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Uno de los organismos de la naturaleza más estudiados -pero menos comprendidos- son los hongos. Los microbiólogos los describen como organismos de un solo núcleo, que se nutren por absorción, necesitan el aire para vivir, y se multiplican exponencialmente, a temperaturas entre 28 y 37 grados centígrados.

  • La Cátedra Saberes con Sabor inició el año con la charla “Homo Sapiens e interacción con un hongo microscópico: ¿se repetiría aquí la gesta de David contra Goliat?” de la doctora Ángela Restrepo Moreno.

    La Cátedra Saberes con Sabor inició el año con la charla “Homo Sapiens e interacción con un hongo microscópico: ¿se repetiría aquí la gesta de David contra Goliat?” de la doctora Ángela Restrepo Moreno.

  • Durante su exposición, la doctora compartió su experiencia investigativa con el hongo Paracoccidioides Brasiliensis, microorganismo que estudió por más de 40 años.

    Durante su exposición, la doctora compartió su experiencia investigativa con el hongo Paracoccidioides Brasiliensis, microorganismo que estudió por más de 40 años.

  • Ángela Restrepo Moreno es magíster y doctora en Microbiología de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans. Fue directora del Capítulo Antioquia de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales durante 15 años.

    Ángela Restrepo Moreno es magíster y doctora en Microbiología de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans. Fue directora del Capítulo Antioquia de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales durante 15 años.

  • Este año la Cátedra tendrá una variación en su programación, dando al inicio de cada sesión, charlas cortas sobre café más una degustación, a cargo del emprendimiento Santa Bárbara Coffee.

    Este año la Cátedra tendrá una variación en su programación, dando al inicio de cada sesión, charlas cortas sobre café más una degustación, a cargo del emprendimiento Santa Bárbara Coffee.

    Un hongo en particular, el Paracoccidioides Brasiliensis, con una increíble capacidad de supervivencia, fue el tema central de la primera sesión de la cátedra abierta Saberes con Sabor, dictada por la doctora en Microbiología Ángela Restrepo Moreno, exdirectora de la Corporación para Investigaciones Biológicas CIB; miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Doctora Honoris Causa de las Universidades de Antioquia y Nacional de Colombia, y una de las integrantes de la primera Comisión de Sabios nombrada por el presidente César Gaviria, en1994.

    Para la doctora Restrepo, los hongos y su temible pero admirable virulencia han sido su desvelo durante 40 años: “los hongos poseen un armamentario de enzimas con las que desintegran los productos orgánicos en pequeñas piezas, para que puedan servirles a otros seres vivos. Es muy lindo ver lo ‘avispados’ que son. A pesar de que los consideramos inferiores, son muy inteligentes”. En su conferencia, Ángela hizo un recuento de la investigación a la que ha dedicado la vida entera, y por la que ha merecido el reconocimiento de la comunidad científica de Colombia y de Estados Unidos, país en el que hizo su maestría y su doctorado.

    La doctora Restrepo conoce tanto al Paracoccidioides Brasiliensis, su objeto de estudio, que se refiere a él con respeto y admiración: “¿cómo es posible que un hongo que apenas mide de 4 a 6 micras, cuando pasa al organismo, logra asentarse, retar y hasta matar a un individuo adulto? Me parece increíble. Es la pelea de David contra Goliat”. Este hongo es un microorganismo endémico en Centroamérica, Colombia, Brasil y el norte de Argentina. “No habla sino español, y un poquitico de portugués”, dice. Y agrega: “No aparece como una sola célula, sino que siempre está rodeado de 7 u 8… es, como dice un amigo mío, un buen colombiano, porque tiene más hijos de los que puede sostener con decencia”.

    La Paracoccidioidomicosis, enfermedad producida por este hongo, afecta, en un 75%, a varones adultos, generalmente agricultores y habitantes de la región latinoamericana. Según las investigaciones desarrolladas por la doctora Restrepo y su grupo de científicos, es un padecimiento que se exterioriza de varias formas, desde inflamaciones ganglionares hasta lesiones en piel y en mucosa. El problema, afirma, es que cuando se muestra, el hongo puede llevar una larga latencia en el organismo: “ocurre frecuentemente una infección subclínica, es decir, que el paciente no la detecta, no tiene síntomas ni signos. Alrededor del 20% de la población de la cordillera de los Andes ya ha tenido contacto con el hongo, y no lo sabe. Pero si algo les pasa a sus defensas inmunes, ese hongo tiene la propiedad de conocer cuándo su huésped se inmunodeprime, y empieza a multiplicarse con violencia”.

    El gran avance en las investigaciones de la doctora Ángela Restrepo acerca de la Paracoccidioidomicosis es que se trata de una enfermedad que se adquiere por inhalación: “como los pacientes consultaban casi siempre por lesiones cutáneas, decían que era que se chuzaban. Los campesinos que desarrollaban lesiones en la mucosa oral, que es un sitio muy frecuente, decían que ellos usaban espartillos como mondadientes; entonces, la primera explicación, completamente fuera de lógica, era que el hongo se inyectaba directamente con el espartillo…”.

    Y aunque no se ha desarrollado aún el medicamento que prevenga el avance de la enfermedad, el gran aporte de la doctora Ángela Restrepo y el grupo de investigadores de la CIB es avanzar en el diagnóstico temprano, que permita frenar la virulencia del hongo, antes de que sea demasiado tarde: “estos pacientes merecen nuestra conmiseración, porque pasa mucho tiempo antes de que lleguen a tener un diagnóstico adecuado. El hongo entra por el pulmón y lo daña, destruye el tejido. Ya no pueden respirar bien, pues el tejido alveolar ha sido destruido por el hongo y por la respuesta del propio paciente”.

    Los 40 años que la doctora Ángela Restrepo le ha dedicado a la investigación de esta enfermedad no le son suficientes, y su curiosidad científica sigue intacta, como lo ha sido desde que decidió estudiar Tecnología Médica en el Colegio Mayor de Antioquia, en 1955, y viajar a Estados Unidos para obtener una Maestría y un Doctorado en Microbiología, en 1960, una época en la que, a duras penas, las mujeres terminaban el bachillerato. Y esa es su consigna y su ruta de vida: “sigo activa, porque si uno deja las neuronas tranquilas, se emboban”.

    (FIN/FC)

    12 de marzo del 2020