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Hay algo en Nuquí (Chocó), además de su exuberante playa, que ha llamado la atención desde el 5 de agosto de 2019, cuando comenzó a ser frecuente observar globos en el cielo. No son pequeños ni de colores y quienes los lanzan, a bordo de un barco, tampoco celebran una fiesta.

  • Algunos niños de Nuquí participaron de los lanzamientos de los globos. Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

    Algunos niños de Nuquí participaron de los lanzamientos de los globos. Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

  • El proyecto OTREC fue socializado a unos 100 niños. Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

    El proyecto OTREC fue socializado a unos 100 niños. Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

  • El globo se infla con helio y alcanza un diámetro de 1,5 m. Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

    El globo se infla con helio y alcanza un diámetro de 1,5 m. Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

  • El equipo de la UNAL Medellín es liderado por el profesor Germán Poveda Jaramillo (ubicado en el centro de la imagen). Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

    El equipo de la UNAL Medellín es liderado por el profesor Germán Poveda Jaramillo (ubicado en el centro de la imagen). Foto: cortesía Johanna Yepes Palacio.

    Son globos de látex de 200 gramos, que alcanzan un diámetro de 1,5 metros y grandes alturas, debido a que son inflados con helio, un gas menos denso que el aire. Adheridos a ellos van radiosondas, aparatos que miden cada dos segundos varios parámetros en la atmósfera. El propósito es obtener datos para tratar de entender los mecanismos físicos que explican los aguaceros en el Pacífico tropical oriental, incluyendo la costa Pacífica colombiana, una de las zonas más lluviosas del planeta.

    El experimento se llama Organización de la Convección en el Pacífico Oriental Tropical (OTREC en inglés) y es financiado por la Fundación Nacional de la Ciencias de Estados Unidos, que apoya a un grupo de investigadores de instituciones de ese país, de Costa Rica y de Colombia, entre ellos un equipo de la UNAL Medellín, quienes hacen observaciones desde el espacio, el aire y la tierra.

    La investigación inspecciona los sistemas convectivos de mesoescala. La primera palabra quiere decir que no se da un único aguacero sino varios, algunos simultáneos u otros intermitentes en un área grande y la segunda hace alusión a que tienen su origen en la Convección profunda, una manera en cómo se transporta la energía de las capas más bajas a las más altas de la atmósfera, según el profesor Germán Poveda Jaramillo, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín.

    Explica que en ciencias la mesoescala son escalas intermedias espaciales, es decir, fenómenos que pueden tener un tamaño de entre 100 y 1000 kilómetros de diámetro, y una dimensión vertical de 15 o más kilómetros.

    Para entender los mecanismos que favorecen la lluvia en la región se requieren varios métodos de monitoreo. Además de las radiosondas se usan imágenes satelitales, modelos computacionales e incluso se obtienen datos gracias a un avión de la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos que hará vuelos hasta finales de noviembre.

    Las diferentes técnicas se deben utilizar durante oportunidades de interés científico y la temporada en la que se desarrolla OTREC, que va hasta la última semana de septiembre, es interesante porque es cuando las lluvias empiezan a ser más fuertes en ese sitio del pacífico colombiano.

    Lo que se obtiene con los datos, principalmente, son diagramas termodinámicos que ayudan a identificar variación vertical de temperatura, humedad y vientos.

    La información es fundamental en la medida en que se relaciona con el ciclo diurno de la lluvia, que en el Pacífico se caracteriza porque “se dan en la tarde sobre el piedemonte de la cordillera Occidental y durante la madrugada las lluvias se desplazan hacia el Océano. Esto, al parecer, tiene que ver con ondas de gravedad”, explica la investigadora de la UNAL Medellín, Johanna Yepes Palacio.

    “Al estar tan calientes los Andes por la tarde, incluso así estén a 3.500 m.s.n.m. se originan ondas tropicales del este similares a las que se forman en un charco cuando se tira una piedra. Ellas transportan el calor y lo convierten en lluvias a la madrugada hacia la zona del Pacífico occidental”, precisa el profesor Poveda Jaramillo.

    El hallazgo se dio durante la ejecución de ChocóJex, en 2016, proyecto previo a OTREC. El resultado muestra, según el docente, que “no es solo un fenómeno de interacción entre el océano y la atmósfera sino también, el continente y, en particular las montañas andinas, tienen mucho que ver en la formación y generación de las lluvias de la zona”.

    Huracanes y cambio climático

    Una de las razones por las que se está haciendo el estudio es porque el Pacífico tropical oriental es un área donde son activas las ondas tropicales del este, que vienen desde África, pasan por el este del mar Caribe por encima de Colombia y de ahí pasan al Océano Pacífico. Es la génesis de los huracanes en el Caribe y en el Pacífico Oriental, más hacia las latitudes de Centroamérica y México, según el profesor Poveda Jaramillo. Para él, prevenirlos es valioso teniendo en cuenta los efectos devastadores en el Caribe y el sur de Estados Unidos.

    “Se espera que el cambio climático produzca huracanes más intensos y más frecuentes, sobre todos los de categorías 4 y 5, que son las de mayor poder destructivo. OTREC no busca exclusivamente responder preguntas sobre este aspecto, sin embargo, en la medida en que se realizan investigaciones como estas tenemos el tema en nuestras mentes”, dice el profesor.

    “Todo lo que se haga para entender cómo se generan y cómo transcurren estos fenómenos nos dará elementos para comprender qué puede pasar con los huracanes como resultado del calentamiento global que se refleja en el calentamiento de las aguas de ambos océanos”, agrega.

    Como una fiesta

    “Por favor vuelvan y dennos más charlas”, le dijo una niña a Yepes Palacio al finalizar su intervención en la Institución Educativa Ecoturística Litoral Pacífico de Nuquí, donde les presentó el proyecto OTREC a los estudiantes.

    “Tener la oportunidad de invitar a los niños a que a través de la ciencia puedan desarrollar sus vidas es impresionante”, afirma la investigadora. Para ella, “es una experiencia muy bonita porque es motivarlos”.

    El de la investigadora es el segundo equipo que llegó a la zona para desarrollar ese estudio, por lo que algunos niños tenían idea de lo que iban a hacer los científicos, sin embargo, cuenta Yepes Palacio, que ellos les demuestran alegría cuando los ven y por eso “para un niño es (risas) como una fiesta; son globos muy grandes”.

    Sin embargo, llevar a cabo la ‘fiesta’ no es tarea sencilla, entre varios asuntos, por los costos, pues una radiosonda cuesta 250 dólares y en un día se pueden elevar varias.

    La logística que implica la campaña de observación atmosférica es otro reto. Uno de los primeros que se deben superar es llevar el helio, pues “las compañías aéreas no lo transportan; lo tienen prohibido. Hay que comprar los tanques en Cali (Valle del Cauca), llevarlos en camión hasta Buenaventura, hacerlos embarcar hasta Nuquí (Chocó). Hay complicaciones logísticas y por eso es imposible mantener un programa de monitoreo permanente”, comenta Poveda Jaramillo.

    Los investigadores quisieran tener mediciones más continuas y en otras épocas del año, durante temporadas de los fenómenos de El Niño y La Niña, analizar qué les pasan a estos sistemas con el cambio climático, cuál es el rol del bosque desde el Darién panameño hasta el Ecuador, ya que este evapotranspira grandes cantidades de vapor de agua que, en parte, contribuye a las lluvias y, eso, “todavía no se ha empezado ni a estudiar”, añade.

    Aunque OTREC finalice, el estudio abre más posibilidades de investigación cada vez. Lo dice el académico: “a partir de esto se desprenden cien mil preguntas que quisiéramos estudiar y responder. Lo que sigue es toneladas de trabajo por hacer”.

    Los datos obtenidos se comenzaron a procesar de manera paralela a medida que avanzó la campaña de observación meteorológica y lo siguiente es el control de calidad de los datos.

    OTREC, deja satisfacciones y aprendizajes. Según John Fredy Mejía Valencia, investigador del Instituto de Investigaciones del Desierto (DRI en inglés) y profesor de la Universidad de Nevada, en Estados Unidos, “se pensaba que hacer esta actividad desde Nuquí era una tarea muy difícil y hemos demostrado que con voluntad y algo de recursos se pueden alcanzar metas invaluables para la investigación de la atmósfera colombiana y el entendimiento de procesos de interés mundial”.

    En OTREC también participan investigadores del Colegio Mayor de Antioquia y de la Universidad de Antioquia.

    (FIN/KGG)

    26 de septiembre del 2019