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Aunque según cifras del DANE las tasas de ocupación y participación femenina en el mercado laboral colombiano siempre han sido desfavorables en comparación con la masculina, la pandemia mostró aún más las brechas que existen en este tema, siendo un problema no solo político sino social y cultural.

  • “Si usted trabaja una hora remunerada a la semana ya se considera como una persona ocupada según el DANE”, María Cristina Bolívar. Cortesía Pixabay

    “Si usted trabaja una hora remunerada a la semana ya se considera como una persona ocupada según el DANE”, María Cristina Bolívar. Cortesía Pixabay

  • Gráfico del tiempo diario promedio por participante en actividades domésticas, según cifras del DANE.  Cortesía María Cristina Bolívar

    Gráfico del tiempo diario promedio por participante en actividades domésticas, según cifras del DANE. Cortesía María Cristina Bolívar

  • La economía tiene una rama llamada “economía feminista” que estudia qué está pasando en términos diferenciados entre hombres y mujeres. Cortesía Pixabay

    La economía tiene una rama llamada “economía feminista” que estudia qué está pasando en términos diferenciados entre hombres y mujeres. Cortesía Pixabay


    En busca de conocer más a fondo este fenómeno, María Cristina Bolívar Restrepo, ingeniería administradora y magíster en Ciencias Económicas de la UNAL Medellín, realizó una investigación sobre los efectos de la pandemia en las condiciones laborales de la mujer en Colombia.

    “Durante el desarrollo de la maestría, aprendí mucho sobre las brechas significativas entre el hombre y la mujer en el mercado laboral, cuando entregué el trabajo apenas estaba empezando la pandemia entonces no se tenían datos del DANE, pero siempre tuve la curiosidad de qué estaba pasando con la mujer, pues en una economía sin covid la brecha de género era a favor del hombre en todos los indicadores del mercado laboral, por lo que suponía que la diferencia era mayor ahora”, asegura Bolívar Restrepo.

    Los resultados que encontró la investigadora revelaron datos alarmantes no solo sobre la ocupación femenina sino sobre la división sexista que se realiza en el mercado laboral, y sus consecuencias ligadas a la época del covid-19.

    Cifras del mercado laboral

    En Colombia la población mayor a 12 años en zonas urbanas y a 10 años en zonas rurales ya están en edad de trabajar. Esta cifra se refleja en la Población Económicamente Activa (PEA) y la Población Económicamente Inactiva (PEI). La PEA a su vez se divide en ocupados (completamente empleados o subempleados) o desocupados (desempleo abierto y desempleo oculto).
    “Teniendo claro esto, la tasa de participación laboral, es la relación porcentual entre la gente económicamente activa y la que tiene edad de trabajar, para saber de esas cuántas están participando. En el 2007 por ejemplo, de todos los hombres que tenían edad de trabajar, el 70,1% se encontraban dentro de la fuerza laboral, pero para las mujeres era del 46, 6%, con una brecha de 25,1%”, explica Bolívar Restrepo.

    Esta brecha con el pasar de los años se redujo y se estabilizó en un 20.1%. Pero en el año 2020, cuando la pandemia iniciaba con rapidez por todo el mundo, la brecha subió a 22.7%, y terminó en el 2021 con 22.9%, lo que significa que la tasa de participación masculina mejora más rápido que la femenina, y que 1 de cada 2 mujeres no participa dentro del mercado laboral mientras que en los hombres es 1 de cada 4.

    “En una situación normal sin covid las diferencias tampoco es que sean muchas, no es que se avance muchísimo, el sistema sigue sin funcionar. Pero ya sabíamos antes del covid que las brechas son grandes, lo fuerte aquí es cómo empeora la situación con la pandemia”, añade Bolívar Restrepo.

    Tasa de desempleo

    La tasa de desempleo, que es la diferencia entre las personas que están desempleadas sobre la población económicamente activa. En el 2007 en las mujeres era del 14.5% y la de los hombres era de 8.1%. A largo plazo la tasa de desempleo femenino empieza a caer y luego desde el 2017 sube de nuevo, “no tenía nada que ver con la pandemia este incremento y aun así era grave, y ya para el 2020 estaba en un 20.6% en comparación de un 12.8% de los hombres, lo que hace más compleja la situación”, dice Ana Cristina Bolívar Restrepo.
    En el 2021, con la recuperación económica que desplegó el mundo, la tasa de desempleo femenina bajo al 18.3% y la masculina al 10,7%, lo que sigue conservando una brecha de 7.7 puntos.

    “Una persona que sale del desempleo puede ser por dos cosas: consiguió trabajo o porque se fue a la inactividad. En el análisis realizado me di cuenta que no es que creciera la ocupación de la mujer, sino que creció su inactividad, las mujeres dejaron de estar dentro de la fuerza laboral, se cansaron de buscar empleo o se les incrementó el trabajo doméstico durante la pandemia”, agrega Bolívar Restrepo.

    Una cifra contundente que refleja la situación es que para el 2021, 7 de cada 10 mujeres inactivas se dedicaban a oficios del hogar, en comparación con los hombres, donde solo 1 de cada 10 desempeñaba estas labores.

    Tasa de ocupación

    Este indicador siempre ha tenido una diferencia grande, con una brecha del 25% entre hombres y mujeres. Para el 2020 la tasa de ocupación masculina bajó, por razones de pandemia era una situación esperada por la pérdida de empleos, quedando en un 61.8%, mientras la femenina también cayó al 38.3%, lo que aumentó la brecha de género en 1.5%, con relación a la del año anterior.

    Ambas cayeron, pero la que cayó más fue la femenina. Esto no es solo una cuestión de género, pues “en Colombia hay un problema estructural en la economía laboral, y es que no somos capaces de absorber todas las personas que necesitan, también puede ser que la economía colombiana esté necesitando personas más capacitadas y no las tenga, no estamos en un país donde el estudio sea un derecho garantizado”, afirma María Cristina Restrepo Bolívar.

    Otro asunto importante del análisis es el papel que ocupa la mujer en los sectores del mercado laboral, estando concentrada en sectores económicos que se consideran femeninos, “El problema es que a la mujer siempre le tocan las actividades menos valoradas socialmente, lo que trae menor remuneración y peor calidad, concentrándolas en sectores de alto riesgo económico como comercio, turismo y actividades artísticas, siendo estas las que sufrieron un mayor impacto con la pandemia, lo que perjudicó particularmente a las mujeres”, explica la ingeniera Bolívar Restrepo.

    ¿Cómo podemos cerrar las brechas de género?

    Las políticas públicas son una gran ayuda para cerrar las diferencias laborales entre hombres y mujeres, pero según María Cristina, la mejor forma de combatirlo es rompiendo los estereotipos culturales y sociales asociados a la mujer. Además, propone algunas estrategias como:
    ● Promover políticas públicas y mecanismos que les permita a las familias disminuir cargas de cuidados a menores.
    ● Romper estereotipos creados a partir de la división sexual del trabajo.
    ● Crear empleos de prestación de cuidados de calidad.
    ● Diseñar un mercado laboral en el cual las familias puedan conciliar la vida familiar con la laboral (flexibilidad en el trabajo, jornadas medias, licencia de paternidad).
    ● Frenar la segregación profesional.
    ● Reforzar leyes para la igualdad salarial.

    (FIN/DQH)

    10 de marzo de 2022