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El pensamiento complejo plantea encontrar oportunidades de transformación social y académica en medio de los problemas que atravesamos como país, siendo la ciencia y las universidades actores claves en este proceso conciliador.

  • Toda la temporada de la Cátedra trató el tema de las rutas entre el conocimiento y la cultura para atravesar los escenarios polarizados. Foto: reproducción.

    Toda la temporada de la Cátedra trató el tema de las rutas entre el conocimiento y la cultura para atravesar los escenarios polarizados. Foto: reproducción.

  • “Hay que entendernos como principal fundamento de la naturaleza, y desde las instituciones educativas se observan muchas iniciativas que buscan religar y tener sinergia entre disciplinas”, María de la Mar Bustamante. Foto: tomada de  Pixabay.

    “Hay que entendernos como principal fundamento de la naturaleza, y desde las instituciones educativas se observan muchas iniciativas que buscan religar y tener sinergia entre disciplinas”, María de la Mar Bustamante. Foto: tomada de Pixabay.

  • Un pensamiento complejo tampoco debería desligarnos de lo espiritual, es poder encontrar ese nexo y unión de todos los saberes y que es lo que nos ha motivado a desarrollarlo. Foto: tomada de Pixabay

    Un pensamiento complejo tampoco debería desligarnos de lo espiritual, es poder encontrar ese nexo y unión de todos los saberes y que es lo que nos ha motivado a desarrollarlo. Foto: tomada de Pixabay

    Estas reflexiones fueron el eje central de la última sesión de esta temporada de la cátedra Saberes con Sabor, producida por la UNAL Medellín con el apoyo de la Academia Colombia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y que contó con la participación de María De La Mar Bustamante, profesora de la maestría en Ciencias e Innovación en Educación del ITM y de la Facultad de Educación de la UdeA; Neil Palacios Fernández, docente e investigador y doctor en pensamiento complejo y Eduardo Domínguez, historiador de la UdeA, docente y magister en Historia de la UNAL Medellín.

    Para abordar el tema, los invitados comenzaron explicando el surgimiento del pensamiento complejo, empezando por el paradigma de la simplificación, que se ha encargado de fragmentar las partes de un todo.

    “Ante lo que sucede en la modernidad y la división de los saberes, entonces surge esa necesidad de pensar y de recuperar los fenómenos y la naturaleza compleja, pues dejar de complejizar las cosas, para pasar a reconstruir e incluir a ese sujeto de nuevo como parte del objeto que observo”, dijo María De La Mar Bustamante.

    Es así entonces que el ser humano ha caído en una diversificación que le impide ver el universo y verse dentro de él, agravado con la alta presencia de la virtualidad y la inteligencia artificial en nuestras vidas, donde al darle paso a una sola emoción se olvida todo el panorama completo.

    “El pensamiento complejo no es una respuesta contestataria a los saberes especializados, no es una tendencia que se opone a las disciplinas, sino todo lo contrario, pues este surge precisamente desde ese avance de los saberes disciplinares que heredamos desde la revolución científica de los siglos XVI y XVII. Los antiguos griegos trataron de hallar un primer principio que determinara toda la estructura de la realidad, llamado el Arjé, y esa tendencia se conservó hasta la Modernidad y llegó a nuestros días, porque todos los saberes especializados quisieron seguir buscando un primer principio que definiera, de ahí es que surgen las especializaciones y los posgrados”, comentó Neil Palacios Fernández

     

    El pensamiento complejo, ¿clave para garantizar la existencia en el planeta?

    En esta línea los autores reconocen la importancia de un dialogo permanente de saberes para atender y superar las crisis que vivimos como raza humana, siendo el cambio climático una de las más graves:

    “Uno de las situaciones críticas más dramáticas es la del cambio climático, por no entender la relación que existe entre lo humano, lo político, lo social y lo cultural con la naturaleza, sobre todo los dirigentes políticos de los países que más contaminan han sido renuentes a tomar las medidas indispensables con la urgencia que plantean los científicos”, afirmó Eduardo Domínguez.

    Surge entonces como alternativa a esta problemática el buscar campañas que muestren ese vínculo entre lo natural, lo económico y lo político, para que la gente entre en razón. “La falta de unión con ese medio ambiente surge de esa visión especializada donde se aísla ese objeto, que en este caso es una naturaleza que se supone fue puesta por un creador a nuestro servicio y tenemos el derecho a explotarla y sacar lo que queramos de ella, obteniendo industrias más rentables”, agrega Palacios Fernández.

    Por su parte, Bustamante asegura que la relación con la naturaleza y la falta de unión entre saberes es todo un desafío educativo, “porque implica buscar estrategias para el reconocimiento de lo que nosotros ya somos, porque la tendencia a la fragmentación ha desligado la idea de que yo también soy naturaleza, producto y productora, deja de un lado la idea de que la naturaleza es un sistema organizado, sino que cuando abordamos los saberes relacionados se quedan solo en lo cognitivo, sin pasar a la acción pues no hay conciencia del asunto”.

    El dialogo de saberes en tiempos de crisis hace además un llamado a la apropiación del conocimiento, que va más ligado a que la sociedad sepa para que le sirve la ciencia en su cotidianidad, y pueda aprender a respetarla, defenderla y promoverla.

    Es así pues que surge el reto de llevar a la sociedad a pensar en complejidad, con caminos que lleguen a una verdadera apropiación del conocimiento, por lo que, según los invitados, estar preparados ante la incertidumbre es la mejor manera.

    “Hay que educar en la incertidumbre, entender la necesidad y cercanía que es la crisis y la importancia de esta como elemento constitutivo del pensamiento complejo, todo sistema necesita de ese desorden, agitación y crisis para poder asegurar su organización interna, por lo que a veces sigue muy presente la idea de programar para evitar los errores, y no hemos llegado al punto de aceptar la incertidumbre, por eso debemos educarnos en esta, y verle el potencial para que emerjan las soluciones y las interrelaciones que no conocemos y necesitamos conocer”, agregó María De La Mar Bustamante.

    De ver la incertidumbre como posibilidad se despliega otro principio cercano del pensamiento complejo que es la recursividad y el dialogo, que nos lleva a generar algo nuevo, y es el potencial que permite llegar a respuestas y soluciones a problemas de la humanidad que llevan siglos sin poder resolverse, pese a la especialización de la ciencia.

    Surge entonces la pregunta de qué papel tiene las universidades en la tarea de complejizar el pensamiento, en épocas donde el internet es una posibilidad infinita de información.

    “El pensamiento complejo nos llamaría la atención respecto a las líneas de producción universitarias, a veces relaciones de saber-poder, donde se ejercita un saber sobre ciertos feudos que me siguen en relación con mi conocimiento”, dijo Palacios Fernández.

    “El profesor no debería solo dictar la clase, sino darles la oportunidad de reflexión a partir de la información que ya se tiene en la mano, que es infinita gracias al internet, pero el profesor quiere demostrar que sabe más y que el estudiante vino a aprender. Sin embargo, la universidad ya no se reduce al trabajo educativo en las aulas de clase, sino que a partir de los programas de extensión pone a la gente a participar de los saberes, aunque falta unas revoluciones cognitivas en la sociedad para que se asuma ese saber como no solo algo práctico y técnico”, concluyó Eduardo Domínguez.

    (FIN/DQH)

    11 de julio de 2022