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En el ejercicio del legítimo derecho a libertad de expresión, una persona puede escuchar la música que prefiera; ahora bien, si lo hace al máximo de volumen, el ejercicio desmedido de su derecho violenta los de los demás. Esto, dice Elkin Eduardo Gallego Giraldo, coordinador de investigaciones en Derechos Humanos de la Personería de Medellín, “conlleva, sobre todo, a problemas de convivencia que muchas veces terminan en riñas y, peor, en homicidios".

El asunto de los Derechos Humanos como un catálogo de consentimientos también implica deberes ciudadanos; y en ese orden, el primer compromiso es no abusar de sus posibilidades. Ese, precisamente, fue el tema que Gallego Giraldo, socializó con la comunidad universitaria de la U.N. Sede Medellín.

“Lo que hemos evidenciado en la práctica es que todo el mundo sabe que existen Derechos Humanos y que son exigibles, pero muy poco se profundiza en lo que implica hablar de ellos como ese conjunto de facultades que tenemos como personas y que nos permite exigir del estado abstenciones o prestaciones, pero que además nos hacen titulares de responsabilidades en relación con los derechos de otras personas”, apunta el funcionario de la Personería.

Gallego Giraldo cree que históricamente ha habido una tensión de derechos en relación con el ejercicio y abuso de los mismos; de ahí que estos resultan ser un asunto básicamente de convivencia cuyo ejercicio pleno, pero a conciencia, es necesario para vivir de manera armónica. “Gran parte de los problemas que tenemos hoy día como sociedad más que situaciones de violación de Derechos Humanos son abusos en su ejercicio”, apunta el funcionario.

Medellín en materia de Derechos Humanos

De acuerdo con el informe anual (2018) de la Unidad Permanente de Derechos Humanos de la Personería sobre la situación de Derechos Humanos en la ciudad, en Medellín es un riesgo ser joven.

“Una de las cosas que afirma el informe de manera categórica es que el principal grupo poblacional en riesgo en Medellín en cuanto a vulneración de Derechos Humanos, como la vida, son los jóvenes. Cuando miramos el número de homicidios de 2018 (626), encontramos que el mayor número está entre personas de 18 a 28 años”, declara Elkin Eduardo Gallego.

El informe también pone de presente que pertenecer a comunidades indígenas, afrodescendientes, LGTBI o, incluso, ser mujer, implica un mayor riesgo de vulneración de los Derechos Humanos. “Esta es una ciudad que, por esa estructura patriarcal sobre la que se construyó, todavía discrimina a aquellos que se salen del sistema binario tradicional o hegemónico y eso representa barreras de accesibilidad a los derechos”.

Entre la juventud, dice el funcionario, además, se presenta otro fenómeno que tiene que ver con el escepticismo, porque impera la idea de que los derechos existen solo cuando hay vulneración de los mismos. “Y, por eso, la necesidad de socializar esta cuestión en un ámbito como el universitario; los muchachos necesitan adquirir conciencia al respecto”.

En la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, el área de Acompañamiento Integral de la Dirección de Bienestar Universitario, mediante el Programa de Convivencia y Cotidianidad, es la responsable de fortalecer el ejercicio y la defensa de los Derechos Humanos entre la comunidad universitaria.

Al respecto, el psicólogo Camilo Escobar Hoyos, destaca que “en materia de respeto a los Derechos Humanos en la Sede estamos bien, pero se puede mejorar y para eso es necesario abrirnos en cuanto a conocimiento de un asunto que nos vincula a todos”.

(FIN/CST)

22 de abril del 2019