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Luego de 37 años dedicados a la docencia, el profesor del Departamento de Geociencias de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín se retira. Estudiantes y familiares exaltan su labor y además de mostrar la eminencia, destacan, sobre todo, el ser humano que hay tras el investigador.

  • Óscar Mesa Sánchez ingresó como profesor de la UNAL Medellín en 1985. Foto: cortesía Unimedios Bogotá.

    Óscar Mesa Sánchez ingresó como profesor de la UNAL Medellín en 1985. Foto: cortesía Unimedios Bogotá.

  • Cultivar las relaciones y compartir con su familia le resultan esenciales. Foto: cortesía Nora Elena Mesa Sánchez.

    Cultivar las relaciones y compartir con su familia le resultan esenciales. Foto: cortesía Nora Elena Mesa Sánchez.

  • En 1979 se graduó como Ingeniero civil de la Facultad de Minas. Foto: cortesía Óscar Mesa.

    En 1979 se graduó como Ingeniero civil de la Facultad de Minas. Foto: cortesía Óscar Mesa.

  • El profesor se ha caracterizado por comunicar los conocimientos y contribuir a divulgar la ciencia. Foto: Caracol Radio – tomada de bit.ly/3Lcq4TC

    El profesor se ha caracterizado por comunicar los conocimientos y contribuir a divulgar la ciencia. Foto: Caracol Radio – tomada de bit.ly/3Lcq4TC

  • Compartir con sus amigos y colegas le ha traído grandes satisfacciones. Foto cortesía: Óscar Mesa.

    Compartir con sus amigos y colegas le ha traído grandes satisfacciones. Foto cortesía: Óscar Mesa.



    Durante varios años los pasos de Óscar han recorrido los salones de la Facultad de Minas. Con su serenidad característica se mantuvo atento al tablero desde 1972, cuando ingresó al pregrado de Ingeniería Civil. Al finalizar la carrera profesional dejó el claustro para ejercer en la firma de consultoría Integral y para realizar estudios de maestría y doctorado en Estados Unidos.

    A su regreso a Colombia, en 1985, volvió a los pasillos y a los salones de la Facultad de Minas, pero esta vez para estar del lado del tablero y quedarse en las aulas frente a los estudiantes. Ese año se vinculó como Profesor Especial, con el paso del tiempo y al afianzar su trayectoria logró las categorías de docente Asociado y Titular.

    Se ha convertido en un referente en asuntos de clima, hidrología y meteorología. Ha construido una vasta carrera profesional que es muestra de su calidad y empeño en la investigación, la producción científica y académica que ha sido exaltada con reconocimientos como el Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar de Medio Ambiente en 2000 y 2007, o el Premio Lorenzo Codazzi de la Sociedad Colombiana de Ingenieros que recibió en 2001 junto con Germán Poveda y Jaime Vélez. Por supuesto otro de los más importantes es el cariño de sus pupilos que ven en él a un maestro.

    Es tal la admiración que genera que no es necesario conocerlo personalmente, o por lo menos fue el caso de Diana Cristina Cantor Gómez, actual estudiante de Doctorado en Ingeniería – Recursos Hidráulicos. Ella lo cuenta así: aunque cursó la asignatura con otro docente, “todos decían que las clases de Hidrología con Óscar Mesa eran mejores. Yo me metía a las suyas para escucharlas y leía los apuntes de una compañera que estaba inscrita con él. Lo conocí como uno de los mejores profesores y ahora es para mí un referente intelectual y como persona”.

    Diana fue después su estudiante y ahora él es codirector de su tesis doctoral. Según ella, el profesor se caracteriza por su rigurosidad, y cree que eso se debe a que es disciplinado, impecable y metódico, lo que considera que tiene que ver, muy probablemente, con la fundamentación matemática.

    La palabra matemáticas es clave, porque fue esa ciencia la que definió su rumbo profesional, pues buena parte de las asignaturas que tomó en los posgrados eran eso, como él mismo lo cuenta: “Yo decía, charlando, que debí haber estudiado Matemáticas, y si uno mira mi trayectoria, las he aplicado a mis áreas de conocimiento, que son la hidrología, el clima y los temas ambientales. Tengo una vena matemática importante”.

    Luego de estudiar la sismicidad en Medellín como parte de su trabajo de grado del pregrado comenzó a trabajar probabilidades y procesos estocásticos, y esto le sirvió para estudiar la hidrología y el clima, pues expone: “el pasado no se repite y el futuro es incierto”. La estadística también ha sido su aliada, igual que la física, y ha intentado aplicar ambas a los temas ingenieriles.

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    La inquietud y la curiosidad de investigador le han traído buenos frutos académicos, pero también relaciones de amistad importantes. Recuerda con cariño especial a David Dawdy, quien trabajaba en el Servicio Geológico de Estados Unidos y era profesor de la Universidad Estatal de Colorado, a quien Óscar conoció siendo aún estudiante de Ingeniería Civil, mientras trabaja en Integral y en un proyecto para el cual le asignaron un modelo hidrológico que se empleaba para el estudio de riesgos y el diseño hidrológico de proyectos del Cauca.

    “Le encontré unos errorcitos pequeños, pero cuando pretendí cambiarlos mis jefes me dijeron: ‘no se le ocurra que eso lo hizo una persona que es un genio. Con seguridad que está bueno’. Obedecí, pero mantuve dos versiones, la original y la que modifiqué. En una ocasión vino Dawdy a Medellín y le mencionaron el cambio que yo había hecho. Él les dijo que quería hablar conmigo. Me comuniqué con él de alguna manera y dijo que yo tenía razón. Por ahí a los seis meses me mandó una invitación para que hiciera un posgrado en la Universidad de Misisipi y me dieron beca”, cuenta.

    Desde entonces colaboraron juntos en la escritura de papers hasta hace un par de años cuando Dawdy falleció. El aprecio era tal que, pese a que Óscar no consume licor, menciona que algunas veces lo acompañó a tomarse una cerveza para “no despreciarle la invitación”.

    Y es que Óscar es generoso en todos los sentidos. Diana tiene en su memoria que alguna vez le propuso a él y a otro investigador con quienes participaría en la escritura de tres artículos científicos que se rotaran la autoría principal. Él le dijo: “No rotundo, ya tengo la exposición académica, te toca el turno, eres tú la que ahora se tiene que desarrollar”. A ella esa respuesta le reafirmó que el profesor no es una persona con vanidades o intereses de figurar, pero sí una que sirve de base, guía y apoyo.

    La bondad no es una cualidad nueva en él, lo ha sido desde que era un niño, según Nora Elena Mesa Sánchez, unas de sus hermanas, quien cuenta que él siempre ha irradiado amabilidad y calidad humana. Él también, según Diana, es “el tipo de persona que logra mantener sus principios. Nunca lo vas a ver envuelto en un chisme, en un mal comentario o criticando a alguien. Genera cercanía desde el interés porque los demás estén bien o a sacar adelante algo que no entiende o no desarrolla, en ese sentido se hace amigo, no en el de la charla o la risa. Le pone a uno los pies en la tierra y lo aterriza de otra forma”.

    Es curioso nato, una impronta propia de los científicos: “Él ha tenido la vena de quererlo saber e investigar todo. Tiene una estructura científica y lógica”, dice Nora Elena. A ella, cuatro años mayor, le “tocó verlo crecer como un niño muy inteligente, inquieto y queriendo desentrañar las cosas, por sencillas que fueran. Por ejemplo: se pasaba horas observando hormigas”.

    Sus hijos Camilo, Ana María y Andrés también lo exaltan y sobre él escribieron: “Nuestro padre siempre ha sido un ejemplo e inspiración en todos los campos de la vida. Desde su enseñanza a través de la libertad, la guía y la profundidad de sus ideas hasta su incomparable disciplina y amor por el trabajo”. También que: “Todavía hoy su visión del mundo natural sigue influenciando nuestra manera de entenderlo y nuestros diversos intereses intelectuales. Todo con él ha sido una oferta, una invitación a comprender los fenómenos alrededor nuestro, con el rigor de la ciencia, pero con la libertad más ubicua”.

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    El profesor Óscar cuenta que hace años se empezó a mostrar que la hidrología necesitaba una base científica y por eso él y varios compañeros se dedicaron a los temas del clima y los océanos al punto de impulsar la creación del doctorado en Ingeniería - Recursos Hidráulicos.

    Actualmente hay un grupo fortalecido en hidrología, oceanografía, meteorología, y le resulta satisfactorio ver cómo la Universidad avanza: “Obviamente es una empresa, una obra de mucha gente, pero uno también se siente orgulloso de haber contribuido”, asegura. También hizo parte de las personas que impulsó la creación del pregrado en Ingeniería Ambiental (en el 2010).

    “La Universidad ha sido para mí todo desde el sentido de los estudiantes, el aprendizaje que uno obtiene enseñando. Ha sido mi proyecto de vida”, añade. Y para dimensionar lo que significa la UNAL Medellín cuenta una historia: él y los cinco hermanos que tiene son egresados de la misma alma mater, ingresaron a la Sede alentados por su papá, un hombre que no terminó el bachillerato y que hizo grandes esfuerzos para que sus hijos fueran profesionales. Ese mismo esfuerzo él se lo trasladó a sus tres hijos, quienes también son egresados de la UNAL.

    Ocupó varios cargos administrativos: decano de la Facultad de Minas entre 2002 y 2003, vicerrector de Sede hasta 2004, vicerrector de Investigación entre 2007 y 2008 y ese mismo año como director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Aun así, no dejó perder el nexo con la academia.

    “Algunos dicen que es una manera de mantenerse joven. Obviamente la parte fisiológica es ineludible y uno se envejece, pero a nivel de espíritu sí. Esa parte es importante y por eso no voy a retirarme de la Universidad del todo”, afirma. Y es que ni él ni su hermana Nora se imaginan a un Óscar que en todo el día no se dedique a algo que lo inquiete intelectualmente.

    “Nosotros le decimos que el hogar de él es la casa con más doctores por metro cuadrado, porque todos lo son, los hijos también. Él les inculcó el amor por el conocimiento”, dice Nora Elena mientras se ríe.

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    La pasión de Óscar ha sido la academia, sin embargo, no ha limitado su vida a las fronteras de la Universidad. Tiene algo muy claro y lo expresa: “Un mensaje le puedo dar a los estudiantes y colegas es que uno tiene que ser integral y que no debe centrarse solo en un aspecto, en la parte profesional o intelectual, sino incluir la actividad física, la buena alimentación y una buena calidad de vida afectiva. Eso es fundamental para ser armónico. Con los años lo he descubierto”.

    Óscar, cuenta Nora Elena, a diario comparte con uno de sus hijos a bordo de una bicicleta con rumbo al Alto de Santa Elena, pero también riega las plantas y cuida de Coco, su perra. Continuará dedicándose a eso de ahora en adelante, pero no se alejará del todo, dedicará sus días a escribir otro libro, porque en 2006 publicó ¿Adónde va a caer este globo? Acerca del futuro de la Tierra.

    Se irá como quien no quiere hacerlo. Dictará clases ad honorem, y dirigirá algunas tesis de pregrado, maestría y doctorado porque dice que tiene una máxima: “es casi una obligación alinear los gustos con las necesidades”. Y parte de las suyas son académicas.

    (FIN/KGG)

    25 de marzo de 2022