Escudo de la Repblica de Colombia Escudo de la Repblica de Colombia
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Como Universidad Nacional de Colombia, y Sede Medellín de la institución, hacemos memoria de aquellas personas que han abandonado su corporalidad, pero han dejado su legado y sus huellas en pasillos, salones y corazones. Lamentamos la ausencia de nuestros estudiantes. Ser comunidad implica, a quienes participan en esta, imprimir consciente o inconscientemente un poco de su esencia para formar identidad colectiva, compartir intereses, generar debates y rodearse en torno a un proyecto común que, en nuestro caso, redunda principalmente en la educación, la ciencia y la construcción de nación.

 

Cinta Duelo

Imagen de Freepik.es

 

Hilary Castillo Alvarado, una amiga incondicional

Estudiante de tercer semestre de Arquitectura y madre. Para criar a su hijo, ella consideraba importante contar con una red de apoyo y en el ejercicio de conformarla conoció a Laura Silva, quien reconoce en ella su habilidad para ver las cosas a partir de la disciplina que estudiaba y la describe como “una mujer demasiado extrovertida que si pudiera definirla con una sola palabra sería libertad, era un ser muy libre, una persona demasiado alegre y hacía todo por salir adelante. Siempre buscó la manera de superar y superarse y de cuidar a su hijo. Era demasiado risueña, con una risa súper fuerte que se escuchaba por todas partes”.

Laura también destaca la incondicionalidad de Hilary, “siempre estuvo atenta a todo, sabía escuchar, tenía empatía, sabía acompañar y celebraba conmigo los logros que tenía y los de ella. Vivía cada proceso de sus amigos como si fueran de ella, siempre tenía buenas intenciones hacia los otros y algo muy característico era su capacidad de sacarse el pan de la boca, como decimos comúnmente, para apoyar a otros”.

Diego Zapata, el padre de su hijo, la recuerda por ser excelente persona, extrovertida y con un sentido de compañerismo.

Juan David Benavidez, el emprendedor que enamoró a una comunidad

Estudiante de Agronomía con una sensibilidad por lo humano. Buena gente, responsable, serio y participativo.

“Tuve una percepción muy bonita de él, porque fue como mi parcero…, rescato esa condición muy humana, muy sensible, como ese don de ser buena gente. El curso en el que lo conocí no era de un tema muy cercano al proceso de su formación como agrónomo, pero siempre se sintió afín con la temática, porque la naturaleza y la cultura son asuntos muy humanos, nos preocupamos por entender a los habitantes de la ruralidad, a los campesinos, a los indígenas”, comenta Juan Camilo de los Ríos Cardona, docente del área de Desarrollo Rural en la Facultad de Ciencias Agrarias, quien lo conoció durante un curso del programa de Ingeniería Forestal.

Juan David también era reconocido en la Universidad por su emprendimiento de vender barquillos. “Era un muchacho de esos que ya no hay. Era un ser de luz porque siempre andaba con una sonrisa para todo lado, solamente tú lo veías mal cuando perdía algún examen porque él era muy entregado… Era una persona que siempre intentaba ayudar a los demás, a todos, decía: ‘das sin mirar a quién y haz todo el bien sin recibir nada a cambio’”, recuerda Verónica Flórez, estudiante de Ciencia Política, una amiga quien le tiene mucho cariño.

Juan Sebastián Astorquiza Buitrón y su capacidad de “dar y darse”

Estudiante de Ingeniería Física, dedicado y comprometido con su carrera. Entre las pasiones de “Astor”, como lo llamaban sus conocidos, se destacan la coctelería y la danza. Juan llegó a Medellín de El Bordo, Cauca, para cumplir con su sueño de estudiar en la Universidad Nacional de Colombia.

Su amiga Sara Camila Ardila Salazar lo conoció mientras bailaba música decembrina y lo recuerda por ser como un rayo de sol “que todo lo que toca lo ilumina”. Sara invitó a Juan Sebastián al grupo de baile, donde también se cruzó con Marisela Bravo de la Rosa, licenciada en Danza quien hace 8 años dirige algunos grupos de formación y proyección de la UNAL Medellín. Ella recuerda a “Astor” como “un chico con una energía arrolladora que tenía una capacidad enorme para dar y para darse, siempre dispuesto, siempre colaborador, que resaltaba mucho su familia. Yo sentía que él tenía un profundo agradecimiento y gratitud con ellos, sobre todo con su abuela”.

“Era habilidoso para la coctelería, tanto así que diseñó la carta para un restaurante-bar que abrió en Medellín”, cuenta María Juliana Manrique Zuleta, estudiante de Ciencia Política y compañera sentimental de Juan Sebastián. Ella tiene en su memoria, también, su empatía con las luchas sociales y de los estudiantes universitarios, además de ser una persona con un corazón grande y un humor particular que lo acompañaba siempre.

Julián Andrés Herrera, un dador de conocimiento

Él era estudiante de Matemáticas en la Facultad de Ciencias, reconocido por ser tutor de los Grupos de Estudio Autónomo (GEA) de Álgebra Lineal. Allí lo recuerdan por la tranquilidad que lo caracterizaba, una persona que transmitía seguridad en su voz y a la vez serenidad.

“Era muy interesante ver cómo lograba transmitir el conocimiento. Un estudiante con notas sobresalientes. Muy disciplinado, responsable y comprometido con la gestión que se le encomendaba. Sobre todo, con un deseo muy grande de transmitir conocimientos de forma adecuada a quienes asistían a sus tutorías”, cuenta Lina Marcela Palacio Londoño, coordinadora del programa GEA en el cual estuvo Julián durante el 2023.

(FIN/SRV)

13 de junio de 2024