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Las muchas memorias que configuran la memoria y el diálogo necesario de esta disciplina con la historia, fue uno de los temas a los que se refirió la directora del Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), Ludmila da Silva Catala, durante su visita a la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.

  • La Memoria y sus Márgenes fue la conferencia que la académica dictó en la U.N. Sede Medellín.

    La Memoria y sus Márgenes fue la conferencia que la académica dictó en la U.N. Sede Medellín.

  • Ludmila da Silva Catela, directora del Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

    Ludmila da Silva Catela, directora del Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

  • Estudiantes y profesores de la Sede asistieron a la charla organizada por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas.

    Estudiantes y profesores de la Sede asistieron a la charla organizada por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas.

    Según la investigadora, doctora en Antropología Cultural y magister en Sociología, el concepto de memoria nació en 1925 y en la inauguración de este campo de estudio se marcó de manera tajante la diferencia con la historia.

    “Se conceptualizó la memoria como aquella que portan los grupos y que permanece en tanto estos están vivos y pueden transmitirla y construir un trabajo en torno a ella y la historia como el momento en que la memoria cesa y ahí la historia debía tener un papel”, precisó.

    Así mismo da Silva señaló que la historia marca una pauta diferente respecto a la memoria en cuanto a la disciplina y su método de trabajo. No obstante, hizo énfasis en que para los grupos sociales a veces se usa estratégicamente la segunda noción porque permite, como bandera política, ganar visibilidad, “aunque ellos también hacen historia constantemente en torno de esas prácticas de memoria, de ahí que estén ligadas”, dijo.

    Ahora bien, con respecto a los procesos de memoria, la académica indicó que estos tienen una temporalidad, que son cambiantes y que tienen siempre que ver con el presente y se proyectan hacia el futuro. A su vez comentó que dentro del concepto se incluye la idea de conflicto pues las memorias se sobreponen unas a otras y luchan para hacerse visibles y que los grupos sociales puedan construir en torno a su experiencia aquello que necesitan exponer en el espacio público.

    “Cuando hablamos de memorias en nuestros países estamos hablando de situaciones límites que nos enfrentaron a una sociabilidad a la que no estábamos acostumbrados, donde las instituciones se rompen, se desarman y nuestra manera de convivir cambia rotundamente y en ese sentido siempre habrá tensiones entre memorias dominantes y dominadas, y entre esos polos habrá una zona gris de memorias subterráneas, denegadas, más fragmentadas, más dolorosas y traumáticas que no consiguen salir del trauma o hacer un trabajo político”, explicó la investigadora.

    Frente al rol de la academia y de los expertos en estos temas, da Silva enfatizó en la necesidad de tomar partido y de sentar un posición que permita abrir las miradas o percepciones frente a los diferentes problemas sociales y argumentó que los periodos de transición y reconstrucción de las sociedades requieren del conocimiento pero también de la relación con el otro.

    “Un poco el rol de los investigadores, antropólogos, historiadores, sociólogos, etc., es dar visibilidad esas memorias más marginadas, débiles y subterráneas. Creo que los académicos tenemos que intervenir en el espacio público con las herramientas que tenemos, salir de la torre de cristal de la universidad y, además de escribir buenos textos y publicarlos en buenas revistas, debemos involucrarnos políticamente”, comentó.

    Más allá del pasado reciente, la memoria tiene que ver con los procesos identitarios; en ese sentido, vale la pena volver sobre la manera de ocupar el espacio público como una estrategia para reconstituir los lazos sociales que se quebraron. En esa tarea tanto la historia como la memoria tienen  un papel importante.

    “La historia tal vez es el pasado, los datos duros, lo que aconteció, las fechas, las masacres concretas; la memoria es la reconstrucción de todos esos episodios en función de la experiencia de los individuos y tiene que ver con el presente porque constituye la base de las identidades grupales, individuales y nacionales, por lo que está en constante revisión. Todo esto sirve para hacer un nexo entre esos pasados que no pasan y el futuro que queremos como sociedad” concluyó la directora del Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba.

    (FIN/CST)

    19 de abril del 2017