Este programa académico, adscrito a la Facultad de Minas de las UNAL Medellín, ha formado a lo largo de su historia profesionales comprometidos con la modernización y el crecimiento de esta rama ingenieril, destacándolos a nivel nacional e internacional. 

Fue en el año 1941 cuando la entonces Escuela Nacional de Minas creó el programa de Ingeniería de Geología y Petróleos, gracias a Gerardo Botero, Alejandro Delgado y Hernán Garcés, quienes estaban convencidos que la explotación de los recursos petroleros del país podría estar a cargo de sus habitantes, no de extranjeros como era común en la industria en la época.

“Entre 1940 y 1950, el entrenamiento del personal técnico para la industria del petróleo constituía una prioridad para los fundadores del programa, se debía alcanzar un número suficiente de ingenieros nativos que reemplazaran los aproximadamente 1300 técnicos extranjeros que abandonaron el país en 1951”, asegura Pamela S. Murray en el libro “Sueños de Desarrollo: la Escuela Nacional de Minas de Colombia y sus ingenieros, 1887 – 1970”.

1960-1980: del desabastecimiento a la bonanza petrolera

Los primeros estudiantes en Ingeniería de Petróleos egresaron en 1946 para prestar sus servicios a las únicas fuentes de trabajo en esa época: Shell, Esso, Tropical, el Ministerio de Minas, el Servicio Geológico, y finalmente Ecopetrol creada en 1951.

Para 1960, después de varios años de enfocarse en la perforación de pozos y el manejo de la producción en superficie, el pregrado creó el Laboratorio de Petróleos y se desligó de la geología para fortalecer la ingeniería de yacimientos a través de la inclusión en el plan de estudios de las asignaturas de simulación en estos temas.

“En los años 70 el país estaba desabastecido de petróleo, pues no había nuevos yacimientos, lo que frenó un poco el desarrollo de la industria. A finales de la misma década el panorama cambió con el descubrimiento de gas en la Guajira y de petróleo en Caño Limón en Arauca, lo que generó que el gobierno modificara la política petrolera y volcara a Colombia hacía una exploración energética”, afirma el profesor Abel de Jesús Naranjo Agudelo, adscrito al Departamento de Procesos y Energía de la Facultad de Minas y docente del pregrado desde 1978.

Con la consolidación en la región, el Programa enfrentó a finales de los 80 un problema relacionado con el recurso docente, pues por la bonanza energética que vivía el país, los egresados estaban vinculándose rápidamente a la industria, dejando pocos interesados en el ejercicio académico.

“La Universidad no podía competir contra la industria, por lo que se empezó un programa de vinculación de recién egresados como docentes, apoyándolos para realizar estudios de posgrado y fortalecer así la pedagogía, lo que desencadenó en un relevo generacional, con el fin de que estos profesionales reemplazaran a los profesores que ya habían cumplido su ciclo”, explica Naranjo Agudelo.

1990-2021: nuevas formas de pensar la ingeniería de petróleos

Entre finales del siglo XX y principios del XXI, el Programa entró en un proceso de fortalecimiento de las actividades de investigación, docencia y extensión, con la llegada de nuevos docentes, preparados en otras disciplinas que avivaron nuevas formas de generar conocimiento.

“Ingresé en 1993, en el programa para formación de docentes recién egresados. Después de hacer varios estudios nos dimos cuenta que era muy necesario desarrollar el área de gas natural, pues era un combustible con un futuro grande en el país, por lo que realicé una maestría en el Reino Unido en el tema y regresé a encargarme del proceso de consolidación en la Facultad, donde realizamos pruebas de laboratorio, y dictamos muchos cursos y diplomados que formaran profesionales que trabajaran este recurso en la región”, afirma Pedro Nel Benjumea Hernández, docente del pregrado.

Para el año 2000 el pregrado fue pionero en incluir la geomecánica de yacimientos en la ingeniería de petróleos, además se trabajó en el desarrollo de la industria de biodiesel de aceite de palma en el país. “También fuimos de los primeros en implementar el recobro mejorado y la petrofísica aplicada a productividad, lo que ayudó a que el país generará entre seis y diez millones de barriles adicionales”, agrega Sergio Hernando Lopera Castro, docente del pregrado desde 1992 y dedicado al área de los hidrocarburos desde la economía y la sostenibilidad.

Desde el 2010 se trabaja con la nanotecnología aplicada a la industria del petróleo que ha permitido que el programa sea pionero en el mundo en este tipo de procesos, “esto nos coloca a nosotros en una perspectiva de futuro bastante interesante porque desde los años 90 vinculamos a docentes formados en las áreas de química, pues nos fortalecen nuestras capacidades investigativas y podremos enfocar la carrera en recursos minero-energéticos del subsuelo con temas estratégicos de transición de energías”, explica Lopera Castro.

Retos y desafíos: una industria más consiente

Actualmente este pregrado cuenta con tres laboratorios: Crudos y Derivados, Yacimiento y Fluidos de Perforación, y Fenómenos de Superficie. Además, tiene formación posgradual con la Especialización en Nanotecnología Aplicada a la Industria del Petróleo y Gas, la Maestría en Ingeniería de Petróleos y el Doctorado en Ingeniería - Sistemas Energéticos.

“El mayor desafío de los hidrocarburos es la coyuntura actual que vivimos de crisis climática. Es evidente que, en el corto, mediano y largo plazo, estos tendrán que perder participación en la canasta energética global y desarrollar energías alternativas y renovables, mientras tanto los estos tendrán que seguir usándose para garantizar la seguridad de muchas poblaciones, pues esta sociedad necesita acceso a este servicio”, señala Benjumea Hernández.

La transición entre energías obliga a la industria de los hidrocarburos a reducir la huella de carbono en toda la cadena de valor, “para eso estamos los ingenieros de petróleos actuales, para pensar en este desafío y adaptarnos, además, en el largo plazo nuestra profesión estará marcada por la utilización en otros contextos del conocimiento generando en más de un siglo de investigación permanente”, explica Lopera Castro.

“Toda esta evolución y estas realizaciones que ha tenido el programa en su historia han sido gracias al apoyo de la universidad a través de su misión y visión, y el apoyo e iniciativa de los docentes que han respaldado el programa, de los estudiantes y de los egresados”, concluye el docente Abel Naranjo Agudelo.

(FIN/DQH)

15 de diciembre del 2021