La inteligencia artificial (IA) logró romper barreras que parecían imposibles para los humanos. Las herramientas que se desprenden de ella, como los asistentes de voz, creadores de textos e imágenes, chats, aplicaciones para hacer grandes cálculos, entre otras, han puesto en la agenda mundial la discusión y en algunos casos preocupación, sobre la expansión de esas ilimitadas capacidades de las máquinas en algunos ámbitos.
El mundo de las artes no es ajeno al uso de esta tecnología, se aplica desde la creación de imágenes, pinturas, cuadros y otras obras de arte, hasta el análisis y estudio de las mismas. En esa búsqueda por entender cómo se relaciona la IA con esta disciplina, Juan Esteban Ocampo Rendón, magister en estética de la UNAL Medellín, exploró en su tesis de grado El arte y las máquinas de aprendizaje (IA) ¿Es posible una creatividad computacional? cómo a través de esta herramienta se produce arte.
“En la investigación se hace un rastreo para tratar de entender cómo nace el concepto y cómo funciona técnicamente, aunque no me interesa tanto cómo funcionan las redes neuronales artificiales, sino cuáles son esos procesos o esas críticas que nosotros como humanos o consumidores hacemos a esos procesos de la máquina en el arte”. Indica Ocampo Rendón.
¿De dónde proviene la creatividad?
El Maestro en Artes Plásticas explica que la IA y su uso no es un tema nuevo, si bien actualmente hay un auge por la llegada y popularización de herramientas como Midjourney (para crear imágenes a partir de texto) o el chatbot llamado ChatGPT (que responde a cualquier pregunta), los planteamientos de estos procesos de información datan de los años 30 con el matemático Alan Turing, quien en 1950 describió los que serían sus fundamentos teóricos en el artículo científico Maquinaria informática e inteligencia, en inglés Computing machinery and intelligence. “Para el caso de las artes, entre 1960 y 1970 se usa fuertemente la IA como método de producción”.
De acuerdo con Juan Esteban, hablar de creatividad en la inteligencia artificial es muy complejo, incluso determinar la creatividad en los humanos lo es.
“A partir de la investigación puedo decir que la IA es una herramienta que le permite al humano hacer distintos procesos de creación. Es decir que funciona como una herramienta activa, no pasiva. De hecho, el pincel es una herramienta, en este caso, una pasiva que está a la espera que el humano tenga una acción sobre ella para pintar; pero para la IA hay ciertas particularidades por las cuales podemos hablar de cocreación. Cuando dos personas con experiencias totalmente diferentes y formas de entender el mundo se unen en un tema particular para aportar en ese desarrollo, la IA lo hace de una manera semejante”.
Teniendo en cuenta lo anterior, durante ese proceso de creación artística, habría una horizontalidad entre el humano y la máquina, donde ambos (persona e IA) aportan de diferentes formas. “Considero que la IA es un mecanismo por el cual se están logrando crear producciones y obras de arte en el ámbito de la arquitectura, la literatura, la poesía, el cine, la pintura y todo lo que tenga que ver con ese tipo de producciones, se está dando un proceso de cocreación entre humano y máquina. Creo que llegó para aportar y expandir el marco de producción y creación de los artistas, entendiendo artistas en una palabra amplia en los ámbitos que ya se mencionaron”.
Ventajas, preocupaciones y dilemas
El artista destaca la “fuerte recepción” que ha tenido el arte realizado con Inteligencia Artificial en España, Reino Unido, Francia y otros países europeos; sin embargo, aclara que, “desde antes la usaban los artistas y no había tanto revuelto porque la gente igual consumía el arte y no había el boom por estas herramientas que vivimos actualmente”.
En ese sentido, explica, que, con respecto al arte, la IA ha potenciado la forma en que el humano crea sus propuestas y puede romper un poco los límites técnicos que antes se tenían.
“Por ejemplo, en un cuadro, el límite es el bastidor o el marco, la Inteligencia Artificial permite hacer otro tipo de reflexiones con respecto a la imagen y la técnica. A partir de esto podríamos preguntarnos, ¿puede crear la IA una imagen estéticamente potente, que nos toque desde lo sensible? Lo está logrando a tal punto que hoy nos tiene preocupados, tiene una gran fuerza porque nos permite expandir los límites de la producción, la correlación, la cocreación de la maquina en los procesos y el resultado de la obra, las sensaciones estéticas, visuales, de color, entre otros. Es una herramienta que está potenciando y seguirá potenciando además de cuestionarnos, lo que para mí es lo más interesante, porque nos pone en un relevo constante”, detalla Juan Esteban Ocampo.
Para el investigador, (quien estudia la relación con las máquinas y el arte desde el año 2012 cuando cursaba su pregrado), por lo general, cuando el humano encuentra algo que 'compite' con su producción, creatividad o la manera de generar ideas “siempre se va a descolocar. Esa forma de 'descolocamiento' es pensar que las máquinas van a reemplazarlo. Hay una preocupación colectiva que es entendible: una máquina que piensa a una velocidad y precisión que el humano no puede alcanzar, en ese sentido, la IA está haciendo arte, guiones de cine, narrativas y otras funciones que realizan periodistas, abogados, etc.”.
Pese al ambiente de temor y negativismo en el ámbito internacional con respecto a los alcances y autonomía de estas herramientas, Ocampo afirma que es necesario no ver la máquina como una tecnología que llega a reemplazar o dejar de lado al humano. “Algo similar se pensaba con la llegada de la Revolución Industrial. Siento que no es un tema de reemplazo, sino de identificar cómo logro a través del uso de la herramienta o la tecnología, complementar y expandir mis procesos”.
Ante la pregunta con un tinte apocalíptico de esa posible sustitución y en casos más extremos, dominio de las máquinas sobre el humano, que se ha abordado en literatura y películas de Hollywood, Ocampo Rendón señala que, actualmente, “esa máquina sin ese primer paso que tiene que ver con el humano, no funciona bien, por eso se habla de la cocreación (…) para reemplazar por completo a los humanos y tener esa autonomía, hay un concepto más profundo planteado años atrás que se llama singularidad tecnológica, que es cuando una máquina tiene independencia e incluso es capaz de tener autonomía total, autoreplicarse y automejorarse sin la mano humana, eso nace como una utopía. Siendo atrevido, en este momento, creo que la singularidad tecnológica no es posible porque implica que una máquina tenga conciencia del yo y eso compromete factores éticos, morales y otras reflexiones complejas”.
Sin embargo, este punto es de gran interés para la sociedad, según el investigador, “porque nos pone a cuestionarnos por asuntos humanísticos, necesitamos ver la tecnología más allá de lo técnico, empezar a ver las implicaciones de índole ético, moral y conceptual. Hoy en día la IA está sirviendo para que nos repensemos como humanos y pensemos la tecnología como una posibilidad de avance y mejora”, añade.
En su Doctorado en Estética que está próximo a iniciar en la UNAL Medellín, Juan Esteban pretende continuar investigando y entendiendo qué ocurre desde lo técnico y las implicaciones de índole ético en el marco social. “Cómo la IA ayuda a construir esas reflexiones respecto a cuáles son esas acciones que están permeando la cultura y la sociedad desde las artes, la literatura, el periodismo, la comunicación, el diseño gráfico, el derecho, todo está permeado por la IA, quiero explorar cómo vamos a aprovecharnos de eso para fortalecernos”.
(FIN/JRDP)
4 de abril de 2023