El actual coordinador de Aseo de la UNAL Medellín se prepara para su jubilación, la cual espera con ansias mientras se ocupa de dejar las funciones de su cargo lo más organizado posible. Varias décadas estuvo en la Universidad trabajando en función de un campus ordenado. Tras su retiro espera dedicarse, de lleno, a la labor social. Algunos de sus amigos lo exaltan.
Heriberto labora desde hace 38 años en la Sede. A la Universidad llegó buscando un propósito diferente: estudiar Ingeniería Forestal, pues quería continuar el camino académico que había trasegado hasta realizar estudios en tecnología en maderas.
Un profesor del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), amigo suyo, le comentó en ese entonces que en la Sede necesitaban a alguien que supiera trabajar maderas y le dijo que se comunicara con Gabriel Alberto Ángel, y así lo hizo, pero antes que hablarle de la oferta laboral, Heriberto le contó que quería estudiar.
Cuenta que Gabriel no lo pudo apoyar en ese sentido, pero sí le ofreció ejercer labores de construcción y mantenimiento. Así empezó la historia de Heriberto en la UNAL Medellín. Del sueño de estudiar Ingeniería Forestal habla en pasado, dice “nunca se dio”; ya no lo considera.
Coordinó el grupo de carpintería en el taller durante unos 10 años, con su equipo construyó el mobiliario de la institución y las sillas de los estudiantes hasta que lo trasladaron al área de Mantenimiento. Según él, todo eso le ayudó también a crecer profesionalmente, porque le generó mucho aprendizaje interactuar con sus compañeros y el hecho de desempeñarse también en labores de construcción.
Para él, los cargos de liderazgo como los que ejerció requieren de inteligencia emocional: “Nosotros tenemos que conjugar ese trabajo con las personas que son diversas de todos los problemas y enredos, y uno tiene que saber cómo llegar a eso. Me ayudó mucho para no tener mucho conflicto con personas en la parte laboral”, afirma.
Se esmeró por hacer un buen trabajo, por imponer un plan y un orden en el trabajo, por depositar su confianza en algunas personas que notaba como sobresalientes y comprometidas. Sobre eso tiene una anécdota con quien rememora como uno de los mejores carpinteros que ha conocido y de quien aún recuerda el nombre: Óscar Moncada. A él le encomendó todos los trabajos que requerían de muchos detalles y delicadeza, y entonces otros operarios le reclamaron. Heriberto les dijo: “apréndanle a él, porque es muy pulido”.
De Óscar también recuerda que le gustaban los tangos y que una vez le pidió permiso para escuchar todos los días a las tres de la tarde un programa radial dedicado al género. Y se lo permitió. Heriberto dice que le generó gran satisfacción que él se lo agradeciera constantemente, pero también se siente orgulloso de la unión que logró en el grupo y que evidenció cada vez que el resto de compañeros le solicitó encender el radio para oír ‘los tangos de Óscar’.
Después de laborar varios años en el área de Mantenimiento, Heriberto pasó a la de Aseo, un equipo conformado por mujeres, a excepción de otro hombre. Asumió varios desafíos, pues esa labor dice que es delicada en la medida en que tiene que ver con todos los espacios, incluidos los laboratorios donde se utilizan químicos, por lo que “hay que saber manejar los elementos”. Además, cuenta que de las auxiliares del aseo ha aprendido “a conocer un poco más a las mujeres, muy trabajadoras y comprometidas. Igual porque me tuvieron mucha paciencia”.
El trabajo en la Sede es para Heriberto motivo de satisfacción, y se prepara para irse tranquilo: “siento que logré lo que la Universidad me encomendó. También me siento agradecido con toda la gente con la que he interactuado, y orgulloso, porque esto es una gran institución, es de la Nación, para todo el mundo que quiera aprovechar esta empresa. Creo que a mucha gente le aporté, le ayudé y también le aprendí”.
Humberto Morales Flórez fue su antecesor, se conocieron hace más de 30 años y se convirtieron en amigos personales. Heriberto saluda a quien se encuentra a su paso y cuando conversa mueve las manos. A él su amigo lo define como una persona colaboradora, tanto en el ámbito laboral como en el personal. Al respecto manifiesta: “Yo creo que en la universidad lo que hace falta es tolerancia, y Heriberto reúne ese requisito. Él es apacible, no se ofusca, sabe llevar sus cosas, no es acelerado, es muy táctico. Trata de evitar problemas, es drástico en su forma de ser con el trabajo para que las cosas le funcionen y respetuoso con sus compañeros y subalternos”.
Una vida entregada a la comunidad
Heriberto ha trabajado con comunidades de barrios populares, sobre todo de la comuna nororiental. Es algo a lo que ha estado ligado desde hace varias décadas. Incluso, menciona, conoció a estudiantes de la UNAL Medellín que en el pasado se interesaron en el proceso y le pidieron involucrarse. Algunos hicieron parte de grupos de teatro, danza y deportes en aquellos territorios.
El interés por colaborar con los demás viene de su padre. De él aprendió la bondad y la filantropía: “Él fue muy activo. Fue inspector de policía y durante mucho tiempo ejerció hasta que se retiró en la época de la violencia, le tocó muy duro. Cuando el barrio estaba en formación lo nombraron presidente de la Junta de Acción Comunal”.
Heriberto siguió sus pasos. A sus 15 años se desempeñó como secretario de transporte de la Junta de Acción del barrio, cargo en el que procuró gestionar vías y pavimentación. Siendo muy joven también convocó a jóvenes para integrar Los Trotamundos, un grupo de caminantes y trotadores de domingos, con quienes inició, precisamente, la fundación de la casa de la cultura.
En un episodio del programa Camino al barrio de Telemedellín, Heriberto contó que el eje central de ese espacio ha sido la biblioteca, que comenzó siendo pequeña y conformada con libros que recolectó la comunidad, con el fin de que la gente pudiera leer, capacitarse y “conocer otras cosas”. Esas intenciones inicialmente personales y comunitarias lograron apoyos de la administración municipal en ámbitos relacionados con la educación y la cultura.
Uno de sus amigos de juventud en el Popular 2 y con quien jugó fútbol tantas veces es Efrén Pulgarín. Aunque se alejaron un poco cuando se fue a trabajar a pueblos de Antioquia como profesor, él narra que cuando era estudiante de la Universidad de Antioquia a veces aprovechaba para hacer búsquedas en la biblioteca de la UNAL Medellín y, por supuesto, para visitar a Heriberto, quien le colaboraba en esa función y le presentaba a profesores. De él siempre ha admirado eso: la buena relación que teje con los demás. También que es coherente, conciliador y que ha sabido aprovechar las oportunidades que se le presentan, que es un buen padre y que tiene un gran sentido del humor, porque “a todo le saca chiste”.
La tranquilidad que quiere para su porvenir
Ahora que se jubila Heriberto trabajará específicamente en su barrio: el Popular 2. A la labor comunitaria quiere dedicarle todo su tiempo. El nuevo proyecto en el que se enfocará con otros activistas sociales es en modificar la estructura de la casa de la cultura para hacerla más accesible a personas con movilidad reducida.
Entre el trabajo social y el doméstico quiere vivir su jubilación, aunque tiene pocas herramientas, todo el mobiliario que hay en su casa lo ha elaborado él. Además, si algo se daña, él lo repara, no importa si es asunto de construcción, de carpintería, electricidad o de plomería.
Quiere también compartir con su esposa y con su familia en el solar de la casa en la que vive; entretenerse a medida que aprende con programas de televisión que disfruta, especialmente del canal Señal Colombia, en el que encuentra “cosas interesantísimas que aportan”. También quiere gozar con más tiempo de la lectura y la poesía. Entre sus autores favoritos están Carlos Castro Saavedra, Mario Benedetti y Jorge Luis Borges.
De sí mismo afirma que es comprometido y entregado por lo que hace, es por eso que se reconoce un poco “acosado, porque quiero entregar todo muy bien”. En eso tiene el foco, mientras se prepara para un día no volver más a la Universidad en calidad de funcionario, sino de “feliz jubilado”, porque dice que igual seguirá visitando la institución y a sus compañeros. Es más, cuenta que, dada la gratitud que siente, no tendría problema en realizar actividades de forma voluntaria.
(FIN/KGG)
14 de agosto de 2023