El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) otorgó, por 20 años, Certificado de obtentor a la UNAL por la creación de dos variedades de papas criollas: Paola y Violeta, con lo que se busca mejorar las características del alimento y conservar sus propiedades nutricionales. José Miguel Cotes Torres, profesor del Departamento de Ciencias Agronómicas de la Faculta de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín, fue uno de los desarrolladores.

En 2007, con la formulación de proyectos ante el Ministerio de Agricultura, el docente Cotes Torres; Paola González, del Politécnico Jaime Isaza Cadavid y Carlos Eduardo Ñústez, líder del Grupo de Investigación en Papa de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Bogotá, buscaron generar resistencia a la sarna polvosa, un microorganismo patógeno que se instala en el suelo, donde permanece y afecta los cultivos del tubérculo, como también lo hace otra enfermedad conocida como Gota de la papa, ocasionada por un hongo que daña el follaje y los tubérculos.

La investigación comenzó con la evaluación de la colección del Grupo de Investigación en Papa de la UNAL Bogotá y cuando conocieron los mejores genotipos de las especies, realizaron entrecruzamientos. Paola, por ejemplo, resultó de la variedad criolla paisa y el genotipo Col 3. “Está totalmente dirigido para ser bueno”, dice el docente Cotes Torres.

El propósito de Violeta, en cambio, fue crear una variedad con características especiales de color, teniendo en cuenta que este contiene antocianinas, que son pigmentos naturales que aportan antioxidantes, propiedades que no se pierden cuando la papa se fríe.

Al respecto, el profesor Nústez le dijo recientemente a la Agencia de Noticias UNAL que, se trata de gran novedad para la papicultura colombiana: “Su color particular se debe a las antocianinas, sustancias responsables de las tonalidades rojas, azules y moradas en los alimentos; por ejemplo, también les da el tono característico a las uvas”.

Lo que hicieron los investigadores fue fecundar flores con polen, y luego de generar los desarrollos, en 2015 y junto con la Secretaría de Antioquia, se realizaron pruebas regionales con las variedades, lo cual incluyó dos procesos. Uno es liberar semillas, lo que implica un permiso de producción por parte del ICA y otro la socialización con agricultores.

Para lograr el certificado de obtentor El ICA les hizo prueba a las papas. Se trató de pruebas de distinguibilidad, lo que quiere decir que verificó la novedad de las variedades, según el docente Cotes Torres, y luego del análisis concluyó que “sus características son estables y homogéneas”, como indica la entidad en un comunicado.

Bondades

La producción de Paola es “muy superior a cualquier otra; da 24 t/ha (toneladas por hectárea), y sobre esa ventaja el docente Cotes Torres tiene una anécdota. La cuenta: “cuando el agricultor las recibió (las semillas) me dijo ¿seguro, doctor? Le dije que sí, pero tenía tal asombro, porque el promedio de una variedad de papa criolla es de 15. Alguna vez, como a los seis meses, yo estaba dando clase y me llegó un (mensaje de) WhatsApp que decía ‘profesor, aquí están sus papas, sí me dio lo que dijo, aquí las tengo. Tenía balanza en mano y todo (risas)”.

Ambas variedades se probaron en territorios de alturas que oscilan entre los 2500 y 2700 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m) en Úmbita, Zipaquirá y en el Centro Agropecuario Marengo, de la UNAL Bogotá, ubicado en Mosquera (Cundinamarca). En Antioquia el testeo se hizo en la Estación Agraria Paysandú, localizada en el corregimiento Santa Elena de Medellín, en La Unión y en San Pedro de Los Milagros.

Además de las bondades de ser resistentes a la sarna polvosa y a la Gota de la papa, las variedades tienen un valor agregado, afirma el profesor Cotes Torres: se pueden freír y comercializar como chips sin que el producto pierda las propiedades. La aclaración la hace, porque “para la industria no es posible fritar la papa criolla normal, porque no funciona para eso, entonces claro, con las nuevas variedades el agricultor tiene una ventaja adicional, ya que, además de consumo fresco, pueden venderla procesada, lo cual hace que el producto dure varios meses”.

Además de Paola y Violeta, los investigadores crearon otras tres variedades, de las cuales dos también se desarrollaron con propiedades antioxidantes. De las cinco, “solo pudimos solicitar el certificado de obtentor para dos por falta de recursos. No quiere decir que las demás no sean susceptibles de la protección, pero cada una cuesta un dinero importante y tuvimos que buscar financiación con un proyecto externo”, cuenta el docente.

La UNAL ha tenido buena relación con Fedepapa (Federación de Papa), cuenta el profesor, de ahí que sea más factible generar soluciones a ciertos problemas y aportar propuestas desde la academia.

(FIN/KGG)

28 de junio de 2022