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La profesora Claudia Patricia García García investiga, instruye y lidera la Dirección de Investigación y Extensión de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín; pero eso no es todo. También lee, descansa, viaja, ve series, le dedica tiempo a la actividad deportiva de su hija Eliana y a la fotografía, hace actividad física, manualidades y conecta con su ser sensible mediante el arte. La profe reconoce en la academia parte del sustrato de su existencia, pero no la totalidad.

  • Claudia Patricia García García es ingeniería geóloga de la UNAL Medellín y doctora en Materiales Cerámicos en la Universidad Autónoma de Madrid.

    Claudia Patricia García García es ingeniería geóloga de la UNAL Medellín y doctora en Materiales Cerámicos en la Universidad Autónoma de Madrid.

  • En su vida ha sabido conciliar lo académico e investigativo con la vida cotidiana.

    En su vida ha sabido conciliar lo académico e investigativo con la vida cotidiana.

  • Para la profesora Claudia los cargos académicos administrativos implican un ejercicio de regresarle a la Universidad mucho de lo recibido.

    Para la profesora Claudia los cargos académicos administrativos implican un ejercicio de regresarle a la Universidad mucho de lo recibido.

  • La profesora asumió la dirección de Investigación y Extensión de la UNAL Medellín en 2018.

    La profesora asumió la dirección de Investigación y Extensión de la UNAL Medellín en 2018.

     

    Su experiencia, de hecho, no acredita en totalidades, es tal vez por ello que la reconoce sin titubeo que, aunque hay que trabajar duro para lograr lo que se quiere, también hay un componente de incertidumbre que es importante y que suma. En últimas, “la vida te va llevando y te pone en el camino que verdaderamente es”, dice.

    A propósito de su manera de pensar, también recuerda que no se presentó a la Universidad a Ingeniería Geológica, de la que finalmente egresó, sino a Ingeniería Química.

    “Me gustaba mucho la química en el bachillerato y por eso me presenté a esa ingeniería, pero por esa época abrieron la mina del Cerrejón en La Guajira y los geólogos e ingenieros geólogos eran muy apetecidos en el país. Recuerdo que unos compañeros de otro pregrado nos empezaron a decir a una amiga y a mí que no nos quedáramos en Ingeniería Química porque ahí no había futuro y, bueno, me dejé convencer por esa influencia y conseguí el traslado”. Lo curioso, añade, es que terminó ejerciendo su profesión en un área más compatible con la Química que con la Geología.

    Algo más o menos parecido sucedió cuando empezó su ejercicio profesional.

    “Yo tuve la oportunidad de hacer mi trabajo de grado en El Bagre (Antioquia) trabajando para tratar de hacer una prospección del oro que en ese momento ellos explotaban; en medio del proyecto surgió un interés particular por unos minerales que acompañan al oro en ese depósito como el circón y la monacita que se hallan en lo que se denominan arenas negras pero que no son tan conocidos ni llamativos”.

    A raíz de esa experiencia se abrió la posibilidad de un contrato en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, su alma máter, para continuar con el proyecto. El profesor Pablo Abad, que entonces era el director del Grupo de Investigación de Materiales Cerámicos y Vítreos de la Facultad de Ciencias, además, la invitó a trabajar con él.

    Posteriormente hubo una convocatoria de la Escuela de Física y así llegó la vinculación como docente; empezó como profesora de cátedra.

    La profe ya había tenido una experiencia previa en la docencia, como monitora de la profesora Marta Henao, quien la recomendó como su reemplazó cuando salió a licencia de maternidad. “Me gustó mucho la experiencia de ser docente, y como toda la vida he sido muy dedicada y disciplinada entonces le dedico mucho tiempo a la preparación de los contenidos”, destaca. Empezó dictando Mineralogía y Mineralogía Óptica, incluso fue profe de la Escuela de Ingeniería de Antioquia.

    Valora sobremanera la relación con los estudiantes, tanto que según ella los siente como hijos. Por eso asume con ellos la responsabilidad de brindarles más que conocimientos específicos en cualquier área, un modelo integral de vida en el que la persona es centro. Entonces, sonríe y recuerda una anécdota que involucra a su hija Eliana y a uno de sus pupilos a quien ha acompañado desde el pregrado hasta el posdoctorado:

    “Yo comparto mi oficina de profesora con este muchacho y recuerdo una vez, cuando estaba estudiando el doctorado, que entré a la oficina y el saludo fue: ‘vino mi rival’. Le pregunte ‘¿cómo así?’ y entre risas me respondió: ‘sí, vino Eliana’”. El episodio le suscita risas, pero también la hace mucho más consciente de la responsabilidad que implica ser parte del proceso formativo de la juventud.

    Esa misma responsabilidad, la sed de conocimiento y la pasión que siente por la investigación la llevaron a continuar su formación. Se doctoró en Química Inorgánica en la Universidad Autónoma de Madrid, a su regreso a Colombia, en 2004, no solo debió asumir la dirección del Grupo de Investigación de Materiales Cerámicos y Vítreos, además recibió su primer cargo académico-administrativo como directora del programa curricular de Ingeniería Física.

    El reto lo asumió junto al profesor Román Castañeda, entonces director de la Escuela de Física y con él lograron la acreditación de la carrera. Después fue directora de la Escuela, vicedecana de Investigación y Extensión de la Facultad de Ciencias y, ahora, directora de Investigación y Extensión de la Sede.

    Gracias a esos cargos, reconoce que aprendió a mirar la Universidad desde otra óptica y comprendió los procesos tras la normativa y la estructura de la Institución. Eso es algo que también habla de ella: la profe Claudia procura aprender, siempre aprender, y cada experiencia o situación la afronta como un reto y una oportunidad para formarse y dejar una huella positiva. Bajo ese precepto no solo lidera la Dirección de Investigación y Extensión, también su vida y su familia.

    Desde hace unos años asumió la presidencia del club de patinaje artístico en el que Eliana ha hecho carrera; “esa gestión administrativa también me ha enseñado mucho y es una historia muy bella porque se trata de un grupo de padres de deportistas que buscamos apoyo para sacar adelante los sueños de nuestros hijos”, comenta.

    Su escritora favorita es Isabel Allende: “creo que tengo todos sus libros”, expresa risueña. Su prioridad de vida es su familia; su deporte actual, porque siempre busca hacer actividad física como manera de mantener el equilibrio, son los hidroaeróbicos. Uno de sus pasatiempos es hacer artesanías, pinturas, tejidos y otras manualidades con un grupo de amigas que conserva desde hace buen tiempo. La docencia y la investigación son para ella una pasión y su vida un telar en el que la trama y la urdimbre se tiñen de muchos tonos.

    (FIN/CST)

    6 de diciembre del 2019