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El apoyo y respaldo del Estado a los desarrollos científicos es vital para la preparación ante los escenarios de crisis que como sociedad enfrentamos, logrando así una articulación satisfactoria o por el contrario un bache más grande entre la problemática y las posibles soluciones.

  • En busca de una apropiación social del conocimiento adecuada y práctica, debería existir una relación entre el estado, la academia y la empresa. Foto: reproducción

    En busca de una apropiación social del conocimiento adecuada y práctica, debería existir una relación entre el estado, la academia y la empresa. Foto: reproducción

  • “Es un asunto de costos. Realmente levantar una sociedad después de un escenario de catástrofe puede ser mucho más caro que invertir en conocimiento previo para prevenirlo”, Román Castañeda.  Foto: tomada de Pixabay

    “Es un asunto de costos. Realmente levantar una sociedad después de un escenario de catástrofe puede ser mucho más caro que invertir en conocimiento previo para prevenirlo”, Román Castañeda. Foto: tomada de Pixabay

  • “Disfrutar y comprender el conocimiento y los fenómenos naturales es sin duda una manera de vivir mejor”, José Humberto Caballero. Foto: tomada de Pixabay

    “Disfrutar y comprender el conocimiento y los fenómenos naturales es sin duda una manera de vivir mejor”, José Humberto Caballero. Foto: tomada de Pixabay

     

    Estas reflexiones fueron abordadas en la tercera sesión de esta temporada de la cátedra Saberes con Sabor, gestada por la UNAL Medellín y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

    En esta oportunidad contó con la participación de Luis Fernando García, médico de la Universidad de Antioquia, magíster en Microbiología Medica, con posdoctorado en Inmunología; José Humberto Caballero, ingeniero geólogo, magister en Geología y docente del departamento de Geociencias y Medioambiente de la UNAL Medellín; y Román Castañeda, docente y director de la cátedra Saberes con Sabor.


    La pandemia, un puente entre las ciencias de la vida y las de la tierra

    Ante la presencia de la covid-19, las redes científicas se activaron rápidamente logrando la secuenciación del RNA del virus, lo que permitió empezar a trabajar en los métodos de diagnóstico fundamentales para detectarlo y desarrollar las vacunas.

    “Fue un hito en la historia al tenerla en 10 meses, todo con el esfuerzo de las áreas del conocimiento biomédico. Desde el primer análisis que se hizo del covid-19 se encontró que era el más parecido a uno proveniente de los murciélagos, por lo que se estableció que era una pandemia zoonótica, lo que alertó a la comunidad científica de la posible alteración al medio ambiente donde vivían estos animales que finalmente desencadenaron la pandemia, y eso es solo un efecto de lo que hacen los humanos sobre los sistemas naturales”, explica Luis Fernando García.

    La capacidad de reacción de las farmacéuticas también fue memorable, la rapidez en la producción de las vacunas logró salvar muchas vidas, caso diferente con otras enfermedades como el ébola, que hasta ahora no tiene un tratamiento médico efectivo.

    “Todo esto tiene que ver con la forma en como nosotros nos relacionamos con la naturaleza, y que tanta credibilidad tenemos sobre la ciencia, pues hay aún muchas personas que creen que la pandemia y los desastres naturales son controlados desde alguna parte; esto evidencia nuestra falta de una cultura pre-científica, que prepare a las personas al entendimiento de todos estos fenómenos”, agrega José Humberto Caballero.

    Desde una visión mágico religiosa, las contingencias naturales por las que pasamos los humanos son vistas como un castigo divino, como lo afirma Román Castañeda, “el desprestigio de la ciencia toma muchos formatos, y es la misma estructura, pero el recurso científico es quien puede sacarnos de esa situación y mostrarnos la responsabilidad que tenemos y los caminos de solución, el covid-19 es un ejemplo de que los escenarios de crisis puedan ser atacados por todos los frentes”.


    Del laboratorio a la política pública

    El esfuerzo de científicos no tendría una aplicación real sino fuera por el compromiso y las intenciones políticas de turno, lo que hace tambalear la estabilidad de las investigaciones según los propósitos de los mandatarios.

    “En la gestión del riesgo se requieren de políticas públicas eficientes que le den respuesta a la población, y aunque son problemas grandes y costosos, si no hay una norma encaminada a mitigar o desactivar situaciones de crisis mediante el ordenamiento del territorio, cada vez nos vamos a ver en situaciones más complicadas, la vulnerabilidad social está incrementándose, y muchas veces es por la falta de planeamiento estatal”, asegura José Humberto Caballero.

    Los invitados a la sesión coincidieron en que muchos países, sin importar su desarrollo económico, tienen una incapacidad de comunicarse y proveer lo que se necesita para mitigar riesgos, un ejemplo claro es el desarrollo de la pandemia en EEUU, quien cuenta con la red científica más grande del planeta, pero aun así tuvo el mayor número de muertos por covid-19.

    “Vemos el enfrentamiento entre el gobierno y la ciencia, que a pesar de la evidencia fue una pelea pública, pero el mensaje del expresidente Trump llegó a una gran masa, lo que significó que muchas personas no quisieran vacunarse, que es una gran contradicción pues allí era donde se producían muchos de los biológicos”, dice Luis Fernando García.

    Frente a este panorama surge la necesidad de seguir buscando una apropiación social del conocimiento desde la formación escolar básica y secundaria, construyendo una conciencia sobre el papel fundamental de la ciencia entre las personas.

    “Indudablemente es necesario que haya la apropiación social del conocimiento, pero también hay obstáculos políticos, por lo que debería haber una apertura desde las esferas del poder, una valoración del conocimiento científico para llevarlo no solo a la población sino a quienes toman decisiones y que estas tengan elementos académicos, que se escuche y se le propicien los centros de pensamiento que presenten respuestas y posibilidades”, expresa Caballero.

    Dicha apropiación no solo es responsabilidad del Estado, sino también del sector productivo, que en el país ha dejado de lado la fabricación de vacunas, que tienen un valor agregado pues no solo detiene la propagación y mutación de una enfermedad sino que salva vidas, “uno quisiera que las personas que llegan a los niveles de toma de decisiones tuvieran formaciones científicas y académicas mucho más sólidas, y que pudieran llevar ese mensaje a todas las políticas públicas, sería muy esperanzador en este momento”, concluye Luis Fernando García.

    (FIN/DQH)

    6 de octubre de 2022