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La denominada Línea P entrará en operación comercial en junio y movilizará 50 mil pasajeros diarios. Es considerado como el cable de mayor velocidad y capacidad en la ciudad e impactará la calidad de vida de 420 mil personas de las comunas 5 y 6 (Castilla y Doce de Octubre). 

  • Está previsto que la operación comercial empiece en junio. Foto: Alcaldía de Medellín

    Está previsto que la operación comercial empiece en junio. Foto: Alcaldía de Medellín

  • “La Línea P ayudará a que la gente no siga comprando vehículos, dejando más libres las calles para otros medios de transporte”, señala el profesor Iván Sarmiento. Foto: cortesía Radio UNAL Medellín.

    “La Línea P ayudará a que la gente no siga comprando vehículos, dejando más libres las calles para otros medios de transporte”, señala el profesor Iván Sarmiento. Foto: cortesía Radio UNAL Medellín.

  • El Metrocable Picacho será el sexto cable aéreo de Medellín. Foto: Alcaldía de Medellín.

    El Metrocable Picacho será el sexto cable aéreo de Medellín. Foto: Alcaldía de Medellín.

    Con una longitud de 2.7 km, 130 cabinas y cuatro estaciones (Acevedo, SENA, Doce de Octubre y El Progreso), este proyecto tuvo un costo de $364.955 millones, y espera consolidar el acceso al transporte público seguro y eficaz de las poblaciones vulnerables, como también incentivar nuevas formas de apropiación social del territorio. 

    El Metrocable Picacho será el sexto cable aéreo de Medellín, y entre sus beneficios ambientales se encuentran la reducción anual de 979 toneladas de CO2, 30.000 metros cuadrados de espacio público y la siembra de 1400 árboles en la zona de influencia. 

    “En Medellín aún existe el sistema tradicional de buses que no llegan con un solo vehículo a todas partes, toca coger dos para acceder a ciertas zonas, por ende, pagar dos pasajes, lo que representa una inversión considerable para el ciudadano. Pero con este nuevo cable, las comunas noroccidentales podrán comunicarse con el resto de la ciudad a través del Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá (SITVA), con Metro, Metroplús, Metrocable, y el futuro Metro de la 80, llegando a todos a varios sitios con un ahorro significativo de tiempo y dinero”, asegura Iván Sarmiento, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín. 

    Según cifras del Metro de Medellín, la línea P recorrerá 5,5 metros por segundo, es decir 18km por hora, completando el recorrido de las cuatro estaciones en 11 minutos. Esto es posible gracias a que incorpora tecnología de “direct drive” lo que hace que sea más eficiente, silencioso y de fácil mantenimiento. 

    En los últimos días el Metrocable Picacho realizó pruebas con lastres que simulan el peso de los usuarios, para verificar el correcto desplazamiento e ingreso a las estaciones. Posteriormente iniciaron las pruebas con el personal metro y con la llamada marcha blanca, es decir la operación comercial gratuita de prueba, que se realiza en la estación SENA del barrio Pedregal, entre las 2:00 y 4:00 p.m. 

    La Línea P conectará directamente con la A del metro, lo que traerá un aumento en la afluencia de pasajeros. Cada hora bajarán 4 mil nuevos usuarios, representando un 30% más de ocupación en un tren de tres vagones o 15% en uno de seis vagones usado en las horas pico. 

    “El metro se ha venido preparando para esto, hace 25 años cuando empezó tenía 42 trenes de tres vagones, hoy tiene 80 con esas características, preparándose para la demanda creciente y para los nuevos sistemas que se han ido conectando, como el tren de la 80 que ya viene. Si se llegase a necesitar más, están en la capacidad de pedir más trenes para aumentar la flota”, explica el profesor Iván Sarmiento. 

    Un impacto directo a la vida en las comunas 

    Desde el inicio de su construcción, este proyecto ha generado 4167 empleos, de los cuales 345 han sido aprovechados por los mismos habitantes del sector.  

    “La llegada de la Línea P ha sido muy buena para el desarrollo de la comunidad, la generación de empleos en todo el proceso de creación ha sido muy bello, además es satisfactorio saber que esto hará más fácil la movilidad de todas las personas que vivimos aquí”, señala Lucelly Ríos, habitante del barrio Doce de Octubre. 

    Con la puesta en marcha del Metrocable Picacho, ya hay un punto de acceso y comunicación entre las laderas nororiental y noroccidental, creando posibilidades de encuentro e interacción entre estas dos comunidades, como lo asegura el docente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, Jorge Eliécer Córdoba Maquilón. 

    “En la comuna noroccidental tener una línea de Metrocable es una situación de equidad muy importante en la ciudad, pues no solo se hace el cable, sino una intervención urbanística alrededor de él, que transforma los barrios y genera una nueva dinámica económica que permite que otros habitantes lleguen a este sitio, volviéndolas zonas turísticas, con ingresos para la comunidad, y generando internamente un sentido de pertenencia, con cambios sociales importantes que representan sin duda un progreso en la calidad de vida de la gente”. 

    La ciudad de los cables aéreos 

    Los metrocables son un sistema de transporte que en Medellín se han desarrollado para sobreponerse a las laderas, que tienen más de 400 mts de desnivel en unas longitudes que fluctúan entre 1 y 2 km. 

    El Metro de Medellín ya cuenta con seis cables aéreos: la nueva línea P, las K y J, los dos integrados al tranvía y el turístico hacía el Parque Arví, siendo la segunda ciudad en el continente con mayor uso de este tipo de  transporte, después de La Paz en Bolivia, que cuenta con siete líneas, pero sin un sistema integral que las conecte. 

    “En Medellín es donde este sistema ha sido más exitoso, incluso en otras partes de América Latina lo han copiado, con el mismo propósito de conectar zonas vulnerables y pobres con sistemas masivos. Aquí ha funcionado porque confluyen la situación económica, las pendientes, una empresa prestadora del servicio bastante sólida, y una institucionalidad que invierte en los proyectos, haciendo además un trabajo social interesante en el marco de la intervención”, comenta Iván Sarmiento. 

    Al funcionar tan bien con las dinámicas del territorio, el Metro de Medellín tiene un plan rector a 2030 donde están contemplados otros cables: 

    • Uno pensado para el centro de la ciudad que conecte en paralelo con el Tranvía a algunas comunas como Villa Hermosa. 
    • Metrocable desde la estación Hospital hacía el barrio La Cruz
    • Cable aéreo para El Poblado, que reciba la gente del norte de área metropolitana y que trabaja en las partes altas del sector, de igual manera las personas que necesitan bajar para ir al centro o a Envigado. 
    • Sistema de cable para el sur del Valle de Aburrá, pensado para el municipio de Itagüí. 

    “El Metrocable sigue siendo una buena alternativa, aunque no es conveniente llenar la ciudad. Este es un transporte que aparece como remedio, pues no podemos incentivar el vivir hacía las laderas, es mejor trabajar y promocionar que la gente habite más cerca de la parte plana, cerca del rio Medellín, de las estaciones del Metro y Metroplús”, concluye el profesor Iván Sarmiento. 

    (FIN/DQH)

    25 de mayo del 2021