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Emoción y la sensación de que el presente es la única ocasión para vivir inesperadas aventuras, son las ideas con las que arranca todos los días su jornada en la Universidad Nacional de Colombia Diego Trujillo Betancur, auxiliar administrativo de la decanatura de la Facultad de Ciencias.

  • Diego Trujillo se vinculó a la UNAL hace 30 años.

    Diego Trujillo se vinculó a la UNAL hace 30 años.

  • Hace 10 años es auxiliar administrativo en la Decanatura de la Facultad de Ciencias.

    Hace 10 años es auxiliar administrativo en la Decanatura de la Facultad de Ciencias.

  • Sus compañeros y amigos de la UNAL son su segunda familia. Foto cortesía.

    Sus compañeros y amigos de la UNAL son su segunda familia. Foto cortesía.

  • Viajar es uno de los placeres que le agradece a la Universidad. Foto cortesía.

    Viajar es uno de los placeres que le agradece a la Universidad. Foto cortesía.

  • Este año fue el ganador de la Medalla Manuel Ancízar.

    Este año fue el ganador de la Medalla Manuel Ancízar.

    El martes 4 de julio de 1989 Diego se unió a la UNAL como vigilante, hacía seis meses que había terminado de prestar el servicio militar como infante de marina en el segundo contingente de 1986 de la Armada Nacional. “Una vecina que trabajaba acá me dijo: ‘sardino, usted está muy joven, présteme una hoja de vida yo la llevo a la Universidad, de pronto lo llaman’. Y ya llevo acá 30 años”, recuerda.

    Su primera vez en la Universidad fue para atender a la entrevista que el jefe de personal de entonces, Gustavo Ruiz, le hizo en donde hoy se ubica la Plazoleta del Ajedrez. Una semana más tarde empezó como vigilante en el turno de 2:00 a 10:00 p.m. Su responsabilidad: la ronda alrededor del bloque 41.

    Estuvo cinco años como vigilante, entonces se presentó a un concurso de ascenso que lo llevó al Centro de Publicaciones, de ahí pasó a la Oficina de Divulgación Cultural, luego a la Dirección Académica, y luego a Registro y Matrícula donde laboró durante nueve años antes de llegar a la Facultad de Ciencias hace una década.

    En 30 años al servicio en la Institución, Diego no ha dejado de repetirse la misma frase: “estamos para servirle siempre a la comunidad universitaria”. Y es una idea que convierte en acción; además su alegría, amabilidad, carisma y el respeto que manifiesta siempre hacia todo lo que lo rodea caracterizan su labor, por esas cualidades lo reconocen sus compañeros. También lo asocian con la buena disposición y el deseo de servir, y varios señalan que siempre llega cantando a la oficina.

    Diego es una persona tranquila, ecuánime, generosa, de voz suave y con un poder especial: su conversación es tranquilizadora. Tal vez es por eso que se siente complacido en su tarea de atender al público; es el encargado, entre otras labores, de coordinar los procesos de prácticas y pasantías de los estudiantes de la Facultad de Ciencias y su programa de egresados.

    “Para mí servirle a la Universidad es un honor porque yo solo tengo gratitud con la Institución”, asegura. En ese sentido, recibir la medalla Manuel Ancízar con la que este año el Consejo Superior Universitario le reconoce no solo 30 años de labor sino de desempeño sobresaliente y máximo reconocimiento que la UNAL les entrega a sus funcionarios, es para él “el compromiso de seguir haciendo las cosas de la mejor manera y, sobre todo, con amor”.

    Diego es un amante de la naturaleza y de los animales, tiene tres gatos: Benito, Dulce y Blacky; es un padre y esposo amoroso, le gusta conmocionar, viajar, hacer actividad física y, entre todo lo que disfruta, lo que más le gusta es estar tranquilo, por eso les rehúye a los problemas y cuando estos finalmente lo encuentran, les pone tan buena cara que las dificultades se arrepienten de haberle molestado.

    “En la Universidad he sido testigo del llanto y la angustia de muchos estudiantes que con el tiempo se transforman en rostros de felicidad tras alcanzar sus logros. También he visto partir amigos y compañeros hacia la eternidad al tiempo que he visto nacer a nuevas generaciones de colegas y de universitarios”, dice, conmovido, sobre sus 30 años en la Institución y con la certeza de que durante el tiempo que le queda en ella seguirá testificando su historia.

    (FIN/CST)

    20 de septiembre del 2019