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Ella, quien laboró como secretaria de Unimedios en los últimos años, se jubila. Su paso por la UNAL Medellín la enorgullece. Allí, ejerció lo que mejor sabe hacer: ser amable y atenta con los demás, independientemente de dónde esté o con quién.

  • Rocío Gómez Lema tiene un fuerte sentido de pertenencia por la UNAL Medellín, prestó sus servicios a la Institución por 27 años. Foto: cortesía Alejandro Múnera.

    Rocío Gómez Lema tiene un fuerte sentido de pertenencia por la UNAL Medellín, prestó sus servicios a la Institución por 27 años. Foto: cortesía Alejandro Múnera.

  • En los Premios UNAL 2019 obtuvo un reconocimiento por parte de sus compañeros de Unimedios por ser solidaria. Foto: cortesía Alejandro Múnera.

    En los Premios UNAL 2019 obtuvo un reconocimiento por parte de sus compañeros de Unimedios por ser solidaria. Foto: cortesía Alejandro Múnera.

  • El día del reconocimiento celebró con sus compañeros de oficina. Foto: cortesía Alejandro Múnera.

    El día del reconocimiento celebró con sus compañeros de oficina. Foto: cortesía Alejandro Múnera.

  • Disfruta de los planes familiares, el campo y sus mascotas. Foto: cortesía Paula Hernández Gómez.

    Disfruta de los planes familiares, el campo y sus mascotas. Foto: cortesía Paula Hernández Gómez.

    El 6 de septiembre del 2019 fue uno de los muy pocos días en los que sobre el escritorio de Rocío Gómez Lema —siempre tan meticulosamente organizado— reposaron, además de su computador, documentos y lapiceros, objetos inusuales: espejo, polvo, sombras, labiales, maquillaje. 

    Era una fecha especial en su carrera en la UNAL Medellín. Estaba radiante y de amarillo, un color tan vivaz como ella. Recibió el reconocimiento por su solidaridad en la Oficina de Unimedios durante la gala de los Premios UNAL 2019, cuando se celebró el Día Nacional del Servidor Público. 

    Quienes habitan con ella la oficina suelen escuchar la misma pregunta: ¿qué necesita? No importa si es diligenciar, grapar documentos o buscar apartamento, porque la colaboración que ella ofrece trasciende lo laboral. Sin embargo, si presta un objeto, quien lo usa debe dejarlo tal cual estaba ubicado, porque es así de minuciosa y ordenada, tanto que dice que por eso le habría gustado ser arquitecta. 

    Por iniciativa propia Rocío se esmera en que los demás se sientan bien y siempre está pendiente de todos y de todo, incluso de que en la oficina —desde muy temprano— haya café y agua en una jarra. Ese día —el 6 de septiembre— la atención que le da a los demás fue absolutamente suya. Y la mereció completamente. 

    Nerviosa y parada en un atril en el polideportivo, Rocío dijo que el premio “representa no solo un incentivo sino una forma de servir de ejemplo y motivación para todos los integrantes de la familia UNAL, mostrar que se debe estar al servicio de los demás de forma desinteresada y que el trabajo colaborativo rompe fronteras y hace posible lo imposible”. 

    Días antes, le preguntó no solo a su hija Paula Hernández Gómez, sino también a sus compañeras, si lo que escribió estaba bien, tenía ortografía y era coherente. Así es ella, en su vida no hay cabida para la improvisación. 

    ***

    Rocío ingresó a la UNAL Medellín en 1993, luego de decirse a sí misma: “llego a la Universidad como sea y luego voy escalando”, cuenta. Comenzó como auxiliar de servicios generales en un cargo provisional y sus primeras labores las desempeñó en la decanatura de la Facultad de Ciencias. Fue aseadora durante tres años y después estudió un secretariado ejecutivo con énfasis en contabilidad. Practicaba en una oficina de una secretaria que le prestaba la máquina eléctrica y después, el computador.

    En sus últimos años en la Sede, a Roci —como la llaman en Unimedios— se le veía recorriendo el campus El Volador con un bolso en la mano y carteleras que pegaba por los espacios de la Universidad, algo “que disfrutaba porque saludaba a mucha gente”, asegura. Es sociable y partidaria de “conseguir amigos, pero no enemigos y (de) dar un trato bueno a las personas”. Sonríe mientras observa a sus hijos. Con el amor genuino de una madre, le contó una vez a una compañera que los considera tan lindos “por fuera como por dentro”. Ella siempre está conversando con alguien.

    ***

    En su vida laboral y personal el compromiso —como las bromas— se lo toma muy en serio, al punto de que dos situaciones lo demuestran: cuando por su trabajo no pudo asistir al entierro de su abuelo, quien falleció el día después de que ella ingresó a la Sede, o un 25 de diciembre, cuando le enseñó a su hija, en ese entonces de siete años, a montar bicicleta: “no recuerdo la noción de las horas, pero aprendí en la noche, porque ella se quedó conmigo todo el día”, cuenta.

    Rocío es, sobre todo, maternal, incluso con quienes no son sus familiares o sus hijos, y así lo reconoce Carlos Ramírez Peranquive, uno de sus compañeros de Unimedios. “Cuando la gente está mal se preocupa mucho. Me parece muy bonito eso”, dice de ella, de quien admira su franqueza y proactividad, pues es inquieta: le gusta hacer ejercicio, desplazarse en bicicleta, nadar y bailar.

    Es vital, “me enseñó que hay muchos rounds por vivir. Eso me deja una gran lección”, afirma Alejandro Múnera, estudiante auxiliar en un programa de Bienestar Universitario, quien apoyó a Rocío en labores administrativas. Ella siempre le daba una fruta y también lecciones —indirectas— de liderazgo.

    A Rocío también le gusta hacer sentir especial a las personas y se las ingenia para lograrlo. Alguna vez, para la celebración del Día del Amor y la Amistad, invitó a almorzar a Paula Andrea Botero —su amiga y auxiliar administrativa de la Secretaría de la Facultad de Minas— a un restaurante muy frecuentado en el barrio Carlos E. Restrepo. Como trata de prever cada situación y supo que habría una larga fila, hizo —de manera previa— una reserva con la supuesta excusa de que su acompañante cumplía años. 

    “Estaba hasta el ponquecito con la vela, me cantó el cumpleaños para que nos creyeran. Fue muy charro, algo muy curioso. A mí ni se me habría ocurrido esa estrategia. Yo esperaba no encontrarme a alguien que supiera que yo no cumplía años ese día”, cuenta Paula mientras se ríe.

    En Unimedios trabajó durante aproximadamente 10 años y, en total, en la Sede, 27. Ahora, después de tanto tiempo y de anhelarlo con ahínco logró su jubilación. A Rocío sus hijos la recuerdan cuando ven dulces porque es lo primero que empaca cuando merca, pero también cuando escuchan Roxanne, la canción de The Police. 

    Sus amigos de la Universidad y sus compañeros de oficina, la mantendrán en su memoria por su cordialidad desinteresada y segura. También la extrañarán, sobre todo cuando, —al volver a las actividades presenciales— noten el orden solitario de su escritorio y la ausencia de su risa estridente. 

    (FIN/KGG)

    4 de diciembre del 2020