Una vida al servicio de la Nacional: Ingeniero Gustavo Jiménez

El servicio como un valor humano, implica adoptar un sentido de colaboración que tiene como finalidad ayudar a las personas de una forma espontánea, con una actitud permanente de colaboración que se nutre con el sentimiento del valor cumplido y el aporte por un mundo mejor..

Gustavo Jiménez Narváez nació en Abejorral “La tierra de los cien señores” un municipio ubicado en la subregión oriente del departamento de Antioquia, este lugar es conocido por sus diferentes pisos térmicos que permiten adentrarse en la diversidad de la producción agraria. En su familia fue el séptimo de 11 hijos, su padre dedicó su vida al campo y desde entonces le sembró el gusto y amor por la tierra.

En el año 1968 se graduó como ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, es magister en finanzas y toda su vida laboral estuvo dedicada a la organización Abacol (Abonos de Colombia) una compañía enfocada a la nutrición vegetal y la producción de fertilizantes para el cultivo de café, palma de aceite, banano, arroz y papa. En la actualidad Gustavo es casado y tiene 3 hijos, un ingeniero electricista, un ingeniero mecánico y un administrador de empresas, los cuales describe como su motor de vida y fuente de fuerza e inspiración

Desde hace 23 años el Ingeniero se declaró un servidor apasionado y entregado  a la Universidad Nacional de Colombia, desde entonces es coordinador ad honorem del Programa de Egresados de la Facultad de Ciencias Agrarias, además, manifiesta que el servicio y responsabilidad debe ser como un tatuaje en la piel, algo que se debe de adherir a los seres humanos como un sello personal. Según él “Este es un lugar sagrado para mí, que valoro con mi vida y defiendo con mi alma, aquí he dedicado los mejores años de mi vida y siento que no me alcanzará el tiempo para devolverle a la UNAL todo lo que hizo por mí, acá me dieron las bases necesarias para ser un profesional, salir adelante y materializar proyectos”

Gustavo, es un convencido de que el aprendizaje de cada persona funciona como un crédito que se debe devolver en mejores condiciones de las que se recibe, por eso, asegura no tener en su calendario una fecha de vencimiento cuando se trata de agradecer y trabajar por el segundo hogar que lo ha acogido durante tanto tiempo. “Me siento totalmente tranquilo por el servicio prestado, ha sido un camino que ha dejado en mi memoria las huellas más lindas, espero poder seguir sirviendo con amor en todo lo que pueda y en la medida que mis capacidades físicas y mentales me lo permitan” Así lo manifiesta el ingeniero.

Su tiempo en la UNAL le ha brindado la oportunidad de apoyar e impulsar los proyectos de 6 decanos, docentes, estudiantes y egresados. Además, le suma a su trayectoria profesional varios reconocimientos que obtuvo gracias a sus inventos que potenciaron la forma de trabajo para el agro. El ingeniero creó una surcadora en forma de hoja con una curva especializada que sirve para recoger el agua de lluvia y evitar los hongos en el cultivo. También, diseño una compactadora de 2 dientes llamada “la mueca” la cual tiene la función de tirar y palanquear en partes pendientes con el fin de aplicar correctamente los fertilizantes a la tierra. “A mis 83 años, todavía se me infla el pecho de orgullo cuando digo que soy egresado y servidor de esta institución, estar acá y mantenerme ha sido todo un reto y una experiencia maravillosa” argumenta Gustavo.