, es algo muy complejo aquí en Medellín, hemos aprendido a sortearlas y en parte es gracias a la unión, esto no solamente se logra porque el gobernador o la junta hablen con las diferentes instituciones y se hacen las cosas”, reflexionó al final del conversatorio la moderadora Gladys Puersambud, del pueblo Inga del Putumayo y estudiante de la UNAL.
(FIN/JRDP - Galería 1 por MEPDG)
12 de agosto de 2024