Así lo estableció una investigación realizada en la UNAL Medellín fundamentada en análisis dendrocronológicos y de carbono-14 (14C). Los hallazgos son útiles para la toma de decisiones por parte de las autoridades ambientales de la ciudad.
La investigadora Marileny Vásquez Piedrahíta, magíster en Bosques y Conservación Ambiental de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín, realizó una reconstrucción espacial y temporal de las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) fósil en Medellín entre 1977 y 2018. El estudio se basó en el análisis de los anillos de crecimiento de 35 árboles de urapán (Fraxinus uhdei), una de las especies más abundantes en la ciudad.
“Para la década de 1980 la zona de Industriales presentaba la más alta concentración de CO2 fósil, probablemente porque estaban allí asentadas, por ejemplo, la empresa metalúrgica Siderúrgica de Medellín y la cementera Argos, entre otras industrias pesadas. Para la década de 1990 e inicios del 2000 la concentración bajó, posiblemente porque en esta época comenzó a operar el Metro y a implementarse el Pico y Placa. Posterior al 2000 ha aumentado exponencialmente el parque automotor”, afirma.
El CO2 de combustibles fósiles, es uno de los principales gases de efecto invernadero que contribuye al cambio climático, altera el balance hídrico y radioactivo de la Tierra. En las últimas décadas ha aumentado como resultado de las emisiones de combustibles fósiles, como son el gas, el petróleo y la hulla (un tipo de carbón mineral con alta concentración de carbono) quemados en los automotores y algunas industrias, de ahí la pertinencia de este estudio.
El CO2 fósil, a diferencia del CO2 que no es de origen fósil, no contiene 14C. El CO2 fósil solo contiene 12C y 13C. Mediante la fotosíntesis, los árboles de las ciudades forman su madera con CO2 fósil como con CO2 no fósil por lo que están empobrecidos en 14C en relación con una atmósfera limpia (efecto de dilución). Empleando este efecto, se pudo reconstruir espacial y temporalmente la contaminación por CO2 fósil en Medellín.
Para reconstruir la información requerida el estudio combinó técnicas novedosas, datación año a año de los anillos de crecimiento (dendrocronología), análisis del contenido de 14C en 282 anillos de crecimiento y técnicas estadísticas para determinar año por año la concentración de CO2 fósil en el espacio y en el tiempo. “Construimos mapas que nos permiten determinar la concentración de CO2 fósil en cualquier año y lugar de Medellín en el periodo estudiado”, comenta.
¿Por qué acudir a la dendrocronología?
Marileny quiso abordar una metodología novedosa para explorar el tema de su interés. Si bien había investigaciones parecidas, según ella no había estudios que realizaran una reconstrucción tanto espacial como temporal, empleando el mayor número de análisis de 14C.
El interés de la investigadora por el tema surgió desde que estudió el pregrado en Ingeniería Forestal también en la Sede, pero dice que la motivación por explorar la dendrocronología surgió cuando conoció al profesor Ignacio del Valle, pionero en el estudio de los anillos de los árboles en Colombia.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha fijado la meta, a 2050, de reducir las emisiones de CO2. Por lo tanto, este estudio es pertinente, en la medida en que “es necesario disponer de información de la evolución de las concentraciones de CO2 fósil, identificar focos de contaminación y se espera que sea un insumo para que las autoridades ambientales tomen acción sobre estos focos de contaminación y desarrollen nuevas estrategias”.
Además de la contribución colectiva que implica, a la investigadora el estudio le dejó la satisfacción del aprender constante y la enseñanza de perder el miedo al ensayo – error. También le trajo la alegría de una nominación a los Premios Medellín Investiga 2022, en la Categoría Investigación de mayor impacto en el año.
(FIN/KGG)
3 de enero de 2023