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Espacios como la Biblioteca Efe Gómez no cumplían con una ventilación adecuada. Analizar ese aspecto fue fundamental en escenario de pandemia para evitar contagios por covid-19 durante el regreso a la presencialidad a partir de la implementación de medidas sencillas.

  • Para mejorar la recirculación del aire se reemplazaron, en ventanas, vidrios por mallas (que en la imagen se perciben más opacas). Foto: Unimedios.

    Para mejorar la recirculación del aire se reemplazaron, en ventanas, vidrios por mallas (que en la imagen se perciben más opacas). Foto: Unimedios.

  • Para llenar los espacios del gas trazador se utiliza un equipo especializado denominado termonebulizador. Foto: cortesía Licet Natalia Arboleda Giraldo.

    Para llenar los espacios del gas trazador se utiliza un equipo especializado denominado termonebulizador. Foto: cortesía Licet Natalia Arboleda Giraldo.

  • Adicionalmente el estudio midió la concentración de dióxido de carbono en los espacios. Foto: Unimedios

    Adicionalmente el estudio midió la concentración de dióxido de carbono en los espacios. Foto: Unimedios

  • El líder del proyecto es el profesor Ader García, director del Grupo EMAT. Foto: Unimedios.

    El líder del proyecto es el profesor Ader García, director del Grupo EMAT. Foto: Unimedios.


    Los hallazgos resultaron de un estudio realizado entre octubre de 2021 y febrero de 2022 por investigadores del Grupo de Investigación EMAT (Energía, Medioambiente, Arquitectura y Tecnología) de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín quienes indagaron por las condiciones de las aulas de los campus Robledo y El Volador.

    A partir de una simulación realizada en un software especializado, la base de datos climática del sector, y la aplicación de un protocolo de llenado de humo en espacios cerrados, el Grupo EMAT propuso tratamientos en fachadas con mallas perforadas que mejoran la ventilación en un 40%, no oscurecen los espacios y son de bajo costo, según el líder del proyecto, Áder García, profesor del Departamento de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Sede y director del Grupo de Investigación.

    Para corroborar la efectividad de la medida, los investigadores realizaron pruebas en condiciones difíciles poco favorables como durante días lluviosos en las mañanas, cuando hay menor flujo de vientos. Los ensayos permitieron identificar los horarios, aulas y aforo idóneo para habilitar los salones y permitir el regreso a la presencialidad.

    Por ejemplo, en el caso del aula 115 del bloque 24, ubicada en el primer piso: “en las condiciones normales tenía una tasa de cuatro renovaciones de aire por hora. Con el tratamiento se subió a 12, lo que generó una condición aceptable dadas las condiciones exigidas por la normativa del covid-19”, dice el profesor. Lo que quiere decir es que luego de que el salón fuera llenado con humo, este se disolvió en seis minutos, de acuerdo con un registro videográfico empleado para el ensayo.

    Hubo tres factores importantes en los resultados, según el profesor García, que fueron determinantes: la necesidad de cambiar las ventanas y abrir las aulas; de modificar la ubicación de las sillas y las mesas, porque en varios casos estaban contra el paso del viento, y la pertinencia de reforzar la ventilación incluso con ventiladores de uso doméstico para hacer circular el aire por las zonas menos ventiladas de los salones. Con esas medidas sencillas, añade, se pudo habilitar hasta un 70% de las aulas.

    Sin embargo, comenta que no se puede establecer si un edificio cumple mejores condiciones que otro, dado que la dirección de los vientos cambia durante todo el año y, en esa medida, la dinámica es distinta. Por ejemplo, menciona que hay mayor velocidad de viento en las tardes y, por lo general, más durante agosto.

    Lo que sí es una certeza, añade el profesor García, es que los edificios ubicados en la zona norte de El Volador pueden cambiar el perfil aerodinámico de todo el campus, y que el sector de la Biblioteca Efe Gómez era el menos ventilado, dado que está ubicada alrededor de otras edificaciones.

    En la Facultad de Minas la tendencia fue diferente: los edificios ubicados contra la montaña estaban menos ventilados que los que están situados contiguos a la vía, pero el inconveniente en este caso es que en ella hay contaminación y material particulado.
    Las pruebas se efectúan desde octubre de 2021 y para el 7 de marzo de 2022 se realizaron 180 mediciones y 44, respectivamente, de acuerdo con Licet Natalia Arboleda Giraldo, arquitecta constructora de la Dirección de Sostenibilidad y Gestión Logística de la UNAL Medellín.

    Los ensayos se continuarán realizando de manera periódica en tanto el viento cambia según las condiciones climáticas en meses u horarios determinados, como lo explicó antes el profesor García.

    Antecedentes

    De manera previa se realizó simulación computacional a partir de la cual se identificaron salones y espacios de la UNAL Medellín en los que se requería cumplir con los criterios mínimos exigidos por el Ministerio de Salud y Protección Social en lo que respecta a la renovación del aire.

    Ese primer paso no solo fue importante para determinar y cuantificar las aulas inicialmente inhabilitadas, sino las intervenciones que estas requerían para ser usadas una vez se diera el regreso a las clases presenciales. La información que derivó del estudio inicial mostró que los salones de los primeros pisos, ubicados hacia occidente y norte, lograban mejor ventilación que otras situadas en otras direcciones.

    Posteriormente se hizo clasificación de espacios para programación académica, lo que significó “un asunto inédito por cuenta de una condición ambiental. Además, generó un plan de gestión de mejoramiento de aulas. Esto orientó políticas institucionales de adecuación física”, manifiesta el profesor García.

    Información transversal

    El protocolo de llenado de humo en espacios cerrados que se utilizó para este estudio resultó de un análisis realizado por integrantes del Grupo de Automática de la Universidad Nacional de Colombia (Gaunal) de la Facultad de Minas de la Sede, que aplicó en el Metro de Medellín al inicio de la pandemia para indagar por el flujo del aire al interior de los vagones y proponer medidas en un momento en que se redujo el aforo de pasajeros, pero no se podía parar el servicio de transporte. El líder de este proceso fue el profesor Jairo Espinosa.

    Christian Roviro Portilla Caicedo fue uno de los participantes en el estudio. Él, doctor en Ingeniería Civil de la UNAL Medellín y actual investigador del proyecto Energética 2030, cuenta que, gracias a la información generada en simulaciones se estableció el tiempo idóneo de recirculación del aire en un espacio. Esto con el fin de reducir el riesgo de contagio por covid-19 a través de aerosoles.

    “La metodología fue simple, pero poderosa”, explica. Usaron un gas trazador para llenar los espacios y, a través de video-analítica, identificar en cuánto tiempo desaparece del sitio. Lo ideal, explica, es que ocurra en 10 minutos o menos, casos en los cuales “se considera que el riesgo de contagio es bajo”. El dato se eligió con base en los resultados de ensayos realizados en la oficina 309 del bloque M3 y en información establecida por la literatura. Este, además, aplica indistintamente del área de las aulas o de las oficinas, en este caso.

    Durante los ensayos el humo no dejó de circular incluso después de transcurridos los 10 minutos, por lo que tomaron medidas con la apertura de ventanas que usaban vidrios y, de esa manera, se mitigó el problema.

    Ventilación, auge en arquitectura

    “La ventilación es ahora es el tema de punta, desde la vivienda hasta el edificio público, así que los grupos de investigación estamos interesados en mejorar esta condición en las edificaciones”, expresa el docente. Sin embargo, aclara que el análisis debe hacerse para cada espacio de acuerdo con sus particularidades, teniendo en cuenta que la ventilación no necesariamente garantiza el éxito o la calidad de un área, “porque nos hemos encontrado con lugares en los que afuera es material particulado, humo, polvo o aerosoles que podría ingresar y empeorar las condiciones del ambiente”.

    “No obstante, en los lugares por los que transitan o permanecen muchas personas, como los centros de salud, de educación, templos o edificios públicos, el trabajo sobre la ventilación es pertinente porque genera calidad en el ambiente, más allá de la prevención de la covid-19, por ejemplo, por evitar gasto energético de ventiladores o aires acondicionados”, llama la atención el docente.

    Los investigadores de EMAT ofrecieron una posibilidad para que el regreso a las clases presenciales sea más seguro, sin embargo, ahora se enfocan en buscar un material que, además de permitir el paso del viento, evite que se filtre el ruido.

    (FIN/KGG)

    11 de marzo de 2022