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La arquitectura y el diseño trazan las maneras en las que los seres humanos desarrollan las acciones diarias, por lo que las construcciones actuales deberían responder a contextos más reales y pensados psicológica, cultural y socialmente.  

  • “La arquitectura tiene una necesidad urgente de retomar temas de psicología más profundamente con la perspectiva ambiental, de la percepción y cognición”, Elizabeth Herreño Téllez. Foto: Pixabay.

    “La arquitectura tiene una necesidad urgente de retomar temas de psicología más profundamente con la perspectiva ambiental, de la percepción y cognición”, Elizabeth Herreño Téllez. Foto: Pixabay.

  • Estas reflexiones hicieron parte del ciclo de conferencias virtuales que ofreció el grupo de investigación EMAT. Foto: reproducción.

    Estas reflexiones hicieron parte del ciclo de conferencias virtuales que ofreció el grupo de investigación EMAT. Foto: reproducción.

  • Según Herreño las preguntas claves para abordar la arquitectura desde la ergonomía son: ¿qué quiere la gente, cómo quieren vivir, qué aspiraciones tienen y qué actividades hacen? Foto: reproducción.

    Según Herreño las preguntas claves para abordar la arquitectura desde la ergonomía son: ¿qué quiere la gente, cómo quieren vivir, qué aspiraciones tienen y qué actividades hacen? Foto: reproducción.

     

    Así lo asegura Elizabeth Herreño Téllez, diseñadora industrial de la UNAL Bogotá, magister en ingeniería de la Universidad del Valle, actual estudiante del doctorado en Diseño, Gestión y Fabricación de productos de la Universidad Politécnica de Valencia (España) y docente de la Maestría en Bioclimática de la Universidad San Buenaventura. 

    Durante sus estudios, Herreño Téllez ha profundizado en el concepto de la ergonomía o factor humano, que comprende los indicadores fisiológicos, psicológicos y sociológicos de un sujeto desde el diseño y la arquitectura. 

    “Estas disciplinas se basaron casi en totalidad en lo físico, se dedicaron a entender al hombre como un área y un volumen, sin embargo, hay reflexiones e inquietudes sobre las actividades cotidianas: acciones, actos y relaciones entre sujeto y espacio dignas de analizar. Para esto contamos con el sistema ergonómico, una interacción constante entre el usuario o sujeto, que habita un lugar construido, con características físicas claras, pero con afectaciones ligadas al ambiente y a la percepción personal”, asegura la profesora Herreño Téllez. 

    Es innegable la importancia del componente físico en la concepción del ser humano en la arquitectura, pues los datos antropométricos (talla, peso, perímetros corporales) velan porque que las dimensiones de las construcciones correspondan a cada población, considerando las personas no son estáticas, y teniendo en cuenta los ángulos, vistas y dimensiones de movimientos con tablas de medida. 

    Según la investigadora, muchos de estos datos responden a concepciones europeas o norteamericanas del cuerpo y las actividades humanas. Para el caso de Colombia, fue Jair Estrada quien en 1995 desarrollo la única investigación de este tipo para la población, sin embargo, estos solo tienen validez por 15 años pues las características físicas de las personas varían constantemente. 

    “Los grupos de investigación del país deberíamos hacer un estudio antropométrico porque estamos diseñando con poblaciones que no corresponden a nuestras realidades, no somos tan altos o no tenemos tantos problemas de obesidad como en otros contextos”, dice Elizabeth Herreño Téllez. 

    Diseño, áreas y volúmenes en pro de las acciones del día a día 

    Entender al ser humano como un realizador constante de actividad, acción y movimiento es clave en la manera en la que se piensa el área y el volumen de las construcciones, pese a esto en la realidad hay factores externos que impiden un desarrollo íntegro de este concepto. 

    “Tenemos limitaciones establecidas por la arquitectura, los costos y otras múltiples variables, y esto se debe a que no hemos analizado que el movimiento va más allá de sentarnos en el sanitario, por ejemplo, nos movemos y extendemos los pies dependiendo de la condición de salud y la edad siendo una tarea fácil o difícil. Esto se refleja en que algunas viviendas de interés social ni siquiera se piensa que las personas estiran los pies en el baño”, afirma Herreño Téllez.

    Afortunadamente y como lo asegura la docente, el modelo mental se ha transformado en el tiempo con el diseño colaborativo pensado en el usuario y en cómo este va a usar un determinado espacio u objeto. 

    “Estamos en el camino de entender el ámbito fisiológico no desde lo físico sino desde las percepciones de los objetos, la sensación del entorno, como interactúan los sentidos del ser humano, que tanto como arquitectos y diseñadores pensamos en las modalidades sensoriales, ¿a qué va a oler el espacio que yo diseño?, ¿cómo lo percibirán a través del sentido de la vista?”, señala la investigadora.

    Actividad y experiencia humana 

    ¿La arquitectura y el diseño afectan las actividades humanas?, según Herreño Téllez, sí, pues “cuando yo como profesional tomo la decisión de poner un corredor, una pared o una barra, afecto y transformo la acción, todo el escenario y la coreografía que tiene la vida”. 

    La investigadora propone una taxonomía a las actividades de la vida diaria, separadas por ciertas acciones con intenciones específicas como: 

    • Básicas: son las rutinas para el cuidado propio e individual como la alimentación, el aseo, ir al baño, dormir, la movilidad funcional y la actividad sexual. 
    • Instrumentales: la interacción con el entorno y las relaciones en la comunidad como el cuidado de otros, la atención a las mascotas, la educación de los niños, el manejo del dinero, etc. 
    • Avanzadas: conllevan un desarrollo personal dentro del entorno social como la educación, el trabajo, la participación social, y el ocio. 

    “Estas acciones de la vida diaria nos sirven para reflexionar en torno a las transformaciones de nuestros análisis como profesionales del diseño y la arquitectura. ¿Qué actividades estamos viendo? Para poder proyectar un espacio público, una vivienda, una oficina de trabajo hay que responder esa pregunta, pues estos lugares se refieren a tareas concretas que hace la gente en relación con el contexto y el espacio”, explica la profesora.

    Los tipos de actividades mencionadas por la investigadora tenían cabida en lugares específicos como la casa, el barrio y la oficina, pero con los cambios globales dispuestos por la pandemia de covid-19, todas las acciones básicas, instrumentales y avanzadas se volcaron al hogar, generando un reto en cuanto al futuro del diseño y la arquitectura. 

    “Los arquitectos y lo diseñadores crean las coreografías de la vida, ellos son los responsables de por dónde salgo, entro y subo, o cómo me muevo en el espacio, o me sirvo un vaso de agua. Hagamos esto pensando que los sujetos están vivos y tienen unas costumbres según su lugar de origen, siendo altamente conscientes de los cambios del contexto actual, pues la relación entre el sujeto y el espacio cambió, nunca volverá a ser lo mismo”, concluye Elizabeth Herreño Téllez.  

    Estas reflexiones hicieron parte del ciclo de conferencias virtuales que ofrece el grupo de investigación EMAT de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín. 

    FIN/DQH)

    1 de junio del 2021