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Desde el 2004 la profesora de la Facultad de Minas ha trabajado en mejorar y posicionar el Museo de Geociencias. Desde ahí y desde las aulas de clase les ha enseñado a sus estudiantes que el conocimiento es tan valioso como las piedras preciosas. 

  • Marión Weber Scharff se ha dedicado a estudiar, principalmente, las rocas metamórficas. Foto: Oficina de Comunicaciones Facultad de Minas.

    Marión Weber Scharff se ha dedicado a estudiar, principalmente, las rocas metamórficas. Foto: Oficina de Comunicaciones Facultad de Minas.

  • Para la profesora, los estudiantes son fundamentales para el sostenimiento del Museo de Geociencias. Foto: Oficina de Comunicaciones Facultad de Minas.

    Para la profesora, los estudiantes son fundamentales para el sostenimiento del Museo de Geociencias. Foto: Oficina de Comunicaciones Facultad de Minas.

  • El Museo de Geociencias está ubicado en el segundo piso del Bloque M3 en el Campus Robledo. Foto: Oficina de Comunicaciones Facultad de Minas.

    El Museo de Geociencias está ubicado en el segundo piso del Bloque M3 en el Campus Robledo. Foto: Oficina de Comunicaciones Facultad de Minas.

  • En 1998 se vinculó a la UNAL Medellín. Foto: cortesía.

    En 1998 se vinculó a la UNAL Medellín. Foto: cortesía.

    La de la llegada en helicóptero al alto Condoto, en Chocó, por falta de carreteras y para investigar depósitos de platino y hacer cartografías, fue una las tantas historias que Marion Weber Scharff le escuchaba, cuando era una adolescente, a uno de los investigadores que en los años 80 llegó a Antioquia para trabajar en un convenio entre el Servicio Geológico Colombiano y el gobierno de Alemania.

    Ella, quien ahora es profesora del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente, y directora del Museo de Geociencias de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, mueve las manos al hablar y mientras lo hace también sonríe con frecuencia. Dirige su mirada hacia un lado superior al recordar que su amor por la geología comenzó con el arribo del investigador, quien era el papá de un compañero que ingresó a su mismo colegio cuando estaba en noveno de bachillerato. 

    Las familias de los compañeros de clase se volvieron amigas y los fines de semana iban al campo de paseo. Marion se maravillaba con los paisajes o ‘charqueando’ en quebradas y ríos como el Nus, o con sitios como La Danta. El investigador les hablaba de la formación de la Tierra y de los materiales líticos de la zona. “Era muy rico estar en la naturaleza y me gustaban las rocas”, dice.

    Los paisajes, sin embargo, no fueron el motivo que bastó para decidirse por la Geología como profesión. Se ríe de nuevo y confiesa que también tuvo que ver el hecho de que el pensum incluyera pocas matemáticas. Estudió en la Universidad Eafit. Campo cero era la materia inicial del pregrado que dictaba el ingeniero de geología y petróleos de Michel Hermelín Arbaux, considerado como uno de los pioneros de la geología en Colombia. Su asignatura incluía un campamento de una semana que funcionaba como una prueba. Marion la pasó. 

    La gemología fue el área de la mineralogía que, en principio, más le interesó a la ahora profesora. Su primer estudio, el del pregrado, fue sobre corindones que, cuando es rojo es el rubí o cuando son azules o amarillos, zafiros. Ese se explotaba en el municipio de Mercaderes en el departamento de Cauca y límites con Nariño, la misma zona en la que están las rocas metamórficas que investigó para el Doctorado en Geoquímica que estudió en la Universidad de Leicester, en Inglaterra.

    ***

    Su paso a la enseñanza no fue intempestivo, sino paulatino. En el pregrado fue monitora. Después fue profesora de inglés, el idioma que aprendió en el colegio, viendo películas en betamax, escuchando música y viajando con sus papás. “La metodología era de acción, respuesta y con comandos. Uno como profesor primero tenía que saltar para enseñar que se decía ‘jump’. Uno hacía el oso (risas), pero me di cuenta que la docencia me gustaba”, asegura.

    Marion, de ascendencia alemana, es una mujer serena, tiene un tono de voz apacible y amable. “No se requiere pasar mucho tiempo con ella para conocer su calidad humana, maneja una humildad única y está siempre abierta a compartir”, dice Mariana Vásquez Guarín, egresada de Ingeniería Geológica, quien fue una de sus estudiantes de la Facultad de Minas, a donde la profesora Marion llegó en 1998 para enseñar mineralogía luego de ganar una convocatoria. 

    Hablar sobre ella, continúa, es “referirse al respeto y a la empatía. Siempre tiene una sonrisa o una palabra correcta. Ni siquiera en aquellos casos en que uno comete barbaridades, algunas típicas de aprendizaje y otras de torpeza, da miradas de regaño; pero por ser una persona comprensiva y cuidadosa uno logra sentir el doble de vergüenza que si lo hiciera”.

    El 2004 la profesora comenzó a trabajar en la transición del Museo de Mineralogía al de Geociencias, que se dio, dice, porque las colecciones no tenían un lugar en la Facultad, “estaban en garajes, literalmente, la petrográfica y la paleontológica”. Su labor de clasificación y rediseño le han dado gran valor didáctico al espacio según el profesor Albeiro Rendón Rivera, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente. 

    Con esa transformación ha logrado “posicionar el Museo en el ámbito académico de la ciudad y ponerlo como referente”, añade. Ese trabajo es el fruto del esmero de la profesora Marión impulsado por su gusto por el patrimonio, lo cual ella considera importante por ser parte de la memoria histórica. Sin embargo, patrimonio también es vigencia, y ese hogar de rocas y minerales actualmente hace parte de la Mesa de Museos de Medellín. 

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    De pasar de tener el anhelo de estudiar gemología pasó, con los años, a desinteresarse por las gemas. “Me parecen muy bonitas y especiales, pero es un comercio muy competido y complicado por la situación social que a veces genera”.

    No se ha desencantado, sin embargo, de tener que saltar o “hacer el oso”. Esas cosas demuestran lo valioso que es para ella generar curiosidad investigativa, y eso lo valora. En el Museo la profesora trabaja con estudiantes, está convencida de que funciona por ellos y de que esa también es una manera de apropiación social del conocimiento.  

    Pero sus discípulos no son exclusivamente universitarios. De los visitantes del Museo, recuerda uno especialmente: el hijo de un profesor, “es el científico innato. En épocas en las que no tenía clase iba mucho y hacía preguntas. Le gustaba la microscopía; en el Laboratorio de Petrografía de la Facultad ya lo conocen; el gusto de él por entrar allá y decir todo el tiempo que quiere ir al Museo, es muy lindo”, cuenta. 

    ***

    No importa que una pandemia obligue a quedarse en casa, una persona proactiva siempre buscará algo por hacer, y la profesora Marion lo es. Aunque no pueda estar en campo investigando o frente a labores en el Museo, se dedica a otras actividades que se requieran para su funcionamiento, porque como dice Mariana, la docente parece una biblioteca andante.

    Ahora, durante el aislamiento obligatorio preventivo no todo es vida académica. También dedica su tiempo a Clío, su gata y a Fito, su gato, quienes parecen más felices por verla todos los días, según percibe. Aun cuando dejaba su hogar para trabajar, Clío y Fito estaban con ella de alguna manera, pues incluso sus estudiantes han oído hablar de ellos. 

    Ese amor no solo es evidente hacia los gatos, dice Mariana, sino por los animales en general. Cuenta que a veces encontraban lagartijas y grillos en las colecciones y la profesora Marion velaba por su bienestar. Otra vez, agrega, “había un perrito en la Facultad. Íbamos a tomar el transporte juntas y cuando supo que no había quien lo cuidara, prefirió quedarse a buscar a alguien que se pudiera encargar de él”. 

    Tal vez ahora, cuando ha conocido nuevos vecinos, lee en su casa, observa pájaros y árboles desde la ventana, Clío y Fito la miren y se sientan tan afortunados de tenerla como sus estudiantes, quienes sin hacer mucho trabajo de geología y sin la necesidad de cavar tanto, encuentran en la profesora Marion una persona de admirar.

    (FIN/KGG)

    22 de mayo del 2020