Las plantas introducidas en el país han pasado de ser recursos agrícolas u ornamentales a convertirse en amenazas para la biodiversidad, algunas de ellas consideradas como invasoras por su alta capacidad de reproducción y alteración de ecosistemas. Sin embargo, hay algunas de estas especies que también aportan a la regulación del clima y la fertilidad del suelo. Sobre el tema se dieron reflexiones durante el Foro Nacional sobre Plantas Recientemente Introducidas a Colombia, realizado recientemente en la Sede Medellín de la UNAL.
Las plantas introducidas son aquellas que están por fuera de su rango, que logran establecerse, reproducirse y dispersarse en ecosistemas distintos a los suyos. Es entonces cuando pasan a formar parte de la categoría de plantas invasoras, como explicó Jesús Oswaldo Velásquez Restrepo, profesor de la Escuela de Biociencias de la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín.
En Colombia, la introducción de plantas no nativas ha sido un fenómeno constante que se ha asociado con procesos de comercio y colonización. Algunas especies ejemplo son: palma africana (Elaeis guineensis), retamo liso (Genista monspessulana), eucalipto (Eucalyptus globulos), grama (cynodon dactylon), ojo de poeta (Thumbergua alata), buchón de agua (Eichhornia crassipes) y pasto estrella africana (Cynodon nlmfuensi).
A nivel mundial, las plantas invasoras generan impactos, que pueden ser positivos o negativos, según el docente. Entre los beneficios están: la regulación climática, la fertilidad, la formación de suelos y el control de la erosión. Los efectos nocivos, por su parte, se pueden relacionar con la alteración del ecosistema y su funcionalidad, como afectar la producción primaria, los ciclos del agua y los nutrientes, las redes tróficas y la descomposición de la materia orgánica.
“Por ejemplo, en el caso del retamo espinoso (Ulex europaeus), una de sus ventajas competitivas es la alta producción de semillas. Se considera que en un año puede producir 20.000, es resistente al fuego y tiene alta capacidad de dispersión. Se introdujo a Colombia en los años 50 para trabajos de restauración ecológica, pero como no se conocían estas características, se convirtió en un problema. Ese ejemplo nos debe servir como espejo para definir cómo actuar con respecto a las plantas introducidas”, explica.
Las ruderales, las plantas “que no vemos”
Las plantas ruderales son aquellas que crecen en sitios perturbados asociados con la acción antrópica como los bordes de los caminos, grietas o paredes. Son “lo que llamamos a veces como malas hierbas, malezas o las plantas que no vemos, porque están ahí, todo el tiempo, las pisamos”, explica Jorge Andrés Pérez Zabala, profesor de la Escuela de Biociencias de la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín y coordinador del Herbario Gabriel Gutiérrez Villegas.
La mayoría pertenecen a grupos taxonómicos introducidos de plantas exóticas, algunas naturalizadas (que no se introdujeron como cultivo, sino de manera aleatoria) o en proceso de naturalizarse, y algunas de ellas producidas como cultivo. También tienen usos potenciales para regular ciclos de agua y la calidad del aire o red trófica “en miniatura que luego se puede expandir y abrir el camino a otras plantas, por lo que se pueden considerar como un estado de sucesión temprana en condiciones de extremo cambio del ambiente”, agrega.
La mayoría de plantas naturalizadas provienen de Eurasia, Centroamérica, África y Australia, en menor medida. Su distribución taxonómica a nivel de grupos generales es: 96% de angiospermas y, el porcentaje restante, de helechos. Entre los géneros principales están Eragrostis, Ipomea y Digitaria.
De acuerdo con el docente Pérez Zabala, los pastos y leguminosas son casi la mitad de la flora naturalizada, lo que representa las capacidades ecológicas y las introducciones orientadas a finalidades agrícolas y al uso medicinal. No obstante, “se requiere de estudios científicos detallados para entenderla”, pues el “crecimiento libre de muchas de ellas no debería ser sujeto de poda o eliminación química”.
Sobre las plantas ruderales Álvaro Idárraga Piedrahita, líder del Herbario Joaquín Antonio Uribe del Jardín Botánico de Medellín, explicó que en la ciudad hay condiciones ambientales que hacen que prosperen más rápidamente.
La identificación del origen de las especies introducidas, un reto
“Las evaluaciones deben ser muy cuidadosas, porque casi todo lo que se hace en percepción de invasividad es a partir de suposiciones u observaciones puntuales, quizás requerimos estudios ecológicos más detallados”, llamó la atención el profesor Pérez Zabala.
Según Idárraga Piedrahita, la introducción de plantas en Colombia inició en el siglo XVI con cebada, trigo, lentejas, uvas, caña de azúcar y cítricos provenientes de Europa. En el siglo XVII se da una expansión del cultivo de mango y de plantas ornamentales originarias de Asia y África. El sorgo y el café, provenientes de ese último continente se empezaron a introducir en el siglo XVIII, mientras que en el siglo XIX se hizo así con frutas tropicales. A partir de esto se empezaron a generar modelos agropecuarios.
Colecciones como la de José Jerónimo Triana, hecha en 1852, muestra el registro de la pomarrosa (Syzygium jambos) en cuya información aparece: “cultivada en todo el país”. Eso le llama la atención a Idárraga Piedrahita, porque, a lo mejor, para ese entonces ya había un gran número de especies introducidas en Colombia. Citando el libro Los árboles se toman la ciudad, de Diego Alejandro Molina Franco, cuenta también que la ceiba fue una de las primeras especies ornamentales introducidas en Medellín.
La relación entre especies nativas e introducidas ha variado según datos de 2007 y 2023. De las primeras había 113 y 196, respectivamente, para 2007. En 2023 el registro fue de 586 nativas y 389 introducidas. Pese a esto, es importante mencionar “que el número de individuos todavía es mayor en el de especies introducidas que en el de nativas, entonces ahí hay otro asunto por trabajar”. añadió.
Actualmente, Colombia cuenta con recursos normativos desde 2008 hasta el 2024 y medidas de manejo. Camilo Andrés Cárdenas Burgos, profesional especializado del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible expuso este tema y comentó que la Resolución 067 de 2023 agrupa las especies exóticas presentes en el país. También hay guías como el actual Plan Nacional para la Prevención, el control y Manejo de las Especies Introducidas, Trasplantadas e Invasoras. Adicionalmente, hay una base documental que actualmente se consolida con más de 600 archivos y que es un avance que se da gracias a la articulación con la cooperación internacional.
Escuche las conferencias completas de la jornada de la mañana y de la tarde. El evento fue organizado por la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín, la Corporación para la Investigación y el Ecodesarrollo regional, y Biotropical S. A. Además de analizar el estado actual de las plantas introducidas a Colombia, se buscó identificar riesgos potenciales, buenas prácticas y formular propuestas para su aprovechamiento responsable.
(FIN/KGG)
6 de octubre de 2025