Energética 2030 es una iniciativa apoyada por el Banco Mundial, liderada por la UNAL Medellín y orientada a la transformación del sector energético colombiano. A dos años de finalizar ha logrado investigaciones y desarrollos con impacto social y ambiental.

Los primeros avances del proyecto fueron la obtención de información sobre cómo se consume energía en el país, además del planteamiento de posibles situaciones según la digitalización de la electrificación o los precios de fuentes fósiles y el estudio de estrategias de transición en otras naciones como Reino Unido. 

El proyecto, que surgió en 2018, es una alianza en la que participan 11 instituciones internacionales entre las que están EnergyVille (de Bélgica), la Universidad Técnica de Delft (de Países Bajos) y la Universidad de Zaragoza (España). 

También incluye tres empresas entre las que está ISA y ocho instituciones nacionales de educación como lo son las universidades Pontificia Bolivariana, Eafit y Francisco de Paula Santander (ubicada en Cúcuta). El grupo es coordinado por la UNAL Medellín. 

En conjunto, ejecutan un programa de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación (I+D+i) financiado por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) como parte del programa Colombia Científica.

Hasta ahora otros de los logros de Energética 2030 han sido propuestas de construcciones eficientes a partir de sistemas de ventilación, iluminación y de energía sostenible, así como el desarrollo de prototipos de motocicletas y vehículos fluviales. De este último medio de transporte se realizó un tras hacer un estudio en Magangué (Bolívar), municipio ubicado entre ciénagas. 

También ha avanzado en la producción de biocombustibles utilizando microalgas en procesos de captura de CO2y en el desarrollo de un centro gestor que permitirá coordinar la actividad de distintos sitios de generación de energía, según el coordinador del proyecto, el profesor Jairo Espinosa Oviedo, del del Departamento de Energía Eléctrica y Automática de la Facultad de Minas de la Sede. 

Con interés ambiental y social

Los análisis y prototipos realizados como parte de Energética 2030 tienen enfoque social. Recientemente, destaca el profesor Espinosa Oviedo, se terminaron unos diseños de foto-biorreactores que capturarán CO2, se trabaja en desarrollar bio-refinerías y modelos de autogestión de energía en comunidades con dificultades en el acceso al servicio.

En ese ámbito, profesor Espinosa Oviedo afirma que, “hay que saber cómo se lleva la energía y cómo se crea valor, porque en el pasado hemos conocido casos en los que instalar equipos no ha sido suficiente. A veces tenemos una visión muy occidental del desarrollo sin identificar particularidades de las comunidades”. 

Algunas pueden considerar las tecnologías como un eje de conflicto, ejemplifica el docente. Es por eso que tener en cuenta esas características es importante porque, como dice, aportan otras dimensiones a los proyectos. Energética 2030 incluye el componente social para cuyo abordaje hay incluso un equipo de trabajo.

“Eso hay que resolverlo para garantizar que realmente se lleva bienestar”, agrega el profesor, quien enfatiza en que varias de las acciones que ejecuta el proyecto tienen impactos a mediano y a largo plazo. “Un efecto importante es, por ejemplo, que dejen de cocinar con leña, lo que implica que las enfermedades pulmonares disminuyan, pero eso no se da de la noche a la mañana”. 

Transición energética

Si bien inicialmente las expectativas del proyecto, afirma el docente Espinosa Oviedo, eran amplias en el sentido de que se esperaban analizar diferentes elementos de las energías eólica, de biomasa y fotovoltaica, es esta última la que ha tenido más preponderancia en el caso de la trasmisión. 

Sobre la energía fotovoltaica afirma que en los últimos años se ha dado una caída de precios “al punto de que es perfectamente competitiva con fuentes convencionales y ha permitido que en el mercado se fortalezcan los paneles solares, los cuales han tenido más fuerza que cualquier otro (mecanismo)”.

Las emisiones de gases de efecto invernadero como el CO2 contribuye al calentamiento global, el cual, dice, “no respeta fronteras”. En ese sentido cree que se “demuestra que las decisiones locales impactan las globales” y se hace evidente la necesidad de hacer una transición energética. 

El proyecto Energética 2030 no solo se dedica a la investigación sobre energía o ejecución de tecnologías sino también al anális de aspectos sobre cómo se introducen en la sociedad y cómo operan en determinados mercados. 

“Eso también permite, en un momento dado, plantear otras figuras para explicar el porqué se debe hacer la transición energética y de explicar que no solo es beneficiosa para el medioambiente sino también rentable”, asegura.

La finalización del cronograma del proyecto Energética 2030 está programada para el 2022. Sin embargo, la pandemia por covid-19 ha retrasado algunos procesos, por lo que se espera extender un año más su ejecución. 

(FIN/KGG)

3 de agosto del 2020