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La concepción, planeación y construcción arquitectónica del espacio público debe responder a las necesidades de los grupos poblacionales a los que va dirigido, sin embargo, para los niños y los adultos mayores, algunas decisiones físicas sobre estos lugares los puede poner en ventaja o desventaja. 

  • Las cualidades que deberían tener los espacios públicos exitosos son imagen y confort, accesibilidad y conexión, uso y actividad, y  sociabilidad a través de lo tangible y lo intangible. Foto: cortesía Erika Ayala.

    Las cualidades que deberían tener los espacios públicos exitosos son imagen y confort, accesibilidad y conexión, uso y actividad, y sociabilidad a través de lo tangible y lo intangible. Foto: cortesía Erika Ayala.

  • Imagen de la Plaza Ángel Pestaña y su uso excesivo de concreto, y la poca accesibilidad que tiene para los adultos mayores. Foto: cortesía Erika Ayala.

    Imagen de la Plaza Ángel Pestaña y su uso excesivo de concreto, y la poca accesibilidad que tiene para los adultos mayores. Foto: cortesía Erika Ayala.

  • El ciclo de conferencias es organizado por el grupo de investigación EMAT de la Facultad de Arquitectura. Foto: reproducción.

    El ciclo de conferencias es organizado por el grupo de investigación EMAT de la Facultad de Arquitectura. Foto: reproducción.

    Este tema es estudiado ampliamente en la tesis doctoral “Una mirada al espacio público desde la experiencia de los niños y los adultos mayores”,de Erika Tatiana Ayala, arquitecta, magister en Estudios Territoriales y doctora en Teoría e Historia de la Arquitectura de la Universidad Politécnica de Catalunya. 

    Esta investigación se basa en los estudios ambientales, el interés del ser humano como núcleo principal de la arquitectura y su relación con el entorno, a través de datos dados por la experiencia cotidiana, centrados en el inicio y al final de la línea de la vida.

    “El espacio público es un factor determinante para la calidad de vida de las ciudades, por lo tanto, debería ser coherente con los criterios de sostenibilidad, pero también con satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes. Tanto los niños como los adultos mayores pese a tener unas características de uso, transformación espacial y unas necesidades específicas respecto al territorio constantemente son invisibilizados y minimizados, y sus experiencias se pierden entre las de otros grupos más dominantes”, afirma Erika Ayala. 

    El desarrollo de esta tesis doctoral tuvo como marco geográfico la ciudad de Barcelona y dos de los espacios públicos más representativos: las plazas Can Robacols y Ángel Pestaña.  El proceso contó con un amplio trabajo de campo con entrevistas a la población interesada y a asociaciones de vecinos que han presenciado las transformaciones espaciales de dichos lugares. 

    Patrones repetitivos en los espacios públicos infantiles 

    Los niños y las niñas son un componente esencial de la pirámide poblacional que da forma a las ciudades, por lo tanto, deberían estar más presentes en la planeación arquitectónica de los espacios comunes, con una visión más amplia y menos convencional de sus necesidades. 

    El común denominador entre el niño y el espacio público es el juego, siendo el medio para transformar sus concepciones de la vida en determinado sector, barrio o ciudad. 

    “Los niños entienden los lugares no como vacíos sino sólidos y macizos, además le asocian una característica, una función asignada, como la oficina de papá o el cuarto de mi hermana. Son ellos quienes ocupan o presentan un mayor índice de necesidad sobre el uso y la transformación del espacio público”, explica Erika Ayala.  

    Según Ayala, comparando los juegos de los niños en los patios de las escuelas y en los parques, se nota una amplia diferencia, pues son más libres dentro del espacio público, ya que pueden transformar los lugares a su antojo, generando configuraciones espaciales diferentes, que no se ven exploradas en el entorno escolar. 

     “Si analizamos más a profundidad lo que tiene que ver con los niños no veríamos tantos lugares repetitivos, que son estándar y que no contribuyen al desarrollo cognitivo y motriz, porque la experiencia es bastante limitada, reducida a un patrón de juegos de tubos en aluminios que nos muestran escenarios preconfigurados que no motivan mucho al aprendizaje”, dice Erika Ayala. 

    Adulto mayor: empoderamiento público y problemas de acceso

    En el caso del adulto mayor, la relación con lo público es más compleja, teniendo en cuenta que la mayoría de los lugares del estudio, fueron gestados, construidos y mejorados por acciones comunitarias, de las cuales participaron activamente en su juventud las personas que hoy tienen dificultades para recorrerlos. 

    Es así, que entre las personas de la tercera edad y el espacio público hay una relación tejida por la memoria y el sentimiento. “Muchas veces nos esforzamos por planificar ciudades que cumplen con estándares para la población en edad productiva, pero que olvida los polos, pues no se le cumple a los adultos mayores, porque generamos espacios excluyentes, que restringen la movilidad, que no transmiten una percepción de seguridad, con deudas en la accesibilidad, la iluminación y la señalización”, asegura Erika Ayala. 

    En el caso específico de estudio en Barcelona, la investigadora conversó ampliamente con los ancianos para entender sus rutinas diarias y así conocer sus necesidades con respecto a la infraestructura y al espacio público. 

    “Me cautivó la forma en la que ellos contaban sus anécdotas, relatando los procesos de transformación espacial de los barrios, las luchas vecinales para poder tener lo que hoy consideran importante. En sus actividades diarias son sumamente activos y con una ocupación considerable de estos lugares, su movilidad era más amplia pues abarcaban más el territorio que los niños, que solo usaban las dos plazas más cercanas al colegio”, dice Erika Ayala. 

    Entre las problemáticas de los adultos mayores en los parques y plazas analizadas estaban algunas características físicas como el uso exagerado del concreto, material que para las estaciones no es muy recomendable por su facilidad para calentarse y enfriarse. Además de temas como la seguridad, la educación y la migración: pérdida de las fibras de relación a escala barrial. 

    Sin embargo, como lo asegura Erika Ayala, para este grupo poblacional, los escenarios públicos como parques y plazas han sido la excusa perfecta también para la construcción del tejido social, y lo empezaron a aprovechar con la realización de eventos como “Festival de sopas del mundo mundial” o el “Prospebeach” actividades que cambian el uso territorial, pues pasa de ser un espacio de movilidad peatonal para ser de conciencia social, de multiculturalidad, deporte y diversión. 

    ¿Y cómo está Colombia frente al tema? 

    Aunque la investigación fue situada en Barcelona, para Erika Ayala el espacio público en Colombia es no apto y habitable para el peatón en general, y mucho menos para la infancia y los adultos mayores, ya que no permite una frecuencia de uso prolongada sino de estancias cortas y desplazamiento. 

    “Como docente, arquitecta e investigadora debo manifestar que lo veo con mucha preocupación. Las características materiales, físicas, el cumplimiento y el entendimiento de la normativa merecen un mejoramiento y transformación. Es una asignatura pendiente con la connotación material y vivencial de lo que es el espacio público, relacionado al confort y a la percepción de seguridad. Si esto se fortalece, nuestra identidad y cohesión de la escala barrial, mejoraría enormemente”, concluye Erika Ayala. 

    Estas reflexiones hicieron parte del ciclo de conferencias virtuales que ofrece el grupo de investigación EMAT (Energía, Medio Ambiente, Arquitectura y Tecnología) de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín en el marco del énfasis en arquitectura bioclimática. 

    (FIN/DQH)

    22 de abril del 2021