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Una mala calidad del aire se registró esta semana. Los días 17 y 18 de marzo la mayoría de estaciones de medición se mantuvieron en niveles nocivos, el jueves 19 los 21 sistemas de monitoreo permanecieron en índice rojo, dañino para todos los grupos poblacionales, y el viernes 20 solo una estación, la de Santa Elena, cambió a naranja, perjudicial para embarazadas, niños y ancianos. La situación es preocupante, según él Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), y ha tenido que ver con incendios.

  • Las condiciones topográficas del valle de Aburrá no facilitan la dispersión de contaminantes en el aire.

    Las condiciones topográficas del valle de Aburrá no facilitan la dispersión de contaminantes en el aire.

  • Estaciones poblacionales y de tráfico registraron recientemente nivel de contaminación dañino para personas de cualquier edad. Foto: cortesía Juan Fernando Bonilla.

    Estaciones poblacionales y de tráfico registraron recientemente nivel de contaminación dañino para personas de cualquier edad. Foto: cortesía Juan Fernando Bonilla.

  • Carmen Elena Zapata Sánchez, coordinadora del Laboratorio de Calidad de Aire de la Facultad de Minas.

    Carmen Elena Zapata Sánchez, coordinadora del Laboratorio de Calidad de Aire de la Facultad de Minas.

  • Carlos David Hoyos Ortiz, docente de la UNAL Medellín y director del Siata. Foto: reproducción.

    Carlos David Hoyos Ortiz, docente de la UNAL Medellín y director del Siata. Foto: reproducción.

    Las conflagraciones que han afectado la calidad del aire del valle de Aburrá se han dado, principalmente, en el Nordeste antioqueño. La temporada de lluvias, que pueden contribuir en la limpieza de la atmósfera, no se ha consolidado en la zona andina, donde la topografía también representa una dificultad, pues parte del humo contaminante se canaliza en los valles. 

    Así lo explica el docente Carlos David Hoyos Ortiz, profesor catedrático del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín y director del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el valle de Aburrá (Siata) en un video que el AMVA transmitió en vivo en su cuenta de Facebook. 

    La temporada de lluvias, expone, está determinada por la zona de convergencia intertropical en la que confluyen la humedad y los vientos, pero también se da ascenso de aire que origina las nubes; pero esta varía durante el año de acuerdo a la posición de la tierra con respecto al sol. 

    No son solo los incendios los que inciden en el deterioro de la calidad del aire, sino también un periodo de trasición entre la época seca y la lluviosa, cuando la cobertura parcial de nubes impide el ingreso eficiente de radiación solar a la superficie para la dispersión de contaminantes.

    El profesor José Fernando Jiménez Mejía, también del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente, explica que ese es un fenómeno meteorológico que se da dos veces año, una de ellas, entre febrero y marzo, aproximadamente. 

    No obstante, esta fase puede variar dependiendo de las condiciones climáticas, según la profesora Carmen Elena Zapata Sánchez, directora del Laboratorio de Calidad del Aire (Calaire) de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín: “cuando hay fenómeno de El Niño son más extremas y nos pueden afectar más”. 

    El ejemplo que expone es el fenómeno de El Niño que se dio en 2015 y 2016, cuando incendios ocurridos en Venezuela repercutieron en los niveles de contaminación rojo y naranja.

    Mientras persista la mala calidad del aire en el valle de Aburrá y se continúe en alerta por el Covid-19, la recomendación primordial que hace Hoyos Ortiz, es no mantenerse a la intemperie: “tenemos una crisis sanitaria en parelelo, y para ambas situaciones lo mejor es quedarse en casa”. 

    El llamado de atención lo hace teniendo en cuenta que la contaminación atmosférica puede generar afecciones menores en la salud como carraspera en la garganta, alergias o aumentar síntomas a quienes padecen enfermedades respiratorias. 

    (FIN/KGG)

    20 de marzo del 2020