Pese a ser el segundo país más megadiverso del mundo, con una gran lista de tesoros naturales que incluye 7.472 especies de plantas útiles para diferentes usos, 3.005 de ellas con propiedades medicinales, a Colombia aún le queda mucho por explorar, recorrer y ajustar en materia de legislación para que la norma converse con la academia y la investigación, con el fin de facilitar escenarios que potencien la ciencia, la tecnología, la innovación y las artes en los estudios botánicos. Este fue uno de los temas abordados en el conversatorio "Plantas Nativas de Colombia: viaje por los usos y la divulgación de su conocimiento", realizado en marco de los 97 años del Herbario Gabriel Gutiérrez Villegas de la UNAL Sede Medellín.
Una charla de plantas para cualquier persona, que mezclara la divulgación científica a través del arte de la ilustración, los usos, el conocimiento, la experiencia y las anécdotas en torno a las plantas medicinales en Colombia, era el objetivo del conversatorio que reunió a los botánicos y profesores Ramiro Fonnegra Gómez y Álvaro Cogollo Pacheco y a la ilustradora científica Ana Cristina Pareja Galeano.
El evento fue motivado por la exposición itinerante "Plantas Nativas de Colombia" de la Universidad de Antioquia, ubicada en el primer piso del Bloque 11 del Campus El Volador de la UNAL Sede Medellín, que será exhibida hasta el 31 de mayo como parte de la conmemoración de los 97 años del Museo Herbario Gabriel Gutiérrez Villegas, (MEDEL), de la UNAL.
De acuerdo con un estudio del Jardín Botánico de Londres, publicado en 2022 que usó fuentes de información del país, Colombia tiene un inventario de 29.000 especies de plantas registradas, ocupando el segundo lugar en el mundo en número de especies. De estas, 7.472 son plantas útiles, 5.830 de ellas son nativas pertenecientes a 2.140 géneros de 258 familias. De este inventario, 3.005 plantas fueron identificadas como medicinales de las cuales 1.700 son endémicas, expuso Jorge Andrés Peláez Zabala, moderador de la conversación y coordinador del Herbario.
Al inicio del encuentro "Plantas Nativas de Colombia: viaje por los usos y la divulgación de su conocimiento", los invitados compartieron experiencias sobre sus primeros acercamientos al mundo de la botánica y cómo inició este viaje. La inspiración y relación de la naturaleza, la ciencia y las artes a través de la botánica también hizo parte de la conversación a la que asistieron miembros de la comunidad universitaria interesados en el tema.
“La misma naturaleza es una inspiración creativa para mí. La ilustración científica es muy rigurosa y siempre hay que tener en cuenta los aspectos técnicos de las plantas. Lo científico va más al detalle, tiene en cuenta las ramas, las hojas y otros elementos; mientras que en la ilustración naturalista hay unas características particulares de las plantas que deben ser similares, más no científicamente correctas”, relató Ana Cristina Pareja Galeano, artista visual e ilustradora del Herbario de la Universidad de Antioquia.
Dicotomía entre norma e investigación
Ambos botánicos invitados y miembros del público manifestaron sus inquietudes sobre las dificultades que se presentan a la hora de hacer investigación botánica en el país, específicamente por la normativa que impide la recolección de ciertas especies, el uso de algunas plantas y, por ende, el desarrollo de proyectos y actividades científicas.
“Tradicionalmente se siguen usando plantas medicinales, pero no se da un paso más allá para oficializar el tema, en esto estamos bastante quedados. En las zonas rurales es donde más se usan, esa tradición sigue y seguirá, hace falta que a nivel estatal le preste atención a esto. En vez de fomentar el uso adecuado de las plantas medicinales, cada vez encontramos más trabas para esto, plantas que se han usado por generaciones ahora les exigen registro Invima y otros requisitos que imposibilitan la investigación y que las especies sean comercializadas. Es una cadena, es necesario que se pongan de acuerdo los ministerios de Ambiente, Comercio y Salud para que esto se pueda dar, estamos frenados por punta y punta”, explicó Álvaro Cogollo Pacheco, biólogo, botánico y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín.
El profesor Cogollo también advirtió sobre los medicamentos que se comercializan en tiendas naturistas. “Es un tema delicado en el sentido que se juega mucho con el tema de los nombres comunes de las plantas, estos nombres son muy variables de una región a otra, por lo que falta educar un poco más sobre este tema, un mal uso de las plantas medicinales podría traer consecuencias”.
Una planta ornamental puede tener principios medicinales, sin embargo, la mayoría de personas desconocen estos otros usos o fines. Por lo tanto, es necesaria, además de mayor investigación, una educación ciudadana en el país y, específicamente, en Antioquia y el Valle de Aburrá, que permita alfabetizar y dar a conocer a los ciudadanos más sobre el uso de plantas medicinales, concuerdan los botánicos.
“Casi el 90 % de los medicamentos científicos los sacan con plantas, eso es un punto importantísimo para que la medicina natural sobresalga en Colombia, pues tenemos muchas especies que se usan por las comunidades indígenas, negras y campesinas y hasta en algunos barrios periféricos de Medellín”, comentó Ramiro Fonnegra Gómez, biólogo, botánico, doctor en ciencias botánicas y profesor jubilado de la Universidad de Antioquia.
Para el investigador, el paso que se necesita dar consiste en establecer una relación más estrecha entre la universidad y la industria, principalmente en la colaboración para medicamentos fitoterapéuticos, una gran falencia que tiene Colombia.
“Es necesario que el Invima ‘afloje’ un poquito la normatividad porque es muy estricta y desanima a muchos investigadores y emprendedores. Ahora es más importante importar el fitoterapéutico que hacerlo, lo mismo con la materia prima, debido a que por las condiciones sale muy caro hacer cualquier material vegetal para después convertirlo en un medicamento. Por otro lado, se requiere hacer ver a las grandes industrias que con plantas también se pueden conseguir medicinas que son mucho más efectivas y seguras que los medicamentos tradicionales”, resaltó Fonnegra.
Por su parte, el coordinador del Herbario Jorge Andrés Peláez Zabala expresó la importancia de estos espacios académicos debido a que hay un conocimiento ancestral y tradicional de plantas medicinales muy grande por proteger aún más, debido a que muchos buscan su uso inescrupuloso al lucrarse de él.
“Generalmente la investigación farmacológica demanda presupuestos grandes, requiere unos compromisos éticos y acuerdos sobre el reconocimiento del conocimiento tradicional sobre esas plantas medicinales. Hay mucho conocimiento que está en comunidades campesinas sobre plantas que se usan día a día para dolores de cabeza, cólicos, etc. que está en personas mayores que también los jóvenes van desechando porque lo ven anticuado y eso es un error. Falta, no solo desde el punto de vista botánico, sino social, para la transmisión de ese conocimiento. Falta mucho por explorar en la parte botánica y química y la otra parte es la social para no perder esa línea de conocimiento que viene de los mayores a las futuras generaciones”.
Para Álvaro Cogollo la clave hacia el mayor uso de plantas medicinales está en conocer, valorar y usar la biodiversidad colombiana, responsabilidad que recae en las universidades e instituciones que tienen que ver con el uso de biodiversidad.
“Que la valoren más, que sea algo interdisciplinario e integral. Primero, debemos conocer la biodiversidad porque todavía no la conocemos del todo, tratar de tener todo ese conocimiento de cuántas plantas tenemos y para qué sirven y valorarla, qué valor tiene cada una para poderla usar. Esos tres elementos vienen a la investigación para pensar luego científicamente cómo la podemos usar para que tenga valor y entre a la cadena si es medicinal, alimenticia u ornamental”, señaló.
El conversatorio se realizó con el apoyo de las facultades de Ciencias y Agrarias y la Red Cultural de la UNAL Sede Medellín.
(FIN/JRDP)
27 de mayo de 2024