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La relación que la sociedad tiene con la ciudad y la vivienda cambió radicalmente después de la llegada del covid-19, trayendo nuevos retos para el desarrollo de políticas públicas, construcciones arquitectónicas y estudios de hábitat. 

  • Según cifras del último censo del DANE en el 2018, en Colombia existen 13’480.729 viviendas.

    Según cifras del último censo del DANE en el 2018, en Colombia existen 13’480.729 viviendas.

  • Cifras de acceso a servicios públicos en Colombia según el Censo del DANE 2018. Imagen: DANE.

    Cifras de acceso a servicios públicos en Colombia según el Censo del DANE 2018. Imagen: DANE.

  • “Con la llegada de la pandemia y el empobrecimiento general de la sociedad, a la clase media se le dificultará concretar los procesos de acceso a vivienda que antes esperaban” Luis Fernando González.

    “Con la llegada de la pandemia y el empobrecimiento general de la sociedad, a la clase media se le dificultará concretar los procesos de acceso a vivienda que antes esperaban” Luis Fernando González.

    A la espera de una vacuna y pese a que la incertidumbre por el desarrollo de la pandemia en el mundo impide hacer especulaciones al respecto, hay quienes se aventuran a pensar escenarios futuros a los que el mundo podría llegar con relación a su forma de concebir el espacio y la vivienda, además de las implicaciones directas que tendrían estos cambios en los ecosistemas que nos rodean. 

    Los profesores de la Facultad de Arquitectura de la Sede, Luis Daniel Santana y Luis Fernando González, expertos en políticas de vivienda y estudios urbano regionales respectivamente, hacen a continuación unas reflexiones sobre el panorama que deja la pandemia en estos temas. 

    Vivienda

    En este aspecto, ambos docentes destacan que el primer paso para imaginar un escenario futuro es garantizar el acceso a una vivienda digna, lo que implica no solo la construcción, sino los servicios públicos, el transporte y la seguridad. 

    En esta línea, Santana asegura que “siendo optimistas es posible que surjan alternativas dentro o fuera del Estado que transformen políticas urbanas como del mismo diseño de la ciudad y las distintas formas de acceder a vivienda, donde se prioricen criterios cualitativos como: qué espacios tienen altos niveles de habitabilidad y garantizan oportunidades para distintas poblaciones vulnerables”. 

    Por su parte, González asegura que, en el caso de Colombia, es poco probable que se realicen estos cambios, pues la vivienda no obedece a temas de derechos sino al mercado: “La construcción de casas ha estado en manos de monopolios que hacen megaurbanizaciones en ciudades grandes como Bogotá, Medellín y Cali y trasladan el mismo modelo a ciudades pequeñas como Quibdó, Neiva, Sincelejo. Este modelo es economicista, con un stock ya aprobado, por lo que no considero que cambien la manera de construir las viviendas”. 

    Para la clase alta el panorama es diferente, pues al contar con el poder adquisitivo se espera que no tarden en aparecer las mejoras en el diseño de sus viviendas, con espacios de transición bioseguros y con una separación considerable entre la vida, la calle y la casa.

    Con el llamado a permanecer en casa y el teletrabajo, Santana asegura que hubo un proceso de concientización de la importancia de la vivienda, y además “se han notado consecuencias evidentes como la intensificación de la jornada de trabajo, la hibridación entre la vida pública y privada, y las distintas precariedades espaciales con las que convivimos diariamente, además de que ahora su localización en el espacio urbano puede facilitar la vida o contribuir a la enfermedad”. 

    Ciudad

    En términos de habitabilidad urbana el coronavirus ha demostrado que algunos factores son determinantes, pues la velocidad de transmisión de la pandemia está en relación directa con la densidad poblacional, por lo que algunos urbanistas han planteado una nueva diáspora hacia la ruralidad, sin embargo, Luis Fernando González asegura que “no se trata de disminuir la ciudad, sino transformar los hábitos y prácticas en ella”. 
    El cambio a una visión del distanciamiento social y el autocuidado puede ser más complejo en ciudades monocéntricas como Medellín, donde con un solo centro, cerca de un millón y medio de personas llegan diariamente por una oferta de servicios concentrada. Para evitar esto, González habla de un escenario ideal, ”la ciudad de los 15 minutos”, donde todas las personas de los grandes centros urbanos cambien los hábitos de movilidad de largas a cortas distancias porque encuentran en sus entornos inmediatos los elementos que requieren para su vida diaria.  

    Uno de los mayores focos de contagio en las ciudades son los sistemas de transporte público, por lo que estos deberán pensarse maneras para mantener seguros sus vehículos, haciendo cambios en la circulación del aire y en el manejo de la contaminación interna.  

    Frente a las nuevas construcciones en la ciudad, González afirma que: “puede que no existan grandes cambios físicos, pero la arquitectura de la ciudad del miedo se impuso, pues aparecieron herramientas de bio-control totalitarias a nombre de la salud y el bienestar, donde delegamos ciertas libertades y derechos individuales para salvarnos”. 

    Tanto Santana como González aseguran que es importante no hablar de un solo futuro para la ciudad, pues hay modelos ideales, utopías, y paradigmas en las realidades de las urbes latinoamericanas, donde el covid-19 destapó condiciones de inequidad y desigualdad que tienen que ser tratadas primero. 

    Ecosistema

    La cuarentena en el mundo dejó gratamente sorprendidos a biólogos y ambientalistas pues se evidenció que aún es posible la recuperación de ecosistemas cuando antes se creía que era muy improbable. La poca presencialidad del ser humano, trajo consigo la reducción de impacto físico y auditivo que le devolvió lugares a especies de fauna y flora. 

    “Si algo debemos aprender de la situación es que las velocidades de llegada de nuevos virus serán mayores por los impactos en los ecosistemas, pues la presión sobre estos hace que los brotes pandémicos pasen de la naturaleza a las ciudades”, dice Luis Fernando González.

    Actualmente se discute en el Congreso de la República una nueva política nacional de vivienda y hábitat, que podría cambiar el panorama de accesibilidad y garantía de este derecho. Para Luis Daniel Santana, es la oportunidad para incluir criterios cualitativos de diseño y localización de la misma que primen sobre los intereses privados.

    “La arquitectura y el urbanismo deberían orientarse a la provisión creativa de valores de uso, espacios creados según los deseos colectivos de los ciudadanos, los ecosistemas y bienes comunes que faciliten un buen vivir para distintos grupos sociales. No obstante, no depende solo de estas ramas, sino de la transformación de las estructuras de poder en las cuales están la toma de decisiones”, concluye. 

    (FIN/DQH)

    23 de septiembre del 2020