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Un censo realizado por la Fundación Neotropical halló que en el país hay menos de 70 individuos de Cóndor andino (Vultur gryphus). La especie fue incluida en el Libro Rojo de las Aves como en peligro crítico. En el país se ha intentado sacar adelante iniciativas de repoblamiento artificial que, en general, han sido infructuosas debido a múltiples factores que incluyen una insuficiente amplitud de datos o conocimiento limitado sobre la reproducción de los cóndores, que es compleja. Los desafíos, dicen analistas, es obtener datos fiables pronto, fortificar las opciones de conservación existentes, buscar otras estrategias e impulsar la educación ambiental. 

  • Tiene una distribución amplia incluso en América del Sur. Foto: tomada de bit.ly/36sJcKB

    Tiene una distribución amplia incluso en América del Sur. Foto: tomada de bit.ly/36sJcKB

  • La especie es carroñera, por lo que presta servicios ecosistémicos en el control de plagas. Foto: tomada de bit.ly/3yIjTk4

    La especie es carroñera, por lo que presta servicios ecosistémicos en el control de plagas. Foto: tomada de bit.ly/3yIjTk4

  • El cóndor andino está presente en los escudos de Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Foto: tomada de bit.ly/3AXnfl8

    El cóndor andino está presente en los escudos de Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Foto: tomada de bit.ly/3AXnfl8

  • En Colombia, desde ONG’s y zoológicos se han hechos esfuerzos por conservar la especie. Foto: tomada de bit.ly/3ht3xpq

    En Colombia, desde ONG’s y zoológicos se han hechos esfuerzos por conservar la especie. Foto: tomada de bit.ly/3ht3xpq

     

    El reciente envenenamiento de tres cóndores andinos hallados en el páramo El almorzadero en el municipio El Cerrito, en Santander, encendió las alarmas sobre la situación en la que se encuentra la especie. “El único animal que hace parte de los símbolos patrios de Colombia está en riesgo y podría desaparecer”, alertó en un comunicado el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

    En febrero de 2021 la entidad, la Fundación Neotropical y otras organizaciones realizaron el Primer Censo Nacional de Cóndor Andino en Colombia. Tras cuatro meses se identificó que solo hay 63 individuos en todo el territorio nacional. “Por cada hembra hay 1.3 especímenes del sexo opuesto, lo que podría afectar los ciclos reproductivos”, señaló el documento. En este sentido, es importante tener en cuenta que la especie tiene la particularidad de ser monógama, es decir que escoge una pareja y permanece con ella durante toda su vida. 

    Lo que se encontró en el Censo fue un valor menor al que se esperaba, considerando las estimaciones del Libro Rojo y del Programa Nacional de Cóndor Andino de 2006, que mencionaban una población de entre 130 y 200 individuos, datos que no fueron obtenidos bajo metodología sistematizada sino a partir de observación en distintos momentos, según el doctor en Ciencias biológicas, Fausto Sáenz Jiménez, director científico de la Fundación Neotropical, quien asegura que, es por eso que la información que existía carece de rigor científico.

    “Los datos más preocupantes que nos llamaron la atención como expertos en la especie es que se encontraron pocos juveniles. Menos de uno por cada dos adultos, un proporción de uno a 0,45, lo que muestra que la población no se está renovando de manera adecuada. Sin embargo, estos son apenas datos que muestran una tendencia. Se requieren más censos para entender un poco más la dinámica de la especie y saber si ese patrón se mantiene”, expone Sáenz Jiménez.

    Que la mayoría sean adultos puede ser una ventaja en el sentido en el que se espera que sean reproductivos, pero el problema es que pueden ser muy viejos e ir muriendo, y por tanto, el relevo generacional puede tornarse lento, según Gabriel Jaime Colorado Zuluaga, profesor del Departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín.

    Hace falta conocer mejor la especie

    El cóndor andino es una de las siete especies de buitres que hay en América, y una de las seis que están en Colombia. Es una de las aves rapaces más grandes del neotrópico. Gracias a estudios satelitales se ha identificado que recorren incluso más de 300 km en un día. Puede alcanzar una envergadura de 300 cm y un peso de 12 kg, según Conservación Internacional, y la clasificación que hace la Unión Internacional para la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) que la especie está casi amenazada o vulnerable. Sin embargo, en Colombia está en peligro crítico.

    Los analistas coinciden en que conocer mejor la especie a nivel de su biología básica y genética es fundamental para garantizar que los procesos de repoblamiento sean efectivos, ya que son estrategias que se han usado en distintos países, pero que en Colombia no han tenido la eficacia que se ha dado en naciones como Argentina, que recientemente anunció que hará la liberación de siete ejemplares en septiembre de 2021, lo que es el evento más grande de este tipo en su historia.

    En Colombia, lamenta Sáenz Jiménez, “no se ha hecho un seguimiento ni se han destinado recursos a largo plazo para verificar el estado de los cóndores. Además, no se conoce el origen de los que fueron liberados, lo que puede llegar a afectar a las poblaciones silvestres, porque se puede introducir una genética que no es la adecuada para la región”. 

    El profesor Colorado Zuluaga explica que, cuando las poblaciones de especies se vuelven tan pequeñas y sin un número claro de individuos existentes, entran en un problema: “al intentar recuperarlos, estos pueden tener baja variabilidad genética, lo que puede implicar que se expresen ciertas características que a veces no son buenas. Más aún, la baja variabilidad genética puede limitar su capacidad de responder a enfermedades o cambios ambientales severos”. 

    Asegura que “estamos enfrentando un problema muy serio” y que las poblaciones se pueden estar reproduciendo entre parientes y, de ser así, es posible entrar en lo que se llama vórtices de extinción, “un camino que no tiene retorno”.

    Asegura que “estamos enfrentando un problema muy serio” y que las poblaciones se pueden estar reproduciendo entre parientes, individuos muy cercanos genéticamente, y de ser así es posible entrar en lo que se llama vórtices de extinción, “un camino que tienes pocas posibilidades de éxito”.

    Sin embargo, Paulo César Pulgarín Restrepo, presidente de la Sociedad de Ornitología Neotropical, considera que no “hay que tirar la toalla”, y da el ejemplo del cóndor californiano, especie que estuvo amenazada y se pudo recuperar gracias a programas exitosos para incrementar el número de individuos. Según el Departamento Californiano de Pesca y Vida Silvestre,los 400 ejemplares que viven ahora descienden de 27 en estado salvaje que fueron llevados a cautiverio a inicios de la década de 1980, lo que fue cuestionado en su momento, y que hizo parte del Plan de Recuperación del Cóndor de California, programa que está su fase final y que se centra en la creación de poblaciones autosuficientes en dos zonas. 

    En Colombia “nos estamos acercando a eso pero aún no estamos ahí. El Gobierno y las autoridades regionales y locales deben mantener los esfuerzos, particularmente en áreas críticas como Santander, Boyacá y Nariño”, dice. Se requiere, también, entender la reproducción en cautiverio y su supervivencia después de ser liberados en ambientes naturales, entre otros aspectos. Y si bien las iniciativas hasta ahora implementadas no han sido muy exitosas en Colombia, la iniciativa, llama la atención, debe ser a largo plazo e incluso podría involucrar a la empresa privada.

    “No creo que el cóndor se vaya a extinguir pronto, pero la idea es que las poblaciones crezcan, se mantengan estables para evitar reintroducirlo, que es la vía más costosa y problemática”, comenta. 

    Retos de conservación

    Uno de los puntos que traza la biología de la conservación, de acuerdo con el docente Colorado Zuluaga, es tratar de tomar decisiones con la mayor cantidad de información posible para rescatar especies como estas. Y ese es precisamente un desafío, pues dice: “No es solo meter a los cóndores en una jaula y esperar. Hay que reconocer si, por ejemplo, los machos necesitan varias hembras para poder escoger o si son agresivos, hay muchos detalles y de ahí hay un camino largo con hacer que pongan huevos y que estos sean viables”. 

    La velocidad en la que está ocurriendo la pérdida de estos animales con los envenamientos masivos es rápida, asegura, mientras que la procesos de reproducción artificial de los individuos en cautiverio “es mucho más lenta”, por lo que introducirlos en su medio natural puede funcionar pero en un mayor tiempo: “Cuando uno hace sumas y restas se da cuenta de que estamos lejos de poder recuperar la especie”. 

    La discusión, concluye Pulgarín Restrepo, debe ser la protección de los ambientes naturales, y “acercar estos temas al público, porque hay varios frentes de amenaza como la pérdida de ecosistemas, y en este caso, un conflicto histórico de gente que mata al cóndor. Hay que entender, en este momento, por qué lo hacen”.

    Las acciones para conservar al cóndor andino no tienen que ver exclusivamente con la especie. Al respecto Sáenz Jiménez, las estrategias también deben incluir a las comunidades para el desarrollo de unidades de sistemas productivos sostenibles y de semiestabulación que contribuyan a menguar las amenazas antrópicas para la especie. Y sumado a esto, redirigir procesos de educación ambiental a pobladores que coexisten con el ave rapaz.

    (FIN/KGG)

    2 de agosto del 2021