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Entender las posibilidades que abre el diálogo de saberes entre estas disciplinas supone un reto y una posibilidad para los científicos, pues si logran ponerlas a disposición no solo de la academia sino de los territorios, sería mucho más sencillo resolver los escenarios de crisis.

  • “La democratización de la ciencia está en la agenda pública, por eso es muy importante revisar como se ha adelantado, que términos se están usando y cómo caracterizan los conceptos, para lograr que se hagan procesos de divulgación para que la sociedad reciba beneficios”. Foto: reproducción.

    “La democratización de la ciencia está en la agenda pública, por eso es muy importante revisar como se ha adelantado, que términos se están usando y cómo caracterizan los conceptos, para lograr que se hagan procesos de divulgación para que la sociedad reciba beneficios”. Foto: reproducción.

  • El tema central de esta temporada de la Cátedra es las ciencias básicas en diálogo con la vida: saber más para vivir mejor. Foto: tomada de Pixabay.

    El tema central de esta temporada de la Cátedra es las ciencias básicas en diálogo con la vida: saber más para vivir mejor. Foto: tomada de Pixabay.

  • Los factores estéticos se vuelven cruciales al momento de comunicar, no hay razón para negar que la experiencia estética sea parte de la experiencia intelectual. Foto. tomada dePixabay.

    Los factores estéticos se vuelven cruciales al momento de comunicar, no hay razón para negar que la experiencia estética sea parte de la experiencia intelectual. Foto. tomada dePixabay.

    Estas reflexiones fueron hechas en la quinta sesión de la cátedra Saberes con Sabor, gestada por la UNAL Medellín y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

    En esta oportunidad se contó con la participación de Sandra Uribe Soto, ingeniera agrónoma, magister en Ciencias básicas y Biomédicas, doctora en ciencias Biomédicas y docente de la UNAL Medellín; Jorge Manuel Escobar Ortiz, filósofo, magíster en Filosofía e Historia de la Ciencia, doctor en Ciencias Humanas y Sociales, docente del ITM; y Román Castañeda, docente y coordinador de la Cátedra.


    ¿La ciencia puede trascender la vida de la sociedad?

    En las prácticas científicas el interés por ayudar a conseguir una vida mejor para todos es normalmente el deber ser, sin embargo, con la supremacía del tiempo y el dinero, esta meta se puede desvanecer, como lo asegura Sandra Uribe Soto:

    “Desde mi quehacer y el escenario que he tenido en la práctica científica ha sido un común denominador que esa búsqueda de conocimiento en áreas relacionadas a la vida y la ecología están pensadas para generar un impacto y trascender a la vida común, no obstante, en ese ejercicio a veces nos pasa que vemos todo, pero no a nosotros mismos, es fácil perderse y lograr que resultados vayan más allá de una revista, una conferencia o un público especializado”.

    En la misma línea, Escobar Ortiz plantea que esta pérdida no solo ocurre en las ciencias básicas y naturales, “en mi caso también pienso que en las ciencias humanas se olvida justamente eso, lo humano, porque empieza a primar más la producción misma que el sentido de esta, todo por incrementar la hoja de vida, y evitando fortalecer relaciones sociales, que nos alejan del valor que hay que tener para ver las formas de vida e interacción con otros de manera distinta”.

    Según los invitados a la cátedra, este fenómeno de desconexión entre la ciencia, los territorios y la divulgación puede deberse al incremento exponencial de la producción académica e investigativa, “no se había producido tanta ciencia del siglo XX para acá, y la necesidad de hacerlo cada vez más rápido es muy alta y se corre ese riesgo de perderse en los objetivos importantes, pero paradójicamente también estamos viviendo escenarios de crisis que requieren altas dosis de conocimiento como nunca antes, la sociedad necesita estar informada para tomar decisiones y actitudes más precisas ante los escenarios de crisis”, comenta Román Castañeda.


    Saberes contextuales, clave para el fortalecimiento de la cultura

    Aunque ante muchas situaciones de crisis la respuesta pueda estar involucrada en el desarrollo de una ciencia específica, el diálogo de saberes puede traer consigo información valiosa que logre una solución más efectiva a dicho problema.

    “En mi experiencia, en el contacto directo con las comunidades hubo un momento básico que fue integrarme como parte de un equipo e ir al campo para construir conocimiento, entender cómo concebían la causa de la enfermedad que estábamos estudiando, los orígenes y cómo la abordaban, lo que fue dos cosas a la misma vez: el encuentro con la comunidad, sus saberes y conocimientos y con personas de las ciencias humanas y sociales con las que nunca había tenido la posibilidad de interactuar y tenían unos lenguajes y metodologías complejas”, explica Uribe Soto.

    “Los investigadores a veces son como extraterrestres que llegan a lugares a extraer información y luego producir conocimiento que va a favorecer a las comunidades, pero esta perspectiva va cambiando con realizar una investigación en campo, que implica integrar otras áreas que son muy valiosas para obtener otra información, motivando a las personas a participar de la construcción del conocimiento, este es un giro que se ha venido dando en los últimos 50 años en el mundo científico”, añade Jorge Manuel Escobar Ortiz.


    La estética: las emociones y sentidos al servicio de la ciencia

    Relacionar la ciencia y la estética ha servido para hacer más llamativos los procesos de divulgación, pues en el mundo actual ya no resulta suficiente el mero discurso científico, la empleabilidad de elementos artísticos, visuales y narrativos hacen más sencillo una apropiación social del conocimiento, como lo asegura la docente Uribe Soto:

    “Yo considero que somos en esencia arte y cultura desde lo viviente, casi que ser científico implicaba ser muy serio, y en alguna medida los que fuimos formados por el método científico riguroso de la observación, toma de datos y manipulación de los objetos nos perdíamos un poco de las posibilidades. En mi caso la microscopía abrió nuevas posibilidades, porque no podría dejar de mirar estas especies y vincularlas con obras de arte. Las figuras y los colores me daban una visión personal del asunto, además hemos tenido grandes pensadores que combinan el arte y la ciencia sin desligarlos, y así los resultados son más interesantes”.

    Así como en los estudios literarios la forma y el contenido son igual de importantes, la búsqueda de la estética, de lo bello de la ciencia puede empezar desde las ecuaciones mismas y el asombro con que los investigadores se acercan a ellas:

    “En temas de comunicación de la ciencia se ha vuelto crucial el asunto estético, que amplía perspectivas distintas, ahí es interesante analizar cómo los científicos ven desde una mirada estética la producción científica que hacen, con teoremas o ecuaciones que les parecen bonitas o bellas”, dice Escobar Ortiz.

    Esta sesión de la Cátedra terminó con la reflexión sobre continuar involucrando elementos estéticos al diálogo de saberes entre ciencias naturales y sociales, además de plantear dos preguntas para el público: ¿realmente el conocimiento científico nos ayuda a vivir mejor y cómo avanzamos hacía eso? y ¿cómo podemos participar en la creación de conocimiento científico y que implica esta participación?.

    (FIN/DQH)

    31 de octubre de 2022