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Las noches y las mañanas de este mes han sido de lluvias frecuentes en Medellín, cuyos habitantes han sentido, tal vez, los días más fríos. El profesor Óscar Mesa Sánchez, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, explica esta condición climática dada en la denominada ciudad de la eterna primavera, y en la que tiene influencia el Océano Pacífico. 

  • Este mes el nivel de precipitaciones ha sido mayor que el del promedio. Foto: tomada de cutt.ly/zfC2G6x

    Este mes el nivel de precipitaciones ha sido mayor que el del promedio. Foto: tomada de cutt.ly/zfC2G6x

  • Lo más probable es que los meses siguientes sean lluviosos. Entes de prevención deben prever riesgos. Foto: tomada de cutt.ly/MfC2Nn1

    Lo más probable es que los meses siguientes sean lluviosos. Entes de prevención deben prever riesgos. Foto: tomada de cutt.ly/MfC2Nn1

  • Profesor Óscar Mesa Sánchez, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas.

    Profesor Óscar Mesa Sánchez, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas.

    Acostumbrados al clima caluroso de la ciudad, algunos se han preguntado por qué durante septiembre el cielo se ha visto nublado en las noches y en las mañanas, y además, ha llovido con frecuencia. 

    Para explicarlo primero se debe poner en contexto que, en general en la zona Andina, donde está ubicada Medellín, hay dos temporadas lluviosas: una se da de abril a mayo, y la otra de septiembre a noviembre. También hay temporadas secas que, en realidad, no lo son tanto, pues se caracterizan por presentar menos precipitaciones, como lo afirma el docente. No quiere decir, sin embargo, que no llueve durante enero, febrero y marzo, meses de la temporada seca más fuerte. 

    En septiembre de este año, las precipitaciones que han se han dado (230 mm en los últimos 30 días) son mayores que el promedio (150 mm), según el docente. Lo que sucede es que este año se han incrementado debido a que “el Océano Pacífico Tropical está más frío, dado que estamos entrando a un Fenómeno de La Niña y en esa fase se intensifican (las lluvias)”.

    La incidencia del Océano Pacífico Tropical tiene que ver, a su vez, con cambios en la dirección de los vientos, la humedad que en él confluyen y que provienen del Atlántico, el Amazonas y el Caribe. 

    Hay, según el profesor Mesa Sánchez, un influjo importante que es el Chorro del Chocó, una corriente de aire de bajo nivel que trae humedad, que explica la ocurrencia de las lluvias y penetra en el occidente colombiano incluida la zona Andina.

    El frío asociado a la lluvia

    Cuando llueve es, especialmente, más frío, lo cual ocurre básicamente por dos efectos. El primero es que las nubes bloquean la entrada del sol y parte de su energía no alcanza a penetrar sobre la superficie, sino que se refleja en el espacio exterior. La otra razón es que, cuando cae la lluvia, parte de ella no alcanza a llegar al suelo, sino que se evapora en el camino. 

    Se puede experimentar de manera cotidiana. Un ejemplo es el frío que se siente en la mano al aplicarse alcohol. Esta sensación tiene un origen: el calor latente. El profesor explica que técnicamente significa que: “cuando hay un cambio de estado, en este caso de líquido a gaseoso, termodinámicamente la temperatura disminuye y enfría la parte líquida”.

    La sensación de frío no solo ocurre durante épocas de lluvia, puede presentarse incluso durante los amaneceres de las temporadas secas. Afirma que la razón también tiene que ver con que no hay nubes ni vapor de agua suficiente en la atmósfera, por lo que el calor que se acumula en el día no tiene obstáculo para escapar al espacio exterior en la noche. 

    En las épocas húmedas, por su parte, los amaneceres no son tan fríos porque la humedad en la atmósfera actúa como capa reflectora de la radiación. 

    Adicionalmente los cambios de temperatura en las zonas ecuatoriales como Colombia son más fuertes entre el día y la noche que entre temporadas anuales. Asegura que, “aunque uno siente más frío, son diferencias de dos o tres grados entre una época del año y otra, mientras que entre el día y la noche la diferencia puede ser 10”. “Nuestro control principal de la temperatura es el sol”, agrega.

    Zonas ecuatoriales: las diferenciadoras

    Lo que sucede en latitudes medias y altas como Europa o Siberia, agrega, es que la diferencia entre el invierno y el verano puede ser de 20 o hasta 40°C en la temperatura registrada de diciembre a julio en algunos sitios. 

    Entonces, explica el profesor Mesa Sánchez, el hecho de que se haya tenido la percepción de que durante el actual septiembre se siente más frío no significa alguna alteración anormal sino la de un periodo de lluvias que puede hacerse más intenso por la influencia mencionada del Océano Pacífico Tropical. 

    El clima colombiano, dice, es variable. Hay promedios claros en el sentido en que hay meses más lluviosos que otros y temperaturas asociadas a ello. Por ejemplo, si se compara un enero de un año y otro, no son exactamente iguales. 

    Fenómenos El Niño y La Niña

    Las variabilidades en el clima pueden tener distintas explicaciones. La que reseña el docente como la más importante es el fenómeno Oscilación del Sur, también conocido como El Niño. Es un cambio macroclimático del Océano Pacífico Tropical, donde se generan temperaturas anormales calientes o frías para el caso de la zona este o centro, más cerca de la costa suramericana. 

    “Cuando se enfría más de lo normal en Colombia, por lo general, llueve más y si se incrementa el calentamiento, menos. Es algo que hemos aprendido. Hay una buena correlación entre lo que ocurre en el Océano Pacífico y lo que sucede con las lluvias en el país”, asegura. 

    No obstante, manifiesta que, como el Oceáno Pacífico es tan grande, la cantidad de energía necesaria para calentarlo es mucha y se mueve despacio, por lo que hay oportunidad para las predicciones con meses de anticipación. 

    La previsión que se puede hacer para un futuro cercano, según el docente, es que muy probablemente octubre y noviembre van a ser meses muy lluviosos. 

    Ante este panorama menciona que las autoridades de control del riesgo deben hacer lo posible por prever emergencias que se puedan presentar.

    (FIN/KGG)

    28 de septiembre del 2020