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Carmen Elena Sánchez Patiño es la coordinadora del Aula-taller Arquímedes, además de docente ocasional de la maestría en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales. Lleva más de 12 años en la UNAL y entre números y geometría ha entendido que la vida al igual que las matemáticas, es una constante operación por resolver.

  • Desde hace cuatro semestres Carmen es docente de la Maestría en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales. Foto cortesía: Carmen Sánchez.

    Desde hace cuatro semestres Carmen es docente de la Maestría en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales. Foto cortesía: Carmen Sánchez.

  • “Antes de yo formar a un ingeniero o un biólogo yo estoy formando personas, por lo que la conexión es importante para que el conocimiento se vuelva de tú a tú”, Carmen Sánchez. Foto cortesía: Carmen Sánchez.

    “Antes de yo formar a un ingeniero o un biólogo yo estoy formando personas, por lo que la conexión es importante para que el conocimiento se vuelva de tú a tú”, Carmen Sánchez. Foto cortesía: Carmen Sánchez.

  • Una de las anécdotas que más recuerda Carmen fue cuando una niña de preescolar llorando le dijo que estaba muy contenta de recibir su primera clase de matemáticas en la UNAL Medellín. Foto cortesía: Carmen Sánchez.

    Una de las anécdotas que más recuerda Carmen fue cuando una niña de preescolar llorando le dijo que estaba muy contenta de recibir su primera clase de matemáticas en la UNAL Medellín. Foto cortesía: Carmen Sánchez.

    Nació y pasó su infancia en una vereda del municipio de Girardota, sus padres eran campesinos y fue la segunda de siete hermanos, y desde los ocho años ya sabía que quería ser maestra.

    “Me enamoré de la docencia cuando estaba en segundo de primaria, porque tuve un profesor muy malgeniado o no muy paciente con sus estudiantes. Perdí la materia ese año y por esa dificultad que tuve de aprender matemáticas con él descubrí que quería enseñar, pero no cómo él, fue un ejemplo a no seguir”, dice Carmen con un tono de voz apasionado, el mismo que usa cuando explica algún teorema o figura geométrica.

    -Profe ya terminé el examen de habilitación
    -Carmen yo la voy a pasar a tercero, pero usted de ahí no pasa.

    Pero Carmen sí pasó tercero, de hecho, fue la mejor del curso en matemáticas y se destacó por aprender a dividir hasta por dos cifras. Ahí entendió que, aunque no amaba tanto las matemáticas, le apasionaba entender ese mundo que se veía tan complejo, y que el dilema estaba en la manera en que los docentes acercaban a los niños a los números.

    Del alma mater al campus verde

    Después de pasar algún tiempo sin estudiar debido a situaciones económicas, Carmen llegó a vivir a Medellín a casa de una tía, con el deseo de terminar su bachillerato, que hasta ese momento iba en el grado octavo.

    “Validé el resto de años en el colegio Ferrini, y me gradué a los 21 años. Después de eso me presenté a la Universidad de Antioquia y pasé a la segunda opción, Matemáticas, allí estuve varios semestres pero me di cuenta que no era lo mío porque era muy proyectado hacía lo científico, muy riguroso e investigativo. De ahí me pasé a la Licenciatura en Matemáticas y Física, y aunque el bagaje que obtuve en la primera carrera me dio una ventaja, me hacía falta la parte humana y la pedagogía, los cursos para reflexionar sobre la estructura cognitiva del estudiante. Allí encontré mi salsa”, cuenta Carmen.

    En tercer semestre de la Licenciatura tuvo como profesor de Didáctica de las Matemáticas a Carlos Julio Echavarría, fundador del Aula-taller Arquímedes, quien la invitó a participar del proceso como docente de algunos talleres que se realizaron en el Área Metropolitana.

    “Los docentes pioneros del Aula-taller proyectaron hacer las matemáticas más divertidas, bajo el lema de aprender haciendo. Entre 1999 y 2000 se abrió el espacio en el bloque 41 que acogió al proyecto por muchos años. Finalmente, en el 2010 con la creación de la maestría en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Facultad de Ciencias, se asumió como parte de sus procesos de extensión”, explica Carmen.

    Cuando se graduó de la Universidad, el profesor Echavarría le propuso coordinar el Aula- taller, labor que ha ejercido destacadamente desde ese momento hasta el día de hoy.

    “Lo que más me encantó de vincularme con la UNAL fue sus amplias zonas verdes. Como yo soy del campo me sentía como en casa, además veía que la gente de acá era muy académica, lo cual admiraba, pero seguía cuestionando la falta de la parte humana. A medida que me fui integrando, entendí las dinámicas y por cuenta del Aula taller la importancia de la extensión solidaria, era claro que la Universidad también se preocupaba por transformar los territorios”, añade Carmen desde su nueva oficina ubicada en el bloque 21, lugar que acoge ahora el Aula-taller.

    Una labor que transforma infancias

    En su trabajo en el Aula-taller Arquímedes Carmen tiene contacto con niños de primaria, jóvenes de secundaria y con docentes. A través de capacitaciones, talleres y juegos, se ha logrado mantener durante 12 años en el proceso, dejando un legado de amor por los números en quienes han sido sus estudiantes.

    “La Escuela UNAL participa activamente del Aula-taller. Realmente, es un espacio que los estudiantes disfrutan porque la profesora Carmen dinamiza los procesos matemáticos con material didáctico. De ella destaco la alegría por compartir su sabiduría con nuestros niños y por supuesto con nosotros los docentes, además de su responsabilidad, creatividad, recursividad y apertura”, asegura Oscar Fernando Criollo Chaves, educador de enseñanza básica y media de la Escuela UNAL Medellín.

    En el proceso como coordinadora del Aula-taller, Carmen destaca que la variedad de públicos a los que atiende le mantiene latentes las ganas de enseñar y aprender, además de las nuevas tecnologías que pueden llevar su labor a otros territorios y contextos: “tengo la capacidad del manejo de muchos juegos, pero me di cuenta cuando me ofrecieron un curso en la maestría que me faltaba la parte de la teoría, entonces empecé a buscar referentes teóricos que hayan trabajado el aprender haciendo, pues en primaria es fundamental enseñar a través de lo tangible para poder llegar a lo simbólico”, afirma.

    Carmen se vinculó a la maestra en Enseñanzas de las Ciencias Exactas y Naturales de la Sede primero como estudiante, pues siendo docente de cátedra en la UdeA requirió avanzar en su formación y en su búsqueda posgradual se dio cuenta que en este programa podría profundizar en conceptos de la física que le interesaban, y aplicar su trabajo de grado en los propios usuarios del Aula- taller.

    “Trabajé con los niños de la Escuela UNAL, sobre la enseñanza de algunos conceptos básicos de electricidad en primaria, llevando mi trabajo de grado a Argentina, exponiendo como es la metodología del Aula-taller, pues estoy convencida que para trabajar con infantes es necesario hacerlo muy dinámico y accesible para ellos, de una forma muy experimental”, afirma Carmen.

    En su tiempo libre disfruta del rock clásico y leer sobre la autoestima y el crecimiento personal, además practica yoga y se considera una persona muy espiritual. Se sueña ejerciendo la docencia muchos años más para seguir aportando a la formación de otros maestros, y sin duda dejando huella en sus compañeros de trabajo, como es el caso de Gloria Cecilia Arroyave, coordinadora del programa de Niños Científicos de la Sede y amiga de Carmen: “la conocí en diversos proyectos educativos que hemos compartido en la Universidad. Me parece que es una mujer muy entregada a su quehacer pedagógico, se esmera por estar permanentemente actualizándose en todos los contenidos que tiene para trabajar con los niños, jóvenes y docentes. Se nota que ama y tiene pasión por lo que realiza, además es muy entregada a la familia y los amigos, es todo un privilegio coincidir con ella”.

    (FIN/DQH)

    31 de mayo de 2022