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Es la primera edición del evento realizado por la UNAL Medellín y apoyado por la Universidad de Antioquia. Se realizó recientemente y se concibió para homenajear al fallecido profesor Luis Miguel Córdoba Ochoa del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas (FCHE). Lo recordaron con conferencias que tuvieron su base en algo que lo constituía: la investigación.

  • Gran parte de la programación se desarrolló en el Auditorio Gerardo Molina. Foto: Unimedios.

    Gran parte de la programación se desarrolló en el Auditorio Gerardo Molina. Foto: Unimedios.

  • Las temáticas abordadas estuvieron asociadas a la Historia colonial, tema de interés del profesor Córdoba Ochoa. Foto: Unimedios.

    Las temáticas abordadas estuvieron asociadas a la Historia colonial, tema de interés del profesor Córdoba Ochoa. Foto: Unimedios.

  • La invitación para asistir al Seminario fue abierta para estudiantes de Historia de la Sede y de la Universidad de Antioquia. Foto: Unimedios.

    La invitación para asistir al Seminario fue abierta para estudiantes de Historia de la Sede y de la Universidad de Antioquia. Foto: Unimedios.

  • Solo uno de los conferencistas internacionales expuso su tema de manera virtual. Foto: Unimedios.

    Solo uno de los conferencistas internacionales expuso su tema de manera virtual. Foto: Unimedios.

  • Luis Miguel Córdoba Ochoa fue docente de la UNAL Medellín durante 38 años. Foto: tomada de bit.ly/3GFogjq

    Luis Miguel Córdoba Ochoa fue docente de la UNAL Medellín durante 38 años. Foto: tomada de bit.ly/3GFogjq


    El Seminario de Historia Colonial fue un espacio para pensar y conocer mejor sobre temas de historia colonial, que era la base de interés e investigación del profesor Córdoba Ochoa. Uno de los aspectos abordados fueron los problemas de traductibilidad de grupos de población negra, indígena y mediterránea que se asentó en América entre los siglos XVI y XVII, los cuales no solo se relacionaron con la lingüística sino también con la identidad.

    El asunto fue expuesto por Diana Luz Ceballos Gómez, profesora del Departamento de Historia de la FCHE de la UNAL Medellín, quien al respecto mencionó que “traducir no es solo comprender una lengua, sino una situación cultural diversa y una época distinta”, dijo al citar al autor George Steiner.

    Los mencionados inconvenientes, expuso, surgen de la diferencia en la concepción de las religiones, las cosmogonías, cosmovisiones y concepciones de cómo se construye el conocimiento. Particularmente se refirió al caso de un chamán que fue procesado por la inquisición, dado que en los siglos XVI y XVII las creencias y prácticas de esclavos e indígenas fueron tratadas en los tribunales de justicia “como si tuvieran pacto con el demonio y sus deidades son asociadas a la concepción del diablo cristiano, que es la encarnación de todo el mal posible”.

    Otro ejemplo es la acusación de brujería a más de 400 personas en la zona del País Vasco y Navarra entre 1610 y 1614, con el que mostró que, “cuando hay una incomprensión cultural se dan los problemas de traductibilidad, pero también que en esta época terminan ante un tribunal lo que hace profundizar los conflictos”.

    Por su parte, y durante la maestría en Historia en la UNAL Medellín, Sebastián Amaya Palacios, analizó cómo Cartagena pretendía cuidar su comercio y sus costas, no desde la perspectiva militar tradicional, sino desde las embarcaciones. Buscó fuentes contables de la época y tabuló información acerca de las compras, los productos, las procedencias y los compradores. Con la información recreó cómo se daba el abastecimiento. Y sobre ese trabajo habló en el Seminario.

    “La conclusión a la que pudimos llegar fue cómo se manejaron los recursos, cómo fue la operatividad e identificar ataques de piratería, quiénes fueron las personas que más sirvieron al rey y cómo las políticas a lo largo de las décadas iban cambiando o variando y finalmente contribuimos a la reconstrucción de lo que es una fase curiosa de la historia de Cartagena que es muy poco estudiada a pesar de ser tan llamativa”, expuso.

    Hubo espacio, además, para conferencias como la de Juan Sebastián Gómez González, exalumno del profesor Córdoba Ochoa en el pregrado y actualmente docente del Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia, quien habló de una biografía que construye sobre un personaje casi anónimo que está investigando: vivió hace más de 200 años en el Istmo de Panamá y era de origen español. Los vestigios documentales que dejó hacen parte de expedientes judiciales, puesto que él se vio involucrado en procesos criminales.

    Los indicios le han mostrado que se trata de “un personaje irrelevante, pero esto puede ser, en realidad, un cúmulo de experiencias que nos enseñen mucho sobre un período, cómo era la vida en esos lugares, de lo que conocemos sobre el pasado o cómo lo podemos entender dentro de un ámbito más global, saliéndonos de los límites que implica el conocimiento de la Historia de Colombia o de Panamá”, narró.

    Le llamó la atención desde que leyó referencias sobre él en dos expedientes, en los que lo catalogaban como un zapatero borracho y al indagar se enteró que era un personaje que constituía “una especie de trasfondo”, por lo que, a través de él, busca comprender la economía ilícita de entonces.

    “Una cosa es estudiar, por ejemplo, a Simón Bolívar, a Francisco Antonio Zea o a gente afamada de ese momento: importante, rica. Este es un don nadie que escribió, lo que lo hace muy interesante: las cartas, los apuntes personales que tenía, los papelitos, la manera en la que estaba tratando de organizar su vida y sus menesteres democráticos como agente del orden pilotando una goleta entre las costas de Portobelo y la desembocadura del río Coclé vigilando que no contrabandeara. Fue un tipo que al principio fue contrabandista y terminó siendo cooptado por la autoridad. Es como un bandido que lo es tanto que el mismo Estado se da cuenta que sería más útil trabajando para ellos que en el hampa”, añadió.

    El Seminario, además de estos conferencistas, tuvo como invitados a los académicos Bartolomé Yun Casalilla, de la Universidad Pablo de Olavide (España), Edgardo Pérez Morales, de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos), Óscar Mazín Gómez, de El Colegio de México, y a José Javier Ruiz Ibáñez, de la Universidad de Murcia (España).

    Igualmente, y de la UNAL Medellín, a Luis Felipe Vélez Pérez, Juan José Velásquez Arango y a los profesores Óscar Almario García y Roberto Luis Jaramillo Velásquez, quien hizo una semblanza del docente Córdoba Ochoa. También a Nicolás Ceballos Bedoya y Andrés Vélez Posada, de la Universidad Eafit y a César Lenis Ballesteros, de la Universidad de Antioquia.

    Todos los invitados tuvieron que ver, de alguna manera, con el profesor Córdoba Ochoa, en cuya memoria se hizo el evento académico, porque “fue un maestro que nos formó a muchos en el área de la Historia Colonial. Quisimos que el Seminario combinara la participación de colegas, amigos y estudiantes de él”, contó Juan David Montoya Guzmán, profesor del Departamento de Historia y vicedecano académico de la FCHE, y uno de los organizadores.

    Diana Luz Ceballos Gómez aparte de ser colega del profesor Córdoba fue su amiga y su estudiante en el primer curso que él dictó a alumnos de Historia de la UNAL Medellín. Para ella, este encuentro fue emotivo y de valor académico. Consideró que contó con la participación de personas que mostraron algo del docente homenajeado.


    Calidad y agradecimiento

    El Seminario de Historia Colonial se desarrolló durante dos días. En el primero le fue entregada a la familia del profesor Córdoba Ochoa una moción de agradecimiento para exaltar su trayectoria intelectual.

    A Gómez González, que investiga sobre todo acerca de economías ilícitas del antiguo régimen, en este caso el contrabando, el profesor Córdoba Ochoa representó gran apoyo, en la medida en que él también investigaba personajes de esa raigambre. Amaya Palacios coincide en el respaldo que el docente ofrecía a sus estudiantes, lo que les representó gran aporte. Él recuerda, por ejemplo, que tenía gran capacidad de gestionar, y que buscaba siempre a los mejores evaluadores.

    Incluso sus alumnos más recientes valoraron el rol que desempeñó el docente. “El profesor fue una persona muy importante para la Facultad y para quienes fuimos sus estudiantes porque se preocupaba por educar. Era práctico, no solo teórico. Hay un gran recuerdo de él en la comunidad universitaria, contribuyó como profesional, pero también como persona”, dijo Cristina Isabel Bolaños, del pregrado en Historia y asistente al Seminario.

    Por su parte, Alexandra Serrato Martínez, también estudiante de Historia y asistente, dice que conoció al profesor en clases virtuales por cuenta del confinamiento a causa de la pandemia por covid-19. “En ese semestre se pudo notar tanto su calidad académica y como persona. Deja una huella grande en la Facultad”.

    Para ella esa fue parte de la motivación para asistir, pero también escuchar a los académicos que estuvieron presentes, lo que le significó una oportunidad, porque, como mencionó y como seguramente también lo enseñó el docente, “el conocimiento no nace individualmente sino también escuchando y debatiendo las distintas perspectivas”.

    (FIN/KGG)

    24 de agosto de 2022