La escasez de agua en épocas de verano y las intensas sequías en Colombia y otros países del sur por el fenómeno de El Niño traen serias consecuencias para la salud de los seres vivos y el medioambiente. En el contexto nacional, además del racionamiento del líquido en algunos lugares, las autoridades reportan el incremento de diversas enfermedades, entre respiratorias, de la piel, gastrointestinales y transmitidas por vectores.
Las altas temperaturas que se presentan en diversos lugares del planeta exceden las predicciones de científicos, quienes aún no encuentran una respuesta a este incremento histórico, donde el 2023 fue el año más caluroso jamás documentado, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El Niño es un fenómeno recurrente pero aperiódico, es decir, su frecuencia varía entre tres, cuatro y hasta cinco años, al que se le ha sumado el calentamiento global, el efecto invernadero y de los volcanes, entre otros. “Hay una parte del aumento de esas temperaturas para las que todavía”, señala el experto en hidrología y profesor jubilado de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Óscar Mesa Sánchez.
Pese a que las proyecciones indican que este fenómeno finalizaría en el mes de abril de 2024, los “coletazos” o consecuencias de esta sequía continúan afectando a las personas de diversas formas, situación que no es ajena para Colombia. El profesor señala que las altas temperaturas en muchas partes del país han roto récords debido al déficit de lluvias en comparación con lo habitual.
“Esto se ha reflejado en muchas zonas con razonamientos de agua potable, hay municipios de Colombia que ya tienen cortes de agua porque las quebradas y los ríos están secos. Esto es grave porque el abastecimiento de agua es fundamental, teniendo en cuenta, además, que aproximadamente el 70 % de la energía que se consume en el país proviene de las hidroeléctricas. No sabemos cómo va a evolucionar la situación en este tiempo, ni cuánto falta para que termine El Niño y los embalses han bajado considerablemente sus niveles. Las lluvias pueden empezar hoy mismo, pero los caudales de los ríos se demoran en responder, porque los acuíferos y los suelos tienen que recargarse, por lo que probablemente estarán recuperándose en un mes y medio a partir de hoy 22 de marzo. Al ritmo que va, pudiéramos tener un racionamiento, pero el Gobierno y las autoridades no nos están advirtiendo del riesgo en el que estamos, además se pudieron hacer cosas para prevenirlo”, agrega Mesa Sánchez.
Escasez de suministro
A propósito de los efectos del fenómeno de El Niño sobre los embalses para la potabilización y el servicio de acueducto, en los nueve municipios y el Distrito de Medellín que conforman el Valle de Aburrá, así como en Rionegro en el oriente antioqueño, Empresas Públicas de Medellín (EPM) informó que al lunes 18 de marzo de 2024 el embalse de La Fe presentaba un 66% de volumen de almacenamiento de agua, el embalse Piedras Blancas un 46%, Riogrande II el 39% y Guatapé el 40%.
El Corregimiento de San Cristóbal, al occidente de Medellín, ha sido el más afectado de la ciudad por las interrupciones del servicio de acueducto debido a la variabilidad climática relacionada con el Fenómeno de El Niño, según EPM, dejando sin suministro de agua de manera intermitente a 1,4 millones de usuarios. Situación similar ocurre en el municipio de Barbosa, al norte del Valle de Aburrá, donde se realiza un esquema de interrupciones programadas del servicio de acueducto.
Enfermedades vehiculizadas por agua, vectores y otras
El Ministerio de Salud y Protección Social (Minsalud), las autoridades de Gestión del Riesgo y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advirtieron que esta temporada intensa de verano tendría mayores impactos y riesgos en las regiones Andina y Caribe, en los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cauca, Cundinamarca, La Guajira, Magdalena, Nariño y Valle del Cauca.
También se advierte que estas repercusiones se presentan en todo el país, con un aumento de la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores como las arbovirosis (enfermedades víricas que se transmiten a través de la picadura de un mosquito), como dengue, zika, chikungunya, malaria y enfermedad de Chagas; además de otras zoonosis, es decir, enfermedades y/o infecciones transmisibles de animales vertebrados a las personas.
Al aumento del riesgo de las enfermedades vehiculizadas por el agua se suma la inseguridad alimentaria, el incremento de infecciones respiratorias por la intensificación del material particulado o por causa de posibles incendios forestales y los golpes de calor. El mayor riesgo lo padecen adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y niños.
“En períodos de sequía o en áreas con desabastecimiento de agua se afecta aún más la calidad y la cantidad de agua disponible para el consumo, la higiene personal, la preparación de alimentos y el uso recreativo. También, Se aumenta el riesgo de ingerir alimentos o agua que contienen virus o bacterias en cantidades que afectan la salud del consumidor a nivel individual o en grupos de población. El agua en condiciones inadecuadas de potabilidad puede ser un vehículo transmisor de diferentes enfermedades de alto impacto para la salud pública”, señala Minsalud sobre las enfermedades vehiculizadas por agua.
Por su parte, Juan Felipe Silva Álzate, especialista en gestión de recursos hídricos y a cargo del contrato de vectores de la ciudad de Medellín con la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, comenta que las enfermedades más comunes obedecen a la transmisión por vectores o mosquitos y las gastrointestinales, que durante esta época representan un desafió para el sistema de salud debido a su capacidad para propagarse fácilmente.
“Las enfermedades gastrointestinales, como las diarreicas, se dan debido a la escasez de agua, lo que lleva a las personas a su almacenamiento; después de almacenada, así haya sido tratada, pierde su tratamiento y esto hace que su consumo sea riesgoso. Los golpes de calor también son de gran importancia debido a que no somos muy conscientes de este fenómeno, casi no le prestamos atención. En general, las poblaciones más vulnerables son las de edades cortas o tempranas, es decir niños entre los 5 y los 10 años, y personas de la tercera edad”.
Medellín y Antioquia en alerta
Desde la última semana de marzo de 2023 el país sufre una epidemia de dengue, brote que se presenta en Medellín desde enero de 2024 con un promedio de entre 35 y 50 casos, según Raúl Alberto Rojo Ospina, coordinador de Vectores para la Secretaría de Salud de Medellín.
El funcionario explica que en la ciudad habitan dos vectores o mosquitos transmisores de estas enfermedades. Por un lado, el Aedes aegypti está al interior de las viviendas y se reproduce específicamente en agua limpia, como las de tanques y canecas sin tapa, plantas con agua y en los recipientes con este líquido para las mascotas. por otro, el Aedes albopictus, conocido también como mosquito tigre que es más externo y habita en ambientes más húmedos, más arbóreos y busca la concavidad de los árboles y las bromelias. Ambos son transmisores de dengue, zika y chikungunya, y el albopictus, además, es vector de la fiebre amarilla.
La presencia del aumento de casos es multifactorial, los criaderos en hogares y barrios, así como el verano, favorecen la aparición de mosquitos. Raúl Rojo explica que, cuando hay altas temperaturas, la dinámica del vector se acelera, sus tiempos de reproducción se acortan y el mosquito “nace” más rápido; el calor genera una mayor necesidad de alimentación e incrementa su actividad.
“En la ciudad han ocurrido, en estas 10 semanas epidemiológicas, aproximadamente 350 casos concentrados en cuatro focos que representan un incremento casi del 600 % con respecto al año pasado. Entre octubre y noviembre de 2023, algunos sectores mostraron un incremento consistente de casos y se han sostenido en barrios como Belén Aguas Frías; sectores como La Isla, San Pablo y Guanteros; Versalles, Versalles 1 y Versalles 2 y San Javier, La Loma, El Socorro e Independencias. En algunos se presenta almacenamiento de agua inadecuada y condiciones de saneamiento desfavorables”, argumenta el coordinador de Vectores para la Secretaría de Salud de Medellín.
Estos focos de dengue iniciados el año pasado se han ampliado o desplazado este año hasta Belén Rincón, Belén Las Violetas y sectores aledaños a Versalles, como Santa Inés, Barrio Galán, el Parque Gaitán y Villa Hermosa. Recientemente se identificó un cuarto foco en la ciudad en el sector del Popular 1 y Santo Domingo, cerca de la Institución Educativa Antonio Derka. Adicionalmente hay ocurrencia de casos en otros lugares de la ciudad, siendo los menores de entre 5 y 15 años de edad los más afectados.
“Nuestros cálculos hoy nos dicen que para este año estaríamos aproximadamente en 2 800 casos, pero la situación es complicada porque tenemos no un foco, sino cuatro focos en diferentes zonas de Medellín”, agrega Raúl Rojo.
La presencia del dengue se extiende a 36 municipios de Antioquia. Muchos de ellos en etapa 2; es decir, en fase crítica, de acuerdo con Ricardo Antonio Castrillón Quintero, director de Salud Ambiental y Factores de Riesgo de la Secretaría de Salud de Antioquia.
“Tenemos casos muy altos; además de Medellín, en Bajo Cauca y el Urabá antioqueño. Pero también se están disparando los casos de malaria con un incremento notable en algunas zonas y en Valdivia y Puerto Valdivia tenemos presencia de Leishmaniasis. Por otra parte, el fenómeno de El Niño también está asociado a la contaminación ambiental en el Valle de Aburrá, durante estos episodios hay un incremento en las infecciones respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores, también en pacientes con asma, alergias o con enfermedades pulmonar-obstructiva crónica”, comenta Ricardo Castrillón.
Para el funcionario de la Secretaría de Salud de Antioquia, en esta época son tres grandes patologías las que se presentan: prevalecen los casos de Covid 19, el dengue y la influenza estacional. Sin embargo, hay otras enfermedades que también se han incrementado en los últimos dos meses debido a las altas temperaturas y son las alteraciones en la piel, que van desde quemaduras por el Sol, hasta brotes y sarpullidos cuando hay contacto con algunos elementos que los pueden producir.
Aunque El Niño está por finalizar, los expertos advierten que esto apenas es el comienzo. “Tendremos lluvias en mayo y abril tal vez menos de lo habitual y lo que indican los pronósticos internacionales es que a mediados del año, entre junio y julio, estaría iniciando el fenómeno de La Niña, que traería un invierno en el segundo semestre más intenso de lo normal. Es importante resaltar que esto es apenas el comienzo, pues en la medida que lleguen las lluvias será más crítico, para el caso del dengue tendremos mayor número de criaderos ambientales lo que incrementa los mosquitos y hace que la epidemia aumente significativamente”, señala el profesor jubilado de la UNAL Óscar Mesa.
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(FIN/JRP)
22 de marzo de 2024