Con su obra de macrofotografía, el fotógrafo Karlus Morales presenta al público “criaturas invisibles a los ojos de muchos, que suelen ser ignoradas, temidas o estigmatizadas”, de acuerdo con la descripción de la exposición que exhibe en el Espacio del Hombre de la Biblioteca Efe Gómez de la UNAL Medellín, la cual estará disponible hasta el 30 de agosto.

En la literatura medieval los bestiarios son las representaciones tanto de animales reales como fantásticos. Sin embargo, la intención de Karlus con la macrofotografía es, además de mostrar detalles que a simple vista no se ven, transmitir la idea de que “los bichos no son lo que nos han planteado: no son feos ni cochinos, no debe generar miedo ni asco y no hay que matarlos. Ellos de verdad pueden ser muy bonitos y de ellos dependemos”, dice.

“A nosotros se nos olvida que los animales no funcionan como lo hacemos nosotros, y que, de cierta manera,

hay que aprender a convivir con ellos y a compartir con la naturaleza”, añade.

En ese sentido, el propósito de su obra es transmitir la importancia de estos seres vivos y la pertinencia de protegerlos.

Entre sus retratos hay chapolas, mantis religiosas, orugas, cucarrones y libélulas. La mayoría de las imágenes las tomó en Colombia, solo una de ellas en Canadá, y son producto de encuentros casuales en la vida cotidiana. De cuando, por ejemplo, llegan insectos a la ventana de su casa, a su escritorio o aquellos que observa durante las caminatas. Las sesiones pueden prolongarse una hora o incluso cinco, como lo comenta.

Karl es ingeniero mecatrónico, pero toda su vida se la ha dedicado a la fotografía. Recuerda que, cuando tenía unos 12 años, empezó a ir a los paseos con una cámara y tomaba fotos a cada cosa que llamara su atención. La macrofotografía viene, como lo reconoce él, “del amor por los bichos”.

Desde que era un niño a Karlus Morales le ha gustado la naturaleza, y ese interés quizá lo avivó el hecho de que su padre es entomólogo y su madre, ingeniera agrónoma: “Para mí caminar o estar en un bosque, ver el atardecer o a los pajaritos, es lo mejor del mundo”, afirma.

Su trabajo, en cierto sentido, es colectivo. En el proceso de preparación y montaje de una exposición, su esposa le colabora con la escritura, y su papá, con la caracterización de los insectos.

En Karlus los insectos despiertan curiosidad: “si uno los ve de cerquita, intenta entenderlos y los analiza, ellos son de verdad muy interesantes”, afirma. Él, con sus fotografías, también quiere que los espectadores se sorprendan y se maravillen como él. Ahí nace la sensibilidad para atesorar el valor de aquellos seres vivos tan pequeños.

Más que un bestiario podrá ser visitada hasta el 30 de agosto

de lunes a jueves entre 7:00 a.m. y 7:00 p.m.; viernes de 7:00 a.m. a 4:00 p.m.,

y sábados de 8:00 a.m. a 1:00 p.m.

(FIN/KGG)

15 de agosto de 2023