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En diversos escenarios políticos y sociales descartar la opinión del otro solo porque es diferente, niega la posibilidad de un debate rico en ideas y puntos de vista, que pueden ser usados para construir una agenda de ciudadanía y democracia.

  • “Creemos que el diálogo le ofrece un camino distinto, aunque sabemos que no es fácil y requiere compromiso, voluntad, disponibilidad, información y estudio”. Myriam Mendez. Foto: reproducción

    “Creemos que el diálogo le ofrece un camino distinto, aunque sabemos que no es fácil y requiere compromiso, voluntad, disponibilidad, información y estudio”. Myriam Mendez. Foto: reproducción

  • En la cátedra se proyectó el documental musical del artista César López, que narra a través de un canto de voces diversas, la experiencia de “Valiente es Dialogar”. Foto: reproducción

    En la cátedra se proyectó el documental musical del artista César López, que narra a través de un canto de voces diversas, la experiencia de “Valiente es Dialogar”. Foto: reproducción

  • Según la abogada, la ética del diálogo debe estar anclada en los valores democráticos, que reconozca que los seres humanos no somos dueños de la naturaleza, sino que le pertenecemos a ella. Foto: cortesía Myriam Mendez

    Según la abogada, la ética del diálogo debe estar anclada en los valores democráticos, que reconozca que los seres humanos no somos dueños de la naturaleza, sino que le pertenecemos a ella. Foto: cortesía Myriam Mendez

    Este tema fue el eje central de la charla inaugural de la cátedra Saberes con Sabor, producida por la UNAL Medellín con el apoyo de la Academia Colombia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y que contó con la invitada Myriam Mendez Montalvo, abogada y magister en administración pública y políticas públicas de la Universidad de Harvard y master en leyes de la Pontificia Universidad Javeriana, directora ejecutiva de la iniciativa “Valiente es dialogar”.

    En la mayoría de casos, en Colombia las diferencias de opinión se convierten en fronteras que limitan la conversación, se vuelven elementos separadores donde solamente podemos encontrarnos con quienes piensan igual. “En sociedades con conflictos internos a veces se ha pensado que lo valiente es empuñar las armas, que lo valiente es ir a pelear; pero el mensaje que tenemos desde la iniciativa ciudadana que lidero junto a colombianos de diferentes visiones es que lo que tenemos que instalar es el símbolo del diá

    logo como identidad nuestra, y no el de la violencia que ha definido nuestra historia”, dice Méndez Montalvo.

    El diálogo como símbolo, apuesta y herramienta

    Después de la firma de los Acuerdos de Paz, paradójicamente, se evidenció un incremento en los hechos de violencia en el país. Entidades públicas como la Procuraduría plantearon la creación de una plataforma que facilitara el encuentro entre los sectores públicos, privados y gubernamentales, naciendo la iniciativa de “Valiente es Dialogar”.

    Desde el 2017 este proceso ha realizado siete cumbres llamadas de “diálogo social”, en las que se han reunido actores diversos, entre los que se encuentran presidentes de los partidos políticos y líderes institucionales. Una de las reuniones más significativas fue la cumbre del 2020, pues el contexto de pandemia traía consigo nuevos retos para el país, por lo que se establecieron seis propuestas de trabajo y discusión:

    • Bajarle los niveles a la violencia
    • Un ingreso mínimo vital para personales vulnerables
    • Pacto de reconocimiento y de diversidad
    • Reforzar la ciudadanía activa y la democracia
    • Análisis integral del narcotráfico
    • El campo como centro de desarrollo

    “Fueron propuestas construidas por líderes de sectores muy diferentes, que uno pensaría que es imposible que se pongan de acuerdo, pero si es posible generar consensos. Hicimos una transición hacía una plataforma independiente, autónoma y ciudadana y que reúne ideas que proponen un diálogo plural, diverso, profundizando las propuestas para que produzcan acciones en el sentido que el país lo necesita”, dice Myriam Mendez Montalvo.

    Según la abogada, gran parte del retroceso como sociedad en términos de diálogo ha sido el no reconocer la violencia simbólica, pues “es importantísimo construir códigos de lenguaje que permitan expresar nuestras opiniones y poder escuchar las de los otros. Las redes sociales actualmente contribuyen mucho a este tipo de violencia, pues cambian el lenguaje y por ende los contextos de los diálogos”.

    Diálogos estratégicos de mano de la institucionalidad

    En la conversación, la abogada Myriam Mendez Montalvo recalcó que los procesos democráticos son evolutivos, que pueden profundizarse o deteriorarse, y es responsabilidad de todos los actores (Estado y ciudadanía), por lo que es importante que se pueda construir diálogos propositivos colectivos que reflejen el momento en el que está un país, y que permitan hacer acuerdos para salir adelante.

    “En nuestro país necesitamos generar una cultura del diálogo con mayor institucionalidad, con una política pública que nos oriente. Estos acuerdos tendrían que estar siendo renovados por la misma sociedad, “ensancharlos, convocar a los actores a hacer parte de ellos, y poder construir nuevos acuerdos que incluyan poblaciones olvidadas como las étnicas, los afros, las mujeres, y los LGBTI, con conversaciones estratégicas que permitan replantear horizontes”, dice Méndez Montalvo.

    Para el caso de América latina, los diálogos hechos en Chile a través de la estrategia “Tenemos que Hablar Chile” son ejemplo de como una conversación abierta, plural y diversa puede aportar a la construcción de una democracia más participativa. Este mismo escenario se vive desde hace un tiempo en Colombia, donde la estrategia “Tenemos que Hablar Colombia” liderada por seis universidades, ha recopilado la opinión de cinco mil ciudadanos develando sus preocupaciones desde diferentes territorios, y que pronto serán socializadas.

    En la búsqueda por construir y conversar acertadamente desde la oposición de pensamientos, la abogada Méndez propone unos símbolos que deberían estar presentes ante cualquier situación de debate: escuchar antes de juzgar, corresponsabilidad social, buscar en uno mismo antes de culpar y sobre todo humanizar antes que demonizar.

    “Cuando hablamos de diálogo entre la institución y los diferentes sectores, es esencial que lo acordado se haga con voluntad y capacidad de cumplir, y que el manejo del Estado así lo refleje, que nada esté sujeto a gobiernos de turno, sobre todo cuando se trata de defensa de derechos fundamentales. El país nos está diciendo desde muchos lugares que necesitamos hacer cambios, pero hacerlos honrando la palabra, pues el diálogo requiere condiciones”, concluye Myriam Mendez Montalvo.

    (FIN/DQH)

    23 de marzo de 2022