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“Jhan, gracias: pasé a la Universidad”. Esa frase repetida ya no sabe cuántas veces durante los últimos siete años ha sido su mejor y único pago. Jhan Bernardo Quevedo Serrezuela, oriundo de Puerto Nare Antioquia, es la mente tras Pentatlón del Conocimiento, una iniciativa para ayudar a los estudiantes de municipios alejados del centro del departamento a formarse para acceder a la educación superior pública.

  • Jhan Bernardo Quevedo Serrezuela es ingeniero químico e ingeniero biológico de la Universidad Nacional de Colombia.

    Jhan Bernardo Quevedo Serrezuela es ingeniero químico e ingeniero biológico de la Universidad Nacional de Colombia.

  • Jhan y otros 15 jóvenes encontraron en Pentatlón del Conocimiento la manera de retribuir a la sociedad lo que han recibido de ella. Foto cortesía.

    Jhan y otros 15 jóvenes encontraron en Pentatlón del Conocimiento la manera de retribuir a la sociedad lo que han recibido de ella. Foto cortesía.

  • Jhan Bernardo está nominado al premio Titanes Caracol en la categoría Educación. Vota por él en: https://cutt.ly/FwnDDSu Foto cortesía.

    Jhan Bernardo está nominado al premio Titanes Caracol en la categoría Educación. Vota por él en: https://cutt.ly/FwnDDSu Foto cortesía.

  • En siete años más de 500 jóvenes del municipio de Puerto Nare se han beneficiado de la iniciativa. La idea es llegar a otros municipios del país. Foto cortesía.

    En siete años más de 500 jóvenes del municipio de Puerto Nare se han beneficiado de la iniciativa. La idea es llegar a otros municipios del país. Foto cortesía.

  • A Jhanber lo mueve un propósito: cerrar la brecha entre la provincia y la academia. Foto cortesía.

    A Jhanber lo mueve un propósito: cerrar la brecha entre la provincia y la academia. Foto cortesía.

    Detrás de lo que hoy es Pentatlón del Conocimiento hay 16 historias de vida: la de Jhanber, como lo conocen en su pueblo y entre amigos, y la de los 15 muchachos que como él creyeron en “la educación como fuerza trasformadora”.

    Jhan Bernardo llegó a Medellín en 2012 con el propósito de estudiar y de forjarse un futuro mejor. Se había preparado durante dos años para el examen de admisión a la Universidad de Antioquia, de donde soñaba graduarse como ingeniero químico. Sin embargo, fue la Universidad Nacional de Colombia la que la abrió sus puertas.

    Atrás quedaron el calor sofocante de Puerto Nare, los caprichos de la adolescencia, las contemplaciones familiares, los amigos. “Mi primer semestre fue muy difícil: no tenía recursos ni conocía a nadie”, cuenta y recuerda que fue su personalidad sociable y su capacidad de adaptarse a los cambios las que lo ayudaron a no desfallecer en su propósito de convertirse en ingeniero químico y biológico, porque Jhanber logró una doble titulación.

    Ese primer semestre no solo lo retó a nivel personal, los desafíos académicos le revelaron por qué solo él y tres jóvenes más de su generación habían logrado acceder a la educación superior pública. “Cuando empecé a cursar matemáticas básicas vi la cantidad de vacíos en la formación que había recibido, lo mismo me pasó con química general”. Lejos de frustrarlo saber aquello fue como una epifanía.

    “Mi tarea entonces se convirtió en aprender todo eso que se suponía que yo debía saber y que no sabía para llevárselo a mi gente”. Se puso en contacto con Carlos Ruiz, su profesor de matemáticas del colegio, él gestionó un espacio y convocó a un grupo de estudiantes de once para que durante las vacaciones de mitad de año fortalecieran su formación en matemáticas. “Empecé con 15 muchachos”, recuerda.

    El método de Jhan era enseñarles a los colegiales como si fueran universitarios y al mes y medio ya se veía en ellos más entusiasmo por las matemáticas. “El medio mes que me quedaba para regresar a Medellín lo dediqué a preparar a cinco muchachos para las Olimpiadas del Conocimiento; uno de ellos llegó a la final y se ganó una beca para estudiar”.

    Los buenos resultados animaron a Jhan para afrontar su segundo semestre con más determinación, quería aprender lo que más pudiera para llevarles oportunidades a los jóvenes de su municipio y todos los días se levantaba con la convicción de “esto funciona”.

    En enero, tras haber cursado dos semestres en la Universidad volvió a Puerto Nare. Ya no eran 15 los interesados en reforzar con él sus conocimientos en matemáticas sino unos 55 y luego, al semestre siguiente, alrededor de 70 porque se sumaron algunos muchachos de décimo; y al siguiente la cifra se triplicó porque estudiantes de los otros dos colegios públicos de su municipio también se contagiaron del ánimo por estudiar.

    “Mi mamá me decía: ‘Jhan, descanse. ¿Usted no se cansa de estudiar?’”. Su respuesta fue siempre la misma: “no, mamá. Esto es lo que a mí me gusta”. Y los resultados de su entrega eran cada vez más evidentes: cuatro finalistas de las Olimpiadas del Conocimiento, más de 30 habían pasado a universidades públicas y al resto el bicho de hacerse profesionales los había llevado a buscar otras oportunidades de formación.

    Las llamadas empezaron a llegar: “Jhan, gracias: pasé a la Universidad. Jhan, gracias: me gané una beca. Jhan, gracias: me inspiraste a ser mejor”, para mí no había mejor pago. Entonces llegó algo que no se imaginaba, algo todavía más grande, “muchos de esos chicos a los que yo había formado y con quienes volví a encontrarme en Medellín me dijeron ‘queremos sumarnos a ese proyecto, queremos ayudar a otros a encontrar su camino y a cambiar su futuro’”.

    ¡Dicho y hecho! Con los que se sumaron a su idea nació oficialmente Pentatlón del Conocimiento. Además de matemáticas el equipo se ocupó de fortalecer otras áreas: química y biología, física mecánica, razonamiento lógico y ciencias sociales y competencias ciudadanas, de acuerdo con el interés que demostraban los colegiales; los estudiantes de noveno también empezaron a fortalecer sus competencias.

    La idea no paró ahí, el equipo sentía que Pentatlón podía dar más, así que se enfocaron en cinco pilares. Uno, las clases con miras a la universidad; dos, la creación de un banco de becas a las que pudieran aplicar los muchachos para financiar sus estudios; tres, formación en liderazgo; cuatro, acompañamiento a los padres de familia para que “no les corten las alas a sus hijos”; y, finalmente, un formato concurso mediante el cual anualmente se elige al mejor en cada una de las áreas de formación para estimularlos a continuar sus procesos.

    De manera paralela a lo que sucedía con Pentatlón, Jhanber continuó su proceso académico en la UNAL donde la vida universitaria le presentó a Liliana Jiménez Zapata, estudiante de Ingeniería Biológica. Ella no solo se convirtió en una amiga incondicional, sino que lo enamoró de la Ingeniería Biológica. El muchacho que soñaba con ser ingeniero y trabajar en Argos se trazó un nuevo objetivo: hacer doble titulación.

    “Cuando yo descubrí que Ingeniería Biológica se enfocaba en los procesos biológicos y que Ingeniería química en los químicos me dije ‘yo quiero esto’, porque sentía que de alguna forma iba a ser un profesional integral, capaz de brindar soluciones más completas a diferentes problemas”, comenta.

    El 12 de abril de 2018, tras haber hecho sus prácticas profesionales donde quería, en Argos, se graduó de Ingeniería Química; el 12 de septiembre del mismo año, de Biológica. En enero de 2019 la vida lo volvió a premiar. “Yo estaba trabajado en una empresa en Bogotá y me llamaron para decirme que había una vacante en Argos que se ajustaba a mi perfil, me presenté y acá estoy, ¡feliz!”.

    Jhanber tiene madera de líder, es perfeccionista, sociable, ama enseñar y motivar a otros a perseguir sus sueños, es un hombre de retos que no conoce barreras más que aquellas con las que cada quien decide limitarse. Tiene la convicción de que “la educación es un pilar fundamental para la construcción y transformación de la sociedad”. Por eso también reconoce que es responsabilidad de todo aquel que recibe algo bueno de ella, retribuírselo; Pentatlón del Conocimiento es su manera de hacerlo y desde ahí visualiza su futuro enfocado en el objetivo de “cerrar la brecha entre la provincia y la academia”.

    (FIN/CST)

    6 de septiembre del 2019