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En esa estación agraria, ubicada en Santa Fe de Antioquia, se instalaron 12 paneles solares que, además de traer los beneficios de la autogeneración de energía eléctrica, han permitido reflexionar sobre la manera de llevar a cabo la labor docente y, a su vez, contribuir a la sostenibilidad de las actividades agrarias desde la academia.

 

  • Cortesía Edison Moreno Cárdenas

    Cortesía Edison Moreno Cárdenas

  • Cortesía Edison Moreno Cárdenas

    Cortesía Edison Moreno Cárdenas

  • Cortesía Edison Moreno Cárdenas

    Cortesía Edison Moreno Cárdenas

     

    La autogeneración de energía no es nueva en la Facultad de Ciencias Agrarias. En la Estación Agraria San Pablo, ubicada en Rionegro, funciona un sistema de aprovechamiento de excretas de cerdos que genera biogás, empleado para suplir la necesidad de calefacción de las crías. Experiencias de optimización de recursos como esas son importantes apuestas.

    Es por eso por lo que, desde las aulas, y específicamente desde la asignatura de Energías Alternativas del pregrado en Ingeniería Agrícola se concibió en el año 2018 un proyecto para priorizar la autogeneración y suministro de energía para las diferentes actividades productivas en las estaciones agrarias de la Sede, que inició con la implementación de una planta solar fotovoltaica en la de Cotové, a fin de aprovechar su potencial en radiación y horas de sol.

    Durante más de un año se hicieron mediciones in situ para corroborar esas potencialidades. “Eso nos motivó a realizarlo, y una vez que el proyecto se ejecutó, desde el 2021, se comenzó a evaluar”, dice Edilson León Moreno Cárdenas, profesor del Departamento de Ingeniería Agrícola y de Alimentos. El proyecto, que costó cerca de 24 millones de pesos, lo financió la Facultad de Ciencias Agrarias; para su establecimiento se optó por sistemas conectados a la red de energía, porque “tenemos una intencionalidad”, añade.

    Explica que, si en el momento de generación “hay consumos dentro de la estación agraria, la energía se ingresará allá. Si no es consumida, parte de ella se inyecta a la red eléctrica (para ser usada por los demás usuarios del sistema)”. Como no se cuenta con baterías, en las noches la demanda de energía se satisface gracias al suministro de Empresas Públicas de Medellín (EPM), empresa que factura mensualmente, registrando la energía generada por la planta solar y la consumida de la red.

    El sistema instalado en Cotové está pensado para satisfacer su demanda de energía, “y no necesariamente para recibir grandes excedentes”, asegura. La capacidad en potencia es de 5,52 kWp (kilovatio pico). Cada panel solar proporciona hasta 460 Wp (vatios pico), y la generación de energía estimada es de 4.815 kWh (kilovatio hora) al año.

    Una vez el sistema fue instalado se llevó a cabo su seguimiento y valoración durante los siguientes seis meses. El análisis arrojó que la capacidad en potencia en campo llegó a ser incluso de 6 kWp. “Estamos generando un poco más de lo que inicialmente se presupuestó, y el estimado durante la evaluación fue entre 5.000 y 5.500 kWh al año. Es decir, un 15% más de energía”, destaca.

    Los indicadores son muestra de las bondades de la radiación en ese sitio. Tanto es así que se dieron aún en época de lluvias, según el docente, pues las inspecciones se realizaron entre septiembre y febrero de 2021. “De hecho, esperamos un resultado superior cuando vengan periodos secos”, afirma el profesor. Las proyecciones fueron realizadas con los datos promedio y no con los menores o mayores obtenidos durante la evaluación del sistema.

    Cambio de paradigma

    Si bien comenta el docente que la instalación de paneles solares no es un asunto novedoso, “le sumamos el valor agregado de permitir la participación de los estudiantes. El lugar se convierte en un laboratorio para procesos de aprendizaje basado en la realidad”, afirma. De hecho, el sistema actual es fijo, pero ha sido tomado como referente para el desarrollo de un prototipo de seguidor solar de bajo costo que incluye un hardware y un software que se está llevando a cabo como proyecto de aula con un estudiante de pregrado.

    También trae reflexiones como que “a las actividades agrarias hay que darles una mirada más integral; no solo se debe seguir pensando cómo sembrar semillas, cuidar animales y darles nutrientes, esperar el crecimiento de estos y de frutos para venderlos. Ese seguirá siendo el principal propósito de la producción agraria, pero no el único”, llama la atención.

    Si bien con la implementación del proyecto se estima que el retorno de la inversión se recupera en siete años, lo fundamental para él es apostar por iniciativas que contribuyan a la sostenibilidad.

    Adicionalmente, permite idear posibilidades de mejora para otras estaciones agrarias, de las que ya se identificaron sus potencialidades, y de acuerdo con eso se hacen las aplicaciones. En la de San Pablo y en la de Paysandú, ubicada en Santa Elena, además de la generación de biogás está la posibilidad de generar energía a través de sistemas híbridos (solar y eólicos).

    Hay, por ejemplo, según el académico, potencialidades con la biomasa residual que, a través de métodos como gasificación, pirólisis, secado o fermentación, podrían permitir su beneficio con fines energéticos, además de generar otros productos como los denominados bioles, que son compuestos que se obtienen luego de un procesamiento fermentativo en biodigestores, con composición microbiana que podría sustituir parte de los nutrientes que demandan los cultivos y que podría aprovecharse como fertilizante orgánico de pasturas. “Ese es solo un caso. Donde haya un proceso productivo hay una posibilidad de aprovechamiento”, menciona al hablar incluso del material vegetal de las podas de los árboles o de la oferta hídrica de las zonas rurales, que podrían emplearse en pequeñas máquinas hidráulicas.

    Para el docente Moreno Cárdenas, el desafío que se debe empezar a asumir es tratar de incorporar los conceptos de bioeconomía, bioenergía o economía circular. En esencia, la premisa es fortalecer el rol en docencia, investigación y extensión que tienen las estaciones agrarias, e incluir la energía como recurso que puede ser autogenerado, empleando diferentes fuentes y facilitando inclusive el aprovechamiento de subproductos que bajo otro esquema productivo no tienen valoración adicional”, expone.

    El objetivo, dice el profesor, es que “nuestras estaciones agrarias deben ser un referente para nuestros productores, desde el punto de vista de la optimización en el uso del recurso energía y del potencial que hay para contribuir a la autogeneración y satisfacer las necesidades que demanda el campo”. La academia es aliada en tal propósito.


    Algunas cifras:

      • 12 paneles solares instalados con capacidad de generar energía suficiente para la Estación.
      • Mundo SOS, empresa de egresados UNAL, estuvo a cargo de la instalación.
      • Se ha generado un 15% más de energía de la proyectada.

     

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    (FIN/Unimedios Medellín)

    *Este artículo fue publicado en noviembre de 2022, en la primera edición de la Revista Misión Ciencia.
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