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“La imagen siempre nos ha dominado”, afirma la artista plástica, profesora de artes y escritora, Ana Cristina Vélez Caicedo. Sustenta su afirmación en que, en términos generales, el ser humano conoce el mundo, principalmente, gracias a la visión a la cual corresponde un gran porcentaje de la actividad cerebral (alrededor del 40%). Para la experta, sin embargo, hoy más que nunca es necesario tener una posición crítica frente a ese universo de lo visual que se logra por el conocimiento de los códigos que la preceden.

  • El cubo de Necker es un buen ejemplo de que la variedad en las percepciones. Foto: http://introaldg.weebly.com/cubo-de-necker.html

    El cubo de Necker es un buen ejemplo de que la variedad en las percepciones. Foto: http://introaldg.weebly.com/cubo-de-necker.html

  • En la actualidad es necesario tener una posición crítica frente a ese universo de lo visual.

    En la actualidad es necesario tener una posición crítica frente a ese universo de lo visual.

  • Ana Cristina Vélez Caicedo es escritora. Fue profesora de Arte y Diseño por más de 20 años.

    Ana Cristina Vélez Caicedo es escritora. Fue profesora de Arte y Diseño por más de 20 años.

  • La profesora presentó sus reflexiones durante el último encuentro e la Cátedra Saberes con Sabor en este semestre.

    La profesora presentó sus reflexiones durante el último encuentro e la Cátedra Saberes con Sabor en este semestre.

    Las implicaciones éticas de la imagen en la actualidad pasan por aspectos tan sencillos como una imagen sin contexto o la manipulación, mediante edición, de los elementos visuales, ambos casos desvirtúan la realidad. “Antes la imagen era testimonio irrefutable de la verdad, hoy ese testimonio está en entredicho; de ahí que ahora que la imagen se percibe tan potente y poderosa, la responsabilidad crece”, señala Vélez Caicedo.

    En el mismo sentido, señala que la imagen implica, con mucha fuerza, la posibilidad de persuadir y “de aumentar nuestra capacidad de razonar o de autocontrol, nuestro sentido de justicia, de desarrollar la empatía y otros tantos elementos que pueden aumentar los picos en las montañas de nuestro paisaje moral”, a tal punto de encaminar a la humanidad a construir una sociedad mejor. Y cita como ejemplo las fotografías del periodista Jesús Abad Colorado quien ha retratado como pocos el conflicto armado colombiano; “frente a la realidad que muestran esas imágenes uno no puede ser indiferente”, añade.

    Para Ana Cristina Vélez plantearse preguntas como a quiénes sirve, para qué fueron hechas, de qué manera afectan a la Tierra, cuál es su relación costo-beneficio, cuál es su vida útil, entre otras, son cruciales al momento de crear una imagen, pero también de leerla.

    En lo que respecta a la lectura, la profesora hace énfasis en lo que llama lo “invisible de lo visible”, y explica que cuando una persona ve una imagen cree que ve o comprende todo; pero no, porque todas las imágenes están codificadas. “Lo que pasa es que hemos aprendido a ver de una manera muy parecida por lo que creemos que todos compartimos el mismo código y no es así: compartimos una manera biológica de ver, pero el código varía de acuerdo con la información que cada uno tiene”, aclara.

    Es decir que lo que expresa o no una imagen para una persona u otra depende, en mayor proporción, de la información que cada una posee y que va desde el conocimiento básico de conceptos como línea, figura, volumen y espacio, hasta el contexto, la experiencia cultural, las expectativas, el estado de ánimo, entre otros elementos.

    Vélez Caicedo propone el ejemplo de un especialista: “cuando un radiólogo lee unos rayos X, puede ver datos que otros no ven porque tiene la información necesaria para ello. Algo así sucede con las imágenes del arte o del diseño, el que tiene más experiencia e información ve mucho más”.

    Ahora bien, dado que la experiencia individual es fundamental no solo para leer o interpretar una imagen, sino también para conocer el mundo, la profesora hace énfasis en la idea de que “la percepción es una alucinación controlada”.

    Un ejemplo de ello es el cubo de Necker, una ilusión óptica creada por el suizo Louis Albert Necker. Se trata del dibujo de un cubo a partir de trazos lineales sencillos, pero con una marca en una de sus caras; “él se dio cuenta de que, al ponerle esa seña, cuando uno se queda mirándolo puede verla tanto en la cara de adelante como en la de atrás; eso ocurre porque uno no ve la realidad, sino que la interpreta. Y resulta que el cerebro hace la interpretación más probable, eso es lo bonito”.

    Ver es un asunto físico; mirar, en cambio, es una cualidad que se puede educar, refinar y especializar, no solo con el propósito de disfrutar del sentido de la vista más allá de sí mismo, sino también para pensar con mayor agudeza. A ello apunta el libro Los invisibles de lo visible. La imagen explicada, de Ana Cristina Vélez con base en el cual la profesora orientó su conferencia “Cómo ver lo invisible en una imagen”, última entrega de la cátedra Saberes con Sabor de 2019– 1.

    (FIN/CST)

    5 de julio del 2019