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Fidel Antonio Barón Echeverri, conocido por sus pupilos y amigos como Fido, lleva una larga trayectoria ejerciendo su pasión en la UNAL Medellín. Las risas que se escuchan en la piscina son aliciente para los entrenamientos de sus nadadores. Ellos, con sus recuerdos y comentarios, exaltan al entrenador y al ser humano que día a día les indica cómo moverse en el agua y que les da la mayor lección: ante todo, disfrutarla.

  • Fido, como le dicen, comenzó a nadar cuando era un niño. Foto: Unimedios.

    Fido, como le dicen, comenzó a nadar cuando era un niño. Foto: Unimedios.

  • A sus nadadores les hace sugerencias y les da instrucciones amablemente. Foto: Unimedios.

    A sus nadadores les hace sugerencias y les da instrucciones amablemente. Foto: Unimedios.

  • Una premisa de Fidel ha sido impulsar a sus pupilos a reconocer sus capacidades y límites. La imagen es en el Panamericano en Río de Janeiro (2011). Foto: cortesía Juan David Chávez Giraldo.

    Una premisa de Fidel ha sido impulsar a sus pupilos a reconocer sus capacidades y límites. La imagen es en el Panamericano en Río de Janeiro (2011). Foto: cortesía Juan David Chávez Giraldo.

  • Con Juan David Chávez (a la derecha), a quien entrena desde hace más de 30 años. Foto: cortesía Juan David Chávez Giraldo.

    Con Juan David Chávez (a la derecha), a quien entrena desde hace más de 30 años. Foto: cortesía Juan David Chávez Giraldo.

    A Fidel el agua lo ha provisto de la alegría que él ha trasmitido a las personas a su alrededor. Desde un costado de la piscina y bajo una carpa se mantiene pendiente de sus deportistas y aprendices, a quienes trata con gentileza, les hace chanzas y les entrega, además de instrucciones para el entrenamiento, varias sonrisas y carcajadas.

    Está ahí, como un reflejo en el agua, desde hace 15 años, amable y dispuesto para enseñar. Se convirtió en el primer entrenador de natación que tuvo la Sede en la piscina olímpica, además, se encargó de crear equipos de polo acuático y pudo jactarse de trabajar en “la mejor piscina a nivel universitario del país”, como él se lo dijo hace varios años a la Agencia de Noticias de la UNAL.

    Su primera labor consistió en pruebas de nivelaciones, algo que aún se hace, para que las personas de la comunidad universitaria pudieran usar la piscina como bañistas, nadadores aficionados o deportistas. “Eso nos llevó a la necesidad de crear cursos formativos para quienes no tenían conocimiento de la natación, y los monté con la teoría de cada uno de los niveles: ambientación, pecho, espalda y mariposa”, cuenta.

    Inicialmente, narra Fidel, fue contratado para trabar durante una semana, pero gustó el plan de trabajo que ideó, y luego de ganar una convocatoria, fue vinculado como funcionario provisional. Así empezó su historia en la UNAL Medellín, antes había laborado como entrenador en la Liga de Natación de Antioquia, en varios clubes de natación y en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), donde se mantuvo por 13 años.

    Desde que fue niño le interesó nadar. Lo hizo, se hizo jugador de Polo acuático, estudió Tecnología Deportiva en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, de la que se graduó en 1983, y se especializó en deportes acuáticos. Se desempeñó, además, como seleccionador de los equipos de Antioquia y Colombia en natación y polo acuático. Así que a su llegada a la UNAL Medellín ya contaba con varios años de experiencia laboral.

    Uno de los recuerdos más gratos que tiene en su memoria y uno de los trabajos más satisfactorios es que fue precursor del polo acuático femenino en Colombia en 1985, cuenta. Comenzó a entrenar a una niña de 13 años hermana de un jugador de polo acuático. “Poco a poco fue aumentando el grupo, a la semana ya eran siete y al mes 40, entonces tuve que separar los grupos y así iniciamos. Llegamos a tener hasta 14 equipos, más que de polo masculino”, agrega.

    ***

    “Al llegar a la Universidad Nacional me encontré con la posibilidad de una cantidad de programas por montar y yo estaba muy contento con eso, pero también por tener equipos representativos”, cuenta Fidel.

    Él ya no entrena, solo instruye a nadadores. “En mis alumnos veo la posibilidad que tiene cada uno de salir adelante, de obtener logros, para mí eso ha sido como una especie de misión”, manifiesta.

    Fidel ha logrado entrenar a nadadores que han participado en olimpiadas mundiales y que hacen parte de las selecciones Colombia y Antioquia, siempre “con miras a ser campeones”, afirma. Y esa confianza que les transmite también la ha aplicado para sí mismo. El deporte le ha enseñado, sobre todo, la disciplina, y ha estado convencido de sus capacidades: “no es que yo me viera por encima de los demás, pero sabía que si le daba duro podía ganar; estaba seguro de mí mismo”, cuenta sobre su época de competidor.

    De él, por otra parte, los demás también han aprendido mucho más que solo técnica deportiva. Lo cuenta Cristian Toro Serna, estudiante de Arquitectura de la UNAL Medellín, quien lo conoció hace cinco años, cuando fue a buscarlo a la piscina para pedirle que lo entrenara, pues le interesaba hacer parte del equipo representativo.

    De Fidel destaca que es una persona muy calurosa a la que se le hace muy fácil acercarse a las personas, entenderlas a ellas y las situaciones que tienen. Además, que le ha mostrado que “todo tiene una solución, que no hay que dejarse agobiar”. De su instructor cree que “no hace sentir el entrenamiento como una obligación, sino que transmite un real gusto por estar ahí”.

    Por otro lado, si bien la ahora ingeniera de control Paola Andrea Gómez Puerta no se preparó para competir, sino que fue pupila de Fidel en un grupo formativo cuando ella cursaba el pregrado, recuerda la alegría que lo caracteriza, lo cual considera “que tiene un impacto súper positivo en todos”.

    Personalmente, expresa, Fidel le inspiró apropiarse de creer, “de ser capaz, de lograr algo en el deporte, porque uno a veces piensa: no, es que no lo voy a conseguir porque no soy una deportista élite. Él ha manejado una buena actitud”. Recientemente la sorprendió un encuentro casual con él. Hace 13 años no se veían, pero la reconoció y la saludó con cordialidad. Le dijo: “¡qué bueno que volviste y retomaste el ejercicio”.

    Entre todas las virtudes que tiene Fidel, tal vez la más destacada es la calidad humana, según Juan David Chávez Giraldo, profesor de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, quien lo conoce desde hace más de 30 años, cuando ambos trabajaban en la UPB. Fido, como le dicen, “es bien recibido en cualquier parte, la gran mayoría de la gente siente empatía por él, porque es una persona muy transparente, alegre, tranquila, amable, dispuesta, servicial, comprometida”. Con él ha tejido un lazo de amistad a partir del deporte. Además de los entrenamientos, Fidel lo acompaña a las competencias en el país y en eventos internacionales, incluso a controles y evaluaciones médicas, con especialistas, nutricionistas, pruebas de esfuerzo y terapias deportivas.

    Cuando se construyó la piscina olímpica de la UNAL Medellín Juan David hacía parte de la Comisión Deportiva de la Sede. Gracias a eso y a él Fidel llegó para realizar las labores de nivelación en la Sede. Desde que se conocieron es su entrenador. Ha habido impulso en la competencia y apoyo en la amistad. Cuando se inició la modalidad de aguas abiertas en Colombia ambos empezaron a trabajar para participar. Como entrenador y deportista y gracias a esa relación estrecha, casi siempre han sido campeones o han logrado un puesto en el pódium.

    “Es propio del deporte la relación que uno establece con sus instructores. Es muy especial, sobre todo porque casi siempre se les ve como un modelo, aunque uno no sea consciente de eso, porque la gran mayoría de los deportistas normalmente son muy jóvenes, pero después se entiende que hay un vínculo e incluso se comparten situaciones distintas a las de una amistad normal. Cuando el entrenador es tan comprometido, como lo es Fidel, y el deportista también, los dos trabajan para lograr metas comunes, entonces se genera una complicidad insuperable”, expresa.

    ***

    Conocer la trayectoria de Fidel es también preguntarse ¿de dónde vino la fascinación por el agua? A él sus papás lo inscribieron en clases de natación desde que era muy niño, aproximadamente a los 7 años. Más tarde se hizo consciente de las cualidades y capacidades que tenía como nadador y se dedicó a eso. Se destacó en el deporte tanto en el colegio como en la universidad.

    “Fue algo especial”, dice Fidel al recordar cómo fue que el agua, casi que literalmente, lo atrapó: “en mi casa mi papá siempre fue muy deportista, mucho. Él jugaba de todo, practicaba de todos los deportes y yo lo acompañaba. El que menos hacía era natación, entonces me dediqué por ahí (carcajada), porque en los otros me daba duro, me ganaba siempre (risas)”. Cuando compartían ese plan, el escenario era la piscina olímpica de la Liga de Natación de Antioquia.

    Se ríe al reconocer su elemento: “me muevo como pez en el agua, así, directamente. Cuando entro la disfruto totalmente. Es algo increíble nadar”, dice, y luego se ríe.

    Sus alumnos, sus amigos y sus seres queridos seguramente sienten la admiración que le demostró su padre: “desde muy temprano él estuvo siempre muy orgulloso”, dice Fidel, y se queda en silencio por unos segundos. Más tarde, por algún otro comentario, suelta otra carcajada y ‘mama gallo’ con alguien que entra a su oficina.

    (FIN/KGG)

    18 de julio de 2022