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Dice un adagio popular que si a una mariposa se le susurra un deseo, ella lo elevará al cielo y la petición se cumplirá. Estos insectos voladores han sido una fuente inagotable de inspiración para las artes por su belleza y, sobre todo, un grupo biológico del cual se ha ocupado la ciencia para la investigación. Desde finales de enero y hasta principios de marzo, los cielos del Oriente antioqueño son la ruta de mariposas de la especie Urania fulgens en su proceso migratorio que emprenden desde el norte del continente americano.

 


La mariposa Urania fulgens, como la describe Sandra Inés Uribe Soto, profesora del área de entomología de la Escuela de Biociencias y coordinadora del insectario-mariposario de la UNAL Medellín, “tiene unos patrones en la forma de sus alas y en la coloración que son muy característicos y llamativos. Aunque las polillas las asociamos con colores más oscuros y comportamientos nocturnos, estas son unas polillas de comportamiento diurno con una forma de cola de pato en las alas posteriores y unos colores verdes metálicos en forma de bandas que son muy característicos y las hacen muy bonitas y muy atractivas”.

Las mariposas cumplen una función importante para los ecosistemas, son de las principales polinizadoras y, junto con otros insectos, permiten la presencia de algunos alimentos. También, como afirma la docente Uribe, “son indicadoras de la calidad de los ecosistemas porque ellas tienen relaciones muy estrechas y muy particulares con cierto tipo de plantas”.

Los insectos, en general, han estado asociados con las migraciones, se creía inicialmente que estas se daban “simplemente porque el viento empujaba o movía los insectos en diferentes direcciones. Estudios recientes han mostrado que esas migraciones tienen propósitos muy especiales, muchos de ellos relacionados con la sobrevivencia, en el caso de las mariposas”, relata la experta en entomología. La Urania fulgens no es ajena a este fenómeno, pues emprende estos desplazamientos masivos desde el norte del continente americano en busca de la planta hospedadora, es decir, donde pone los huevos y de la cual se alimentan sus crías, que son aquellas de la familia Euphorbiaceae, la cual tiene unos altos niveles de toxicidad.

“Llegan unos momentos en los cuales los niveles de toxicidad de la planta de la que ella se alimenta están muy altos y ellas empiezan a hacer estas migraciones buscando y seleccionando las mismas plantas, pero con unos niveles de toxicidad un poco más bajos. Es básicamente buscando que la reproducción garantice la sobrevivencia”, cuenta.

Los individuos que migran no son los mismos que llegan a los destinos y se ha identificado que son jóvenes. “Estas mariposas empiezan a migrar, pero las que nosotros vemos aquí no son las mismas que iniciaron la travesía, grandes cantidades se sacrifican y hay nuevas generaciones. Por eso uno encuentra que vienen hembras cargadas de huevos que duran más o menos un mes, los estudios han mostrado que tienen más o menos un promedio de unos 30 o 40 huevos por hembra, en el camino hacen paradas, depositan los huevos y muchas de ellas perecen. Por eso uno ve gran cantidad de mariposas muertas y ahí se da la siguiente generación que continúa hasta llegar a los sitios con condiciones más aptas”, agrega la experta.

Claudia Algarín, estudiante de la Maestría en Entomología de la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín, cuenta que la migración de estas mariposas es muy particular, “porque hay poblaciones que migran y otras que no. Hay unas que pasan por Antioquia, que vienen desde Honduras y van hacia el Chocó buscando la planta hospedera, que son unos bejucos tóxicos. Hay otras que migran de oeste a este y de este a oeste, por ejemplo, pasan por Honduras, bajan hacia Panamá, llegan a Costa Rica y se devuelven. Las que llegan acá van de norte a sur por todo el Pacífico, mientras que las otras poblaciones viajan por el Atlántico. A veces se ven en grupos muy grandes, otras veces se ven individuos más dispersos porque la migración es muy aleatoria en ellas”.

Con el fin de proteger la especie y la permanencia de sus ecosistemas, la docente Uribe señala algunas medidas de cuidado, sobre todo cuando se visualizan cantidades enormes. “A veces se observa en un mismo momento, o se han contabilizado en estudios, hasta 52 mil especímenes volando, entonces se recomienda bajar la velocidad en los autos cuando se pasa por zonas donde éstas se encuentran, facilitar fuentes de agua disponibles, no tocarlas, no cogerlas y, en la medida de lo posible, permitir que eencuentren lo que están buscando en ese momento, que, habitualmente, es agua, refugio y protección”.

Las mariposas “son un grupo biológico que nos ofrecen una fuente muy importante de información. Son modelos de estudio en muchos campos, empezando por las leyes de la transformación de la energía, que son fácilmente observables y también son organismos maravillosos para que nosotros podamos apropiarnos de lo que son los ecosistemas y los seres vivos. Son unos elementos importantísimos para hacer educación ambiental para que nosotros dimensionemos y entendamos esa relación con los seres vivos y cómo poder vivir juntos en el planeta. Pero, además, son fuentes fundamentales de aprovisionamiento de alimentos y diría que hasta de diversión visual y de gestión con los ecosistemas, además de su belleza. Hay que invitar a todos a que conozcan y cuiden las mariposas”.

 

(FIN/SRV)

 

26 de febrero de 2024