“Los códigos del amor. Delito y cartas de amor en el Archivo Histórico Judicial de Medellín” es la exposición disponible en el primer piso del Bloque 46 en la que se exhiben algunas cartas escritas por amantes entre 1907 y 1943, y que se incluyeron en expedientes judiciales para confirmar relaciones entre sindicados y víctimas ante casos de raptos y seducciones. La muestra presenta algunas de ellas para generar reflexiones no solo sobre las aparentes maneras de amar y relacionarnos, sino de las amplias posibilidades para realizar investigación histórica.
Constanza:
Aunque con tu carta me has dado tu despedida, quiero contestarla y relatarte, o mejor dicho aclararte algunos hechos y dichos de mi vida. No creo que tu diario se sintiera orgulloso de unas pocas líneas mal escritas, llenas de errores y de amor propio.
Tampoco creí que fuera una noticia para ti el hecho de que me alejara de tu vida. Si lo escribí, lo hice para confirmarte lo que ya te había (escrito) dicho; que hay un hondo abismo entre los dos, tal vez, pero, ¿con qué se podía llenar?, ¿con mucho amor? ¿Cuando una fuente da mucha agua al final se seca la tierra? La muerte es un bello final para un idilio. ¿Qué otra cosa puede llenar un abismo? No lo sé, mi alma no ha podido encontrar ese camino.
(Fragmento Medellín, 29 de julio de 1940)
Las manifestaciones de afecto y las expresiones afectivas o sexuales de las relaciones se consideraron en la primera mitad del siglo XX como indebidas, no permitidas en el marco de la Ley y, por ende, fueron moralmente recriminadas. Estas se daban dentro del control patriarcal, por lo que era normal que los hombres actuaran con autoridad y control hacia las mujeres de su familia, al punto de evitar que ellas tuvieran relaciones sexuales o engendraran hijos por fuera del matrimonio católico, que además era autorizado por ellos.
Enamoramientos, pasiones y desengaños fueron narrados en páginas que trascendieron sus destinatarios y fueron presentadas como evidencia ante el tribunal para determinar la ocurrencia o no de un delito, dado que durante la primera mitad del siglo XX se consideraban ilegales aquellas relaciones que transgredieron el orden patriarcal establecido.
Por ejemplo, el código penal de 1889 tipificaba como delito el “amancebamiento público”, en el que incurría una pareja que hacía vida marital de manera pública sin estar casada, mientras que el “rapto, fuerza y violencia” tenía que ver con el acto de abusar de una persona, llevarla a otro lugar con esa intención o, también, se consideraba así en el caso de que la mujer fuera casada, soltera, menor de edad o si ella lo consentía.
El llamado “artículo rojo” incluía varios apartados sobre delitos que se cometían contra las personas. Allí se establecía la despenalización de homicidios si un marido mataba a la esposa legítima en el acto de encontrarla teniendo sexo con otro hombre. También se hacía inculpable si quien se enteraba del suceso era el padre de la hija, a quien podía asesinar o si asesinaba al hombre con quien la encontró en esas circunstancias.
Un ejemplo fue el caso del homicidio que cometió el 10 de noviembre de 1927 el jornalero Marcos Carvajal contra el zapatero Fernando Múnera, quien estaba casado. Según el sumario 3593, el primero (de 21 años) asesinó al segundo (de 25 años) por defender la honra de su hermana.
El delito que era más relacionado con las cartas de amor era el de la “seducción”, relacionado con una promesa incumplida de matrimonio luego de tener una relación, según se lee en el texto publicado en el sitio web de la exposición, en el cual se indica que en 1936 se promulgó un nuevo código penal que simplificó y reorganizó delitos. Eliminó el de “amancebamiento”, eliminó el “adulterio”, moderó el “artículo rojo” y transformó el de “seducción” en “estupro”, lo que implicaba un acceso carnal mediante engaños.
Los casos de las ocho cartas seleccionadas se dieron en límites de Abejorral, Frontino, Jericó, La Ceja, Rionegro y Titiribí e involucraron a mujeres jóvenes, en sus veintes, y a hombres que les llevaban pocos años o décadas de diferencia. Entre las ocupaciones de ellas estuvieron las de estudiantes, amas de casa, empleadas domésticas, chapoleras, modistas y maestras de escuelas. Entre las de ellos, jornaleros, negociantes, zapateros y agentes de ventas de automóviles.
Divulgar los archivos para reconocer las similitudes de los humanos y no de las épocas
La intención de la exposición es mostrar a la gente que los archivos son interesantes y divertidos, pese a que a veces pueden presentar grados de dificultad, que cuentan historias conectadas con nuestra vida y nuestra realidad, de acuerdo con Ruth López Oseira, coordinadora del Laboratorio de Fuentes Históricas de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas (FCHE) de la UNAL Medellín.
“El Archivo Histórico judicial es una fuente maravillosa que nos habla de sociedades que tal vez no se han visto históricamente reflejadas como otras lo han hecho. En particular, aprovechamos las cartas de amor y las expandimos en otros sentidos. La Historia nos da unas herramientas y un mundo entero de posibilidades”, destaca por su parte Manuela Vélez Ortega, coordinadora de divulgación del Laboratorio de Fuentes Históricas y curadora de la Exposición.
La elección de las cartas fue un trabajo inicial de Eulalia Hernández y de la docente López Oseira y, a partir de eso, se hizo la revisión, la digitalización y la curaduría. En el proceso de creación y de labores previas a la exposición participaron también integrantes del Semillero de Paleografía y Diplomática de la FCHE.
Uno de los miembros del grupo, Andrés Esteban López, comenta que entender las cartas y los casos fue un reto. Por ejemplo, cuenta la historia de una mujer llamada Herminia, quien le escribía cartas a su novio que enumeraba al final de los documentos. “Les escribía como: el número 1 es la letra A o 2, la B, y esa te va a indicar el mensaje oculto”, comenta.
Durante el lanzamiento, la exposición tuvo gran acogida, los espectadores leyeron y pudieron tomar en sus manos algunos archivos. También tuvieron la posibilidad de escribir cartas de amor y desamor.
Para quienes no son estudiantes de Historia el asombro fue mayor. A uno de los asistentes, Sebastián Martínez, estudiante de Ciencia Política, le impresionó la gran inspiración y trabajo que había en la época para escribir cartas con mensajes encriptados. También, le pareció “triste conocer esos casos e historias, pero al leerlas uno puede llegar a sentir lo que sentían esas personas. Es bonito saber que los seres humanos hemos tenido los mismos sentimientos”.
Para su compañero Samuel Butrón, también estudiante de Ciencia Política, la exposición es un ejemplo de que la historia puede enseñarse de manera divertida: “me gusta, porque por lo general nos la enseñan desde los próceres de la patria, y que un tema tan cotidiano como el amor pueda dar cuenta de otros trasfondos en otro nivel”.
La exposición “Los códigos del amor. Delito y cartas de amor en el Archivo Histórico Judicial de Medellín” estará abierta a la comunidad universitaria hasta el viernes 1 de marzo, Posteriormente, al realizarse en alianza con Comfama, posteriormente se exhibirá en sus sedes en varios municipios del área metropolitana del Valle de Aburrá.
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(FIN/KGG)
19 de febrero de 2024