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Lleva el nombre de Hernán Garcés González, nacido en 1913 y uno de los primeros egresados en la década del 30. La infraestructura fue repotenciada y pensada para la interacción, el debate y la cualificación académica de docentes y estudiantes, pero se espera que sus usuarios trasciendan de la comunidad universitaria a los de la ciudad. 

  • En el acto de inauguración estuvieron presentes el Vicerrector de la UNAL Medellín y la Decana de la Facultad de Minas. Foto: reproducción.

    En el acto de inauguración estuvieron presentes el Vicerrector de la UNAL Medellín y la Decana de la Facultad de Minas. Foto: reproducción.

  • El nuevo espacio aprovecha mejor la luz. Foto: Unimedios.

    El nuevo espacio aprovecha mejor la luz. Foto: Unimedios.

  • La Biblioteca Hernán Garcés González cuenta con una sala patrimonial donde están los libros más antiguos. Foto: reproducción.

    La Biblioteca Hernán Garcés González cuenta con una sala patrimonial donde están los libros más antiguos. Foto: reproducción.

  • La Biblioteca fue renovada debido a filtraciones de agua que ocasionaron daños en su interior y en el mobiliario. Foto: reproducción.

    La Biblioteca fue renovada debido a filtraciones de agua que ocasionaron daños en su interior y en el mobiliario. Foto: reproducción.

  • En el conversatorio se habló del pasado y de la importancia de la biblioteca de la Facultad de Minas. Foto: reproducción.

    En el conversatorio se habló del pasado y de la importancia de la biblioteca de la Facultad de Minas. Foto: reproducción.

    En el nuevo espacio de la Facultad de Minas, la recién inaugurada Biblioteca Hernán Garcés González, hay libros del siglo XIX que viajaron en barco a Colombia a través del Océano Atlántico y que en ese momento eran los únicos que había en el país. A partir de ellos se puede notar la evolución de la Ingeniería. 

    Así lo destacó la decana Verónica Botero Fernández, quien expresó que el hecho de haberle dado el valor a esa área para el estudio, “significa que realmente entendemos la importancia que tienen los libros en la educación y en la academia. Los que hay en esta Biblioteca no solo son de Ingeniería, necesarios para el desarrollo de estudiantes y trabajo de docentes, sino también la memoria histórica de la Facultad”. 

    La intención, agregó, fue volver a dignificar el sitio como uno de conservación histórica del trasegar de la ingeniería en Colombia y el mundo, además para convocar a la comunidad universitaria: “Hoy tenemos una biblioteca que invita, la que había antes no lo hacía. Lo que hay ahora es un espacio que llamo lúdico-político, para conversar y debatir, donde se construye el conocimiento y se le da sentido al contenido”.

    Un año aproximadamente tardó el proceso de remodelación y recuperación bibliográfica y de libros patrimoniales, una labor que se realizó a fin de que los usuarios redescubran los textos. Están, por ejemplo, la tesis de los primeros egresados, como Alejandro López, a partir de las cuales se desarrollaron varias obras de infraestructura pioneras en Antioquia y en Colombia. 

    Proceso de recuperación  

    El edificio donde se encuentra ubicada la Biblioteca es una construcción de los años 40 que fue declarada como bien de interés cultural hacia 1985. En ese sentido, se tuvo que gestionar una serie de permisos ante el Ministerio de Cultura “para mostrar con claridad, luego del diagnóstico, cuáles eran las intervenciones fundamentales”, explicó el vicerrector de la UNAL Medellín, Juan Camilo Restrepo Gutiérrez.

    Comentó que se hizo una especie de repotenciación de la estructura, en cuyas instalaciones se identificaron filtraciones de agua y, por ende, la necesidad de intervenir la cubierta, el interior, reparar las cerchas y modificar el mobiliario. 

    También mejoró la comodidad. Antes, para ir al baño, los usuarios de la biblioteca debían desplazarse a otro bloque. Ahora el nuevo espacio cuenta con uno. También, con área de lectura y zonas de cocreación. 

    La obra, que ahora es más apropiada, es muy importante para la Sede y la Facultad, según el Vicerrector, porque además representa “un legado para la ciudad”. En ese sentido, dijo, la inversión que se hizo busca recuperar el patrimonio de la Universidad en la región. 

    Mirada al pasado

    De manera paralela a la inauguración de la Biblioteca Biblioteca Hernán Garcés González se realizó el conversatorio Siete décadas entre libros, trabajo y rectitud, en el que participaron Pablo Antonio Castro López, geólogo y magíster en Estudios Humanísticos, y Nicolás Naranjo Boza, licenciado en Filosofía y Letras, y magíster en Estudios Hispánicos, quienes conversaron con Sonia Valencia, jefa de la División de Bibliotecas de la UNAL Medellín. 

    Por la Biblioteca no solo han pasado estudiantes de la Sede sino de otras instituciones, quienes han fundamentado sus investigaciones a partir de la riqueza bibliográfica que han encontrado allí. Fue el caso de Castro López, profesional de la Universidad Eafit, cuyo primer contacto con este espacio académico fue hace 20 años, cuando acudió interesado por material histórico asociado a la geología. 

    En ese momento la Biblioteca no tenía nombre, “era un lugar cerrado, lleno de hongos, nadie quería entrar allá. Me miraban con extrañeza y me preguntaban a qué me quería meter a ese sitio lleno de libros viejos. Había una actitud muy distinta. Me alegra que este proceso sea de cambio”, comenta con respecto a la intención que mencionó Botero Fernández sobre la pertinencia de crear un sitio que, en sus palabras, convoque. 

    “Estábamos en mora y en una deuda histórica de tener un espacio muy digno. Parte de eso fue crear una sala patrimonial que lleva el nombre de Tulio Ospina, en honor a él, porque donó parte de los libros que tenía en su haber. De ahí nace el acervo bibliográfico con el que hoy contamos después de 134 años”, complementó Valencia. 

    El otro invitado, Naranjo Boza, es hijo de Jorge Alberto Naranjo Mesa, un precursor y docente de la Facultad de Minas, quien tuvo influencia en las letras e hizo parte de una generación de ingenieros destacados en temas técnicos, pero también en la escritura. Él habló sobre la importancia de la Biblioteca en el desarrollo intelectual de su papá. 

    “Mi padre tenía muchos intereses y en realidad trabajó en muchos campos”, dijo. Contó que en La estrella de cinco picos, una novela sobre la Facultad, que se desarrolla entre 1967 y 1973, hay una escena particular donde Tomás Ambrosio, el personaje principal, sube a la Biblioteca. 

    “Apenas acaba de llegar y dice: No tengo que comprar todos los textos que me están pidiendo porque allá deben estar, entonces voy de primero y los pido prestados para mi uso. Eso lo piensan varios compañeros a la vez y cuando llegan se dan cuenta de que todos pensaron lo mismo. Él habla también de la bibliotecaria, otra cosa muy especial, el carácter humano de quien atiende, la persona que te puede abrir la puerta al libro viejo o indica cuál es el que necesitas, eso es bien interesante”, añadió. Era ella la que les prestaba el baño a las estudiantes, porque para entonces en la Facultad no había uno para las mujeres. 

    A lo largo de la novela Jorge Alberto Naranjo Mesa cita libros de cada semestre, y por lo tanto se puede rastrear las líneas de pensamiento de la época y las áreas sociológicas que se tejían en la Facultad. La Biblioteca era entonces un espacio para la concordia que, después de tantos años, espera fortalecerse con la renovación del espacio.

    Así lo reconoce el Vicerrector, quienmencionó que con la nueva Biblioteca también llegan otros anhelos: “Queremos que la comunidad universitaria la disfrute, pero también la sociedad en general”.

    (FIN/KGG)

    5 de mayo del 2021