Las hormigas cortadoras, distribuidas desde el sur de México hasta el sur de Brasil, son la primera plaga de importancia económica en plantaciones forestales en Colombia y la quinta en el mundo. Una razón de peso para que la UNAL Medellín, adelantara un programa de capacitación especial a personal técnico de campo, en convenio con ocho empresas reforestadoras, sobre cómo identificarlas y controlarlas.

Y que no es tan sencillo como parece. Cuando se habla de hormigas cortadoras hay que saber que son dos géneros: Atta y Acromyrmex, y que en Colombia hay cuatro especies del primero y 12 del segundo. Alejandro Madrigal Cardeño, asesor del Programa de Protección Forestal, explica que estas plagas están incluso en cultivos y pastizales, por lo que se reduce tanto la producción de madera como la de pasturas, que utilizan como sustrato para producir un hongo –el Leucoagaricus- que les sirve de alimento.

Es importante “hacer mapeo de los hormigueros que hay en la zona (donde se planean las plantaciones forestales) para hacer control previo antes de establecer el cultivo. Si no se hace, cuando se siembra eucalipto, por ejemplo, las hormigas lo acaban en cuestión de dos días”, asegura.

Precisamente, la capacitación se hizo para que el personal técnico de campo pueda identificar “el problema cuando apenas esté iniciando”, según el asesor del Programa de Protección Forestal. A ellos se les orientó acerca de la biología y la ecología de las hormigas cortadoras, el daño que ocasionan y los métodos utilizados para su control.

Las actualizaciones también se han dirigido a profesionales, para quienes la formación incluye matemáticas y cálculo de densidades de población de las hormigas, a fin de elegir las dosis necesarias para el control.

Para Claudia Rivera, coordinadora de silvicultura de Duratex S.A., la capacitación es valiosa teniendo en cuenta que la mayoría de empresas que participan en el convenio han obtenido certificación internacional; “en el tema de controles químicos tenemos ciertas limitaciones, por lo que debemos investigar todo el tiempo sobre controles biológicos”, dijo.

Dado que en Colombia no existe una entidad que se encargue de realizar investigación para dar soluciones oportunas a reforestadores, según Mary Luz Rodas Ávalo, ingeniera forestal y coordinadora del Programa de Protección Forestal, es importante que el convenio se enfoque precisamente en análisis aplicados para controlar insectos plagas, así como hongos y bacterias.

El de la Sede, según Madrigal Cardeño, es un compromiso mayor, en el sentido en que como parte de sus programas académicos incluye un pregrado en Ingeniería Forestal y posgrados en Bosques y Conservación Ambiental y Ecología.

Sin embargo, “la sanidad forestal no es el fuerte de la carrera porque el componente es poco. Con esto se pretende suplir esa necesidad para mejorar el conocimiento y asegurar que los profesionales de campo sepan cómo enfrentar los problemas, por eso el programa de Protección Forestal tiene como una de las misiones más importantes la formación”, complementa.

La jornada de actualización con personal técnico de campo se realizó en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín, a donde asistieron empleados de las empresas participantes en el convenio, que son: Cipreses de Colombia S.A., Reforestadora El Guásimo, MS Timberland Holdings Limited S.A., Duratex S.A. y Forestal Rio Grande S.A.S. Empresa Antioqueña de Reforestación Santa Inés S.A.S, Empresas Públicas de Medellín (EPM), Cartón de Colombia y Universidad de Medellín.

(FIN/KGG)

4 de diciembre del 2019