Escudo de la Repblica de Colombia Escudo de la Repblica de Colombia
A- A A+

Afable, alegre, de carcajadas sinceras y contagiosas, de ímpetu en la docencia. La profesora de la Escuela de Construcción de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, Mónica María Montoya Vélez, falleció recientemente y no solo deja un gran legado en la pedagogía sino como ser humano que tranquilizaba y propiciaba los encuentros. Sus amigos narran sus mejores recuerdos, y con ello le hacen homenaje.

  • Mónica María Montoya Vélez era ingeniera civil, magíster en Administración y estudiante de doctorado de Ingeniería – Ingeniería civil. Foto: Oficina de comunicaciones Facultad de Arquitectura.

    Mónica María Montoya Vélez era ingeniera civil, magíster en Administración y estudiante de doctorado de Ingeniería – Ingeniería civil. Foto: Oficina de comunicaciones Facultad de Arquitectura.

  • Era dispuesta y pacificadora. Le gustaba el juego para acercarse a sus estudiantes y ejercer la docencia. Foto: cortesía Santiago Sánchez Mejía.

    Era dispuesta y pacificadora. Le gustaba el juego para acercarse a sus estudiantes y ejercer la docencia. Foto: cortesía Santiago Sánchez Mejía.

  • La profesora Mónica se caracterizaba por un tono de voz alto y jocoso. Foto: cortesía Santiago Sánchez Mejía.

    La profesora Mónica se caracterizaba por un tono de voz alto y jocoso. Foto: cortesía Santiago Sánchez Mejía.

  • Solía ser activa. Le gustaba celebrar, bailar y ejercitarse. Foto: cortesía María Eugenia Roldán Guzmán.

    Solía ser activa. Le gustaba celebrar, bailar y ejercitarse. Foto: cortesía María Eugenia Roldán Guzmán.

  • Era detallista y generosa con sus compañeros y amigos. Foto: cortesía Marta Liliana Jaramillo.

    Era detallista y generosa con sus compañeros y amigos. Foto: cortesía Marta Liliana Jaramillo.

    Tan estridentes y auténticas eran las carcajadas que cuando de lejos se escuchaban no era necesario preguntarse quién las emitía, porque se sabía que esas, tan particulares, eran una expresión de alegría de la profesora, cuya risa en ocasiones suplía las funciones de GPS para quienes la buscaban. 

    La risa de Mónica es una de las cosas que más extrañan sus amigos, y en general quienes la conocieron. Juan Pablo Duque Cañas, actual decano de la Facultad de Arquitectura, expresa en una carta de agradecimiento que “en nuestros recuerdos vivirá siempre esa sonrisa que nunca borró de su rostro, aún en momentos difíciles. Y tendremos en ella un ejemplo de fortaleza y valor para enfrentar las situaciones adversas que a veces nos presenta la vida”. 

    No era tímida ni acartonada, por el contrario, expresaba su alegría en todos los momentos al punto de romper los esquemas en cierto modo, pues “incluso en los Consejos de Facultad podía soltar una carcajada grandísima como ningún otro profesor la suelta”, cuenta su amigo y colega Henry Carvajal Jaramillo, docente de la Escuela de Construcción de la Facultad de Arquitectura de la Sede. Y con la misma alegría que emanaba, Mónica rompía las tensiones cuando las había. 

    Era transparente, sencilla, amable y encontraba gozo en el baile. Además de festiva fue una mediadora para la concordia. “Durante el tiempo que fue directora de Escuela siempre celebró los cumpleaños de los profesores. Nos llamaban a todos al primero piso donde había una torta hecha por ella, sin pedirle nada a nadie. En los claustros que hacíamos cuando los presidía ella siempre nos llevaba postre que también hacía”, narra el docente.

    Otro amigo y profesor de la Facultad de Arquitectura cuenta que ella gozaba de una gran memoria, gracias a lo que estaba pendiente, en el buen sentido, de los asuntos de los demás y de que todos estuvieran bien en cada aspecto sin importar que algunos fueran nimios. Su empatía era tal, dice, que ella llegaba a ponerse a sí misma en segundo plano. 

    Comprometida con su trabajo y atenta a los demás

    Para Mónica la Universidad fue como otro hogar. Allí estaba desde muy temprano en la mañana hasta la noche. Para trasmitir el conocimiento le gustaba el juego y las dinámicas. A veces, recuerda, el profesor Henry, llevaba una caja y le ponía un casco de constructor, o una cara feliz o triste para ilustrar los temas. Para hablar de los aspectos que otros debían mejorar, siempre partía del respeto y de no juzgar.

    La profesora traspasaba las fronteras de la academia. Se preocupaba por sus estudiantes y estaba pendiente de lo que les pasara. “Rompía el límite entre docente y alumno para ayudar, y eso es algo muy especial”, cuenta Santiago Sánchez Mejía, uno de sus ex pupilos y amigos. Durante uno de los procesos más difíciles para él Mónica fue la única persona de la Sede que estuvo pendiente. Tras lo ocurrido, él dejó de estudiar más de un año. Fue ella la que lo animó a continuar con su formación. 

    Mónica era una persona abierta a la escucha, al diálogo y era a quien se le podían confiar los asuntos personales, según el profesor Henry. Ella daba su opinión y tenía el poder de tranquilizar. Y ese sosiego que proveía a otros también lo buscaba para sí misma en las prácticas de yoga y en el fortalecimiento de su espiritualidad.

    La profesora “siempre pasaba por los salones cuando era directora de la Escuela de Construcción y se sentaba conmigo a hablar un rato. Un día me llamó, me dijo: Santi, pase a la oficina por favor. Yo pensé: ay, juemadre, ¿ahora qué pasó? (risas)”, cuenta su exestudiante. Él llegó allá, se sentó y ella le ofreció trabajar juntos en un proyecto. “De una, profe”, le respondió. Santiago, manifiesta, no se alcanzó a despedir para expresarle su agradecimiento por todo. Sin embargo, tiene la certeza de que ella lo sabía. 

    Mónica era una persona que todos querían. Santiago dice: “Si vos le preguntás a 100 personas todas te van a decir que era como una mamá”, porque, además, tenía una actitud pacificadora. Por su parte, Henry recuerda otra anécdota: “un profesor, en alguna reunión, le dijo que ella era la niña de nosotros”. 

    Ella lo seguirá siendo para sus amigos, en quienes dejó sembrada la semilla del compartir, por eso para despedirla ellos se reunieron a conversar, a escucharse, y aun en su ausencia, a tenerla presente a través de la palabra. 

    (FIN/KGG)

    28 de mayo del 2021